Tras el artículo que os
acabo de poner en la entrada anterior, os presento más documentación sobre este
espacio expositivo realizado por el Doctor arquitecto Diego Peris.
Web Diego Peris http://www.diegoperis.com
Obra original: Bodegas de Jiménez y Lamothe.
Estas bodegas fueron la
base de las Bodegas Larios, que las adquieren en 1920.
Año comienzo actividad: 1860
Situación: Manzanares (Ciudad Real)
*Todos las imágenes y
planos han sido facilitados por Diego Peris, a quien quiero agradecerle desde
aquí su aportación.
A continuación os
presento la planta de las instalaciones.
En el interior de estas
instalaciones se han conservado gran parte de la maquinaria y de la
arquitectura de la antigua instalación industrial de Larios de Manzanares.
Artículos escritos por Diego Peris sobre el espacio
MÁLAGA. MANZANARES Y LAS LABORES.
Las Bodegas de Jiménez y Lamothe
comienzan su actividad en 1860, en Málaga con una producción de calidad y un
prestigio que se consolida día a día. En ellas
trabajó de químico Bernabé Fernández Sánchez, creador del Ceregumil. Una
amplia gama de productos y una buena organización hacen que las bodegas sean
reconocidas dentro y fuera de Málaga. Las
bodegas de Jiménez y Lamothe fueron la base de las Bodegas Larios, pues
las primeras botas con las que Larios se lanza a la aventura del vino proceden
precisamente de aquellas. Los antepasados de los primeros Larios que llegan a
Málaga hacia 1800 proceden de Laguna de Cameros, Logroño. Pablo Larios era
viudo de Ana Llera y de Gregoria Herreros. Le acompañan todos sus hijos y se instalaron
en Málaga, aunque que algunos de sus hijos se marchan a Cádiz para, desde allí,
intentar poner casa y representación comercial en Gibraltar. La familia se
escinde a efectos económicos y comerciales y se quedan en Málaga Pablo Larios y
sus hijos Manuel Domingo Larios Llera y Juan Larios Herreros. Para
Cádiz-Gibraltar parten Pablo Larios Herrero y su hermano Martín. Distintas
circunstancias familiares hacen que se produzcan uniones de capital,
separaciones y procesos económicos diversos en el seno de la familia.
Las
bodegas de Málaga y Manzanares.
Hacia 1920, los Larios adquieren la
bodega de Jimenez y Lamothe iniciando una nueva etapa en su gestión y
desarrollo. Al marqués de Larios se une el del Genal, de forma que ambos
marquesados van unidos a la formación de las bodegas. En esta fecha la
dirección de la Casa Larios está ya en manos de José Aurelio, tercer marqués,
que regenta los negocios bajo la denominación de Larios y Cía. Es el momento en
que Jiménez y Lamothe pasan a ser propiedad de «la Casa», tanto en lo que se
refiere a las bodegas locales como a la destilería que ya tenían en Manzanares.
Las bodegas malagueñas de Jiménez y Lamothe, eran un ejemplo industrial, y la
destilería de Manzanares fue la primera en su género en toda España y, desde
mediado del siglo XIX, fueron pioneros en la elaboración de los brandies, que
entonces todavía se llamaban cognacs y de los que ha llegado hasta nuestros
días el famoso “l866”. En los bocoys de
madera para trasportar el producto se inscribía todavía la referencia
“Destilerías y rectificación de alcoholes de puro vino. Larios y Compañía.
Málaga y Manzanares. Sistema Savalle”. Y en algunos de ellos se inscribe Larios
y Compañía, antes Jimenez&Lamothe.
El paso de Jiménez y Lamothe a la Casa
Larios fue completo, puesto que Larios y Cía., con el marqués del Genal,
adquieren las botas de añejar, la organización de la bodega, las líneas de
embotellado, oficinas, aparatos para fabricar alcohol, viñedos, etc., por lo
que su presencia en el mercado fue muy
rápida. Fueron los vinos lo que, en
cualquier caso, lograron dar popularidad exterior a Larios, En
el año 1933 desaparece Larios y Cía., dando paso a la nueva razón Larios, S.A.,
que por aquellas mismas fechas incorporó a sus elaborados la ginebra, tan
famosa como el brandy 1866. A partir de la década de los treinta, se producen
nuevos traslados en Málaga y la nueva bodega se establece en los viejos
terrenos de La Aurora, fronterizos entre el Perchel y la nueva zona del
polígono de la Alameda. En Manzanares hay unas espléndidas instalaciones con un
edificio industrial situado en zona próxima al ferrocarril. De su conjunto
sobresalen las chimeneas de destilación y de forma especial sus instalaciones
interiores con una maquinaria de primera calidad que ha ido incorporando los
avances del sector en cada momento.
Eduardo González Gallarza, casado con la
viuda de Larios, teniente general, ha
sido presidente de Larios entre 1947 y 1986 año de su muerte. Aviador, que
formó junto a Joaquín Loriga Taboada y Rafael Martínez Esteve la Escuadrilla
Elcano que realizó el vuelo Madrid Manila en 1926. Ayudante de Alfonso XIII, al
finalizar la guerra civil española fue nombrado Jefe de Estado Mayor llegando a
general de brigada y de división en 1945. Ese año fue nombrado ministro del
aire hasta 1957. A su muerte la empresa pasa a manos de su hijo Eduardo
González Gallarza quien la dirige junto a José Fernández de Villavicencio.
En 1997 el grupo francés Pernod Ricard
compra Larios en un proceso de concentración del mercado de producción de
bebidas alcohólicas y decide trasladar sus instalaciones de Manzanares a una
nueva ubicación. Una gran superficie en Las Labores es el lugar elegido para
las nuevas instalaciones. La fábrica de Manzanares queda sin uso y la empresa
mantiene a alguno de sus trabajadores con el único cometido de vigilar las
antiguas máquinas y el conjunto de la fábrica cerrada.
El
museo de Las Labores.
En las nuevas instalaciones se produce
una decisión singular. El aprecio por la realidad fabril construida a lo largo
de siglo y medio lleva a levantar un gran edificio en el conjunto industrial
destinado a Museo. Los museos son espacios donde la historia se detiene, parece
congelado el paso de los años. Pero son también los lugares donde se conserva
la memoria, donde es posible recuperar la historia de siglos pasados. Y en este
caso la decisión se hace con una especial sensibilidad. No se trata simplemente
de trasportar objetos de sus fábricas a un espacio expositivo donde van
adquirir una nueva significación, sino de crear un lugar en el que sea posible
entender cómo eran las fábricas que en tiempos pasados elaboraban los productos
de Larios. Probablemente se puede discutir sobre la eliminación del recinto
fabril de Manzanares, del que quedan en pie elementos puntuales como sus
chimeneas y una pequeña edificación, dejando el resto del solar para nuevas
edificaciones residenciales. Pero el traslado del material a su nueva
localización en Las Labores es un buen entendimiento del planteamiento de un
espacio expositivo del patrimonio industrial.
Porque dentro de una nave industrial con
estructura en diente de sierra para permitir una buena iluminación del conjunto
se ubica la antigua fábrica con sus elementos constructivos, su maquinaria
instalada y un desarrollo expositivo que va permitiendo entender todo un
proceso histórico de desarrollo de estas instalaciones. Piezas de valor
histórico de primera magnitud se van presentando en el conjunto que va
recorriendo el proceso de fabricación de las antiguas instalaciones. Desde el
antiguo jaraíz con su estructura de cubierta en la que se combina la madera con
los tensores metálicos y las piezas de fundición que los unen hasta las
etiquetas de cada una de las épocas o los libros de correspondencia, el Museo
hace un recorrido por todos los elementos que integran el patrimonio
industrial. Cada una de las piezas adquiere una nueva significación en este
nuevo contexto, pero conserva la capacidad evocadora de la industria y el
trabajo de otros tiempos. Y para ello las máquinas, los procesos comienzan a
moverse y a funcionar como lo hicieron en otras épocas gracias al cuidado
especial de nuevos trabajadores que mantienen viva la tarea que otros
antepasados realizaron décadas atrás. Este nuevo paisaje industrial es así la
huella del esfuerzo del hombre en el territorio ahora conservada en los
objetos, en las máquinas y en los procesos que fueron los medios de su labor
diaria.
UN TESORO DEL PATRIMONIO INDUSTRIAL
EN “LAS LABORES”
El Espacio expositivo que se encuentra
en las instalaciones de la empresa Pernod-Ricard es un ámbito de especial
interés del patrimonio industrial de Castilla-La Mancha por la calidad de los
materiales que conserva, la etapa de instalación de los mismos y la forma en
que se ha producido la instalación. Un gran contenedor industrial con la imagen
de una nave más del conjunto de producción actual, en cuyo interior se ha
conservado gran parte de la maquinaria y de la arquitectura de la antigua
Larios de Manzanares principalmente.
El
jaraíz.
El acceso al conjunto por el vestíbulo
de entrada deja la visión del espacio general que se va enterrando a cotas
inferiores para conseguir una gran altura en el conjunto del espacio
expositivo. En uno de sus extremos se localiza el jaraíz, del que se ha
trasladado su cubierta de madera con las tejas superiores y toda su maquinaria.
La estructura de las cerchas de madera y cubierta es especialmente atractiva en
el remate final donde la estructura metálica que acompaña a la madera tiene una
serie de tensores y piezas de fundición de gran interés por su modo de
construcción y su funcionamiento estructural. Y en su interior las piezas de
funcionamiento de la maquinaria desde la llegada de la uva, la subida por
correas de trasmisión y los mecanismos de madera que permitían el
funcionamiento de esta área de trabajo. Un fragmento de arquitectura de 28
metros de largo por 11 de ancho que nos traslada al interior de la antigua
bodega. Las poleas, las correas de trasmisión y los ejes de las piezas
perfectamente engranados ponen en funcionamiento la instalación que comienza a
moverse como lo hizo hace décadas. A su lado muchas de las prensas de madera
que muestran como se iba produciendo la acción de la presión para conseguir
exprimir las uvas de su interior.
En el gran espacio diáfano de la nave se
sitúan las máquinas conservadas, pintadas con los colores didácticos que nos
enseñan su forma de actuar. Los alambiques para la destilación, las columnas de
destilación con sus acabados de cobre reluciente se sitúan a punto de comenzar
a destilar las uvas de la Mancha que llegaban a sus instalaciones para producir
la ginebra Larios. A la entrada al conjunto carros para el trasporte con las
cubas que conservan las inscripciones de la bodega originaria de Jimenez Lamothe.
En la gran sala una doble altura conserva dos grandes tinas de madera con
aparatos como el generador eléctrico, primero de los que producían la energía
necesaria para las instalaciones. Una de las grandes tinas conserva en su
inscripción el recuerdo a tres de los trabajadores que murieron en 1904
trabajando en ella como testimonio no sólo de las máquinas, sino también de las
personas que desarrollaron su actividad en estas instalaciones.
Las
tinas de madera y las tinajas de barro
Y al lado de estos elementos, parte de la bodega con las grandes tinajas de
barro, la cubierta de madera originaria, las filas de tinajas con sus
sujeciones de madera, sus pasarelas y sus barandillas tenues de madera para
poder recorrer la parte superior, controlar la fermentación y la elaboración
del vino. Tinajas que llevan inscritas los anagramas de la empresa de ese
momento: una figura alada con el rótulo Trade Mark, 7410 litros y el número de
la tinaja. Una zona con una anchura singular en estas instalaciones bodegueras
de algo más de 10 metros y cerchas con secciones ligeras que se repiten a
intervalos de 1 metros albergando en esta zona un conjunto de 21 tinajas. Las
mismas cerchas de otra zona de la bodega forman el techo de una zona noble del
conjunto destinada a sala de reuniones.
Una zona en la que la luz tenue matizada
por la cubierta de madera con la cobertura superior de teja deja un espacio
similar al de muchas de nuestras bodegas de siglos pasados. Las espléndidas
tinajas de barro realizadas en Villarrobledo, las pasarelas y la cubierta
superior nos trasladan al espacio de la bodega tradicional de la Mancha.
En el nivel inferior del recorrido, un
espacio que tiene la doble altura de la arquitectura original con pilares de
fundición soportando una pasarela perimetral donde se sitúan los grandes
depósitos metálicos de color rojo intenso. Un espacio de 10x15 metros con una
cubierta de cerchas de madera en cuyo interior se sitúa la estructura de
gruesos pilares de fundición pintados en color blanco. Las barandillas
ornamentadas de la planta superior dejan ver los grandes depósitos con la
inscripción Trade mark en una cinta que rodea el pájaro que extiende sus alas.
Debajo el rótulo RN1 hasta el octavo de los elementos que se han conservado en
este espacio.
La secuencia de escaleras que va bajando
a los cada uno de los tres niveles va permitiendo visiones generales del
conjunto y de los espacios singulares de su interior. El gran espacio del
conjunto con su altura singular y la cubierta con celosía que oculta las cerchas
de la nave y tamizan su luz contrasta con los espacios menores creados en su
interior para las áreas especiales. Las máquinas, con sus colores vivos, el
pavimento de color anaranjado, el brillo de las piezas de cobre, la madera de
los toneles, las grandes bocas circulares, de colores vivos de las calderas
producidas cerca de Manchester y de las estructuras de madera, establecen un
juego de contrastes de piezas, texturas y colores que enriquecen el espacio
donde se sitúan.
La
memoria de los documentos.
En el espacio de su lateral de entrada
al nivel de la calle se ha colocado una de las mesas y sillas del despacho de
la zona administrativa, muebles para la documentación, cartas y papeles del uso
diario de la empresa. Y en las mesas las piezas de vidrio de los laboratorios
de control y análisis de la calidad del producto. En las paredes, en cuadros,
las etiquetas de cada época con los nombres de Jiménez Lamothe , Larios y las
imágenes que dan testimonio de la sensibilidad de cada momento. Etiquetas de Jimenez
Lamothe con el Pedro Ximenez, el Jerez Pálido o el Oporto blanco. Etiquetas de Larios SA con Jimenez Lamothe
conjuntamente, o el Old Málaga fino sobre la ondulante bandera española.
Litografías en las que el tenue grabado sobre la piedra permitía la impresión
de etiquetas y material gráfico. Manifestaciones gráficas, modelos también del
diseño y la sensibilidad de otras épocas.
El conjunto del espacio expositivo y sus
materiales es uno de los tesoros del patrimonio industrial de Castilla-La
Mancha. Un tesoro valorado, conservado y apreciado por las personas que lo
hicieron posible y lo mantienen con un cuidado exquisito como Gerardo o Luis.
Un tesoro que se enriquecerá con la presencia de nuevos visitantes que aprendan
de sus fondos, de la forma de presentación de los mismos, empezando a valorar
la realidad producida por la industria, por el trabajo de décadas, por las
tecnologías ya superadas que fueron pioneras en su momento para la producción
cualificada y sobre todo por el trabajo de las personas que lo hicieron
posible.
1 comentario:
Gran parte de lo expuesto en Manzanares previene de Málaga,de donde fue extraído todo lo que se pudo,con el fin de borrar todo lo posible de la memoria de la casa LARIOS de MALAGA.
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