Los visitantes de la Ciudad de las
Artes y las Ciencias quizá se sorprendan por una curiosa caseta antigua que se
mantiene en pie entre el Museo Príncipe Felipe y el Oceanográfic, junto a lo
que era el antiguo paseo de las Moreras, y les habrá llamado la atención su
tipo de construcción rústica, de piedras irregulares, así como el nombre que
luce, haciendo referencia a la Acequia del Oro. De igual modo, el puente que se
conoce popularmente como 'el jamonero' es oficialmente el del Azud del Oro.
Pero ¿qué eran el Azud y la Acequia del Oro?
Un azud es un pequeño dique que se
construye en un lecho fluvial para desviar parte del caudal de agua hacia una
acequia o canal. Y en este punto estaban el Azud y la Acequia del Oro, que
recogían las últimas aguas que llevaba el río Turia antes de llegar al mar. Con
ellas se regaban tierras de huerta y arrozal de Valencia y Alfafar, llegando
hasta después de El Saler.
La mayor curiosidad está en el
origen del nombre. ¿De dónde surge lo del oro? Tenía que ver con la 'cualidad'
del agua que llegaba hasta ese punto.
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Pero antes recordemos que los
agricultores huertanos que regaban de esta acequia no tenían derechos
consolidados sobre las aguas del Turia, que estaban reservados a las acequias
históricas del Tribunal de las Aguas y la de Moncada. Nada de solidaridad entre
agricultores casi vecinos. Las disputas del agua siempre han sido duras, a
veces dramáticas, y cuando el río no estaba regulado (sin embalses) los
caudales veraniegos eran exiguos, así que cada cual exhibía sus derechos y
regateaba el agua escasa a quien podía.
Las tierras cultivadas más
recientes, ganadas a los cañaverales semipantanosos situados más hacia la
costa, no tenían derechos y sólo podían utilizar aguas sobrantes, lo que no
necesitaban los demás.
Desagües urbanos
Como Valencia crecía y buena parte
de los desagües urbanos iban al río, con el tiempo fueron aumentando aquellos
sobrantes. Al agua que no cogían las demás acequias en la 'casola' se sumaban
los caudales de alcantarillados, que iban a más. Y ¿qué llevaban estos?, aguas
sucias, pero sucias de materia orgánica, los desechos de los habitantes de la
ciudad y del matadero, que desaguaba casi todo al cauce.
De esta manera, los agricultores que
usaban el caudal de esta última acequia del río, no sólo regaban, sino que al
mismo tiempo abonaban sus campos, y así se popularizó entre ellos una frase que
hizo historia: 'Més que aigua, açó es or'. Y de ahí 'l'assut i la séquia de
l'or'.
Esto fue, naturalmente, en tiempos
en los que el alcantarillado llevaba mayoritariamente materia orgánica; después
llegaron los detergentes, aceites, vertidos contaminantes de infinidad de
talleres y fábricas... Y aquellas aguas dejaron de ser tan apropiadas como
antes, pero no había otras. Un problema común a toda la Huerta de Valencia. Las
depuradoras aún tardarían en llegar y ni siquiera hoy se depura todo.
Agua de sobra
Los agricultores de la Acequia del
Oro, que hoy se denomina Canal de Riego del Turia, siguieron sin el
reconocimiento de la concesión administrativa de las aguas que utilizaban hasta
tiempos recientes, a finales de los años ochenta. Cambió la sociedad
valenciana, se transformó la geografía urbana, se impuso la modernidad y el
sentido común...
Se construyeron colectores, se hizo
la depuradora de Pinedo, el viejo cauce del Turia dejó de llevar aguas
pestilentes, comenzaron a trazarse proyectos para el jardín del antiguo río,
comenzaron a emerger los emblemáticos edificios de la Ciudad de las Artes y las
Ciencias... Y allí quedaron, en su sitio de siempre, el antiguo azud y la
caseta de compuertas, como vestigios de una historia y de unos nombres de
origen bien curioso que llaman la atención a cualquiera.
Los agricultores del Oro siguen
regando, como siempre, con las aguas residuales de Valencia, pero ahora depuradas
en Pinedo, cuentan con una doble concesión (de esta y del río), tienen agua de
sobra, la cogen junto al río nuevo y la que no usan la llevan hasta la
Albufera.
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