La asociación de arqueología
industrial Incuna llama la atención sobre la necesidad de conservar el complejo
industrial de Nitrastur aunque reconoce que se trata de una «pieza compleja de
desarrollo urbanístico». Las instalaciones perdieron recientemente dos de sus
edificios tras el derribo ejecutado por Iberdrola, la empresa propietaria de
gran parte de los terrenos (alrededor de 122.000 metros cuadrados de los
200.000 de superficie total de la parcela), y que fue solicitado por el
Ayuntamiento de Langreo debido a su impacto visual y deterioro.
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Esos trabajos, aseguró el vicepresidente de Incuna, el geógrafo y experto en
patrimonio industrial Faustino Suárez Antuña, no han afectado a ningún elemento
catalogado. «El Ayuntamiento de Langreo está haciendo las cosas bien e Incuna
está abierto a colaborar para la conservación de esos elementos», indicó.
Suárez apuesta por estudiar fórmulas para su «reutilización» pero destaca que
es necesaria una tarea previa, la descontaminación de los terrenos. Uno de los
handicaps para su desarrollo es que no está declarado como suelo contaminado
por el Principado aunque sí se ha iniciado el expediente.
El Docomomo, la organización internacional creada en 1990 y que está destinada a proteger lo mejor del patrimonio del movimiento moderno, incluye Nitrastur, conocido también como El Nitrógeno, como uno de los mejores ejemplos de España. Ha inventariado cuatro de sus elementos, el depósito de nitratos, el almacén de sulfatos, la chimenea de refrigeración y la marquesina de los vehículos, que fueron catalogados por el Ayuntamiento. La construcción de este complejo industrial fue proyectada y ejecutada entre 1950 y 1954 por el ingeniero riojano Carlos Fernández Casado. La planta de este gran complejo industrial se diseñó teniendo en cuenta la gran complejidad del proceso productivo.
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En 2006, el entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, anunció
una gran iniciativa que «transformaría la zona en un gran complejo tecnológico
y residencial». Esa actuación, que nunca se ejecutó, contemplaba una
regeneración urbana que combinaría desarrollos residenciales, zonas verdes,
equipamientos comerciales y un parque empresarial.
Ese proyecto apostaba por la conservación de varias estructuras de interés industrial, los cuatro elementos inventariados por el Docomomo junto con el hotel de ingenieros y las viviendas para empleados, y la construcción del denominado Centro de Tecnologías Limpias de Langreo, al que después se buscó otra ubicación alternativa ante los problemas de contaminación del suelo. El Ayuntamiento solicitó en 2008 construir el centro en el actual aparcamiento de la ciudad tecnológica e industrial de Valnalón aunque finalmente tampoco se desarrolló. Actualmente un grupo de investigación de la Universidad de Oviedo estudia con financiación de la Unión Europea fórmulas para la descontaminar del suelo de Nitrastur.
Esos terrenos son propiedad, en gran parte -unos 122.000 metros cuadrados- de Iberdrola, que los adquirió en subasta pública en el año 2001. Anteriormente habían pertenecido a la Sociedad Ibérica de Nitrógeno, que operó en la zona entre 1954 y 1997, año en el que cesó por completo la actividad en la planta, que se centraba en la fabricación de nitratos y sulfatos (fue el primer lugar de España en el que se hizo sulfato amónico). El resto de los terrenos, hasta los cerca de 200.000 metros cuadrados, pertenece a pequeños propietarios.
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