Os he hablado en otras ocasiones de
esta antigua fábrica de bombas de Valencia y sobre su lamentable estado de
abandono.
Pero esta noticia sobre su ocupación
se está convirtiendo en una lamentable costumbre, y poco a poco su interior se
deteriora más y más, sin que no hagan nada ni los propietarios ni el
ayuntamiento. A continuación os la transcribo.
La
historia se repite en la antigua fábrica de Bombas Gens, ubicada en la avenida
Burjassot del barrio de Marxalenes. Varios asentamientos ilegales de indigentes
viven de nuevo entre las ruinas y la suciedad acumulada en la única
construcción que ha quedado como referencia del art decó en la industria de la
ciudad.
El caso de este edificio, que tiene un nivel 2 de
protección patrimonial, es de los que marcan récord, pues ya son más de 30 las
«invasiones ilegales» que ha vivido, según detallaron esta semana fuentes de la
empresa promotora, Gens Habitat Urbana, que también confirmaron que ya han
tramitado la pertinente petición de desalojo.
Lo confirman desde la empresa que adquirió los terrenos
para transformarlos en un complejo hotelero, galería comercial y aparcamiento y
lo viven los vecinos de las fincas colindantes, quienes tienen «miedo» porque
no saben «cómo pueden actuar» los acampados, según reconocía una señora de una
de las fincas contiguas a la fábrica en la calle Joaquín Ballester.
Otra vecina, que tampoco quiso identificarse, detalló
que las personas que hay en las naves «son menos ruidosas que las anteriores,
que conseguimos que se tiraran y que armaban mucha bronca. Pero siempre vuelven
y las condiciones cada vez son peores». «Da pena saber que hay gente que tiene
que vivir en sitios así, en condiciones tan lamentables y con ratas. Hace poco
más de un mes oímos a un bebé durante varios días. Es infrahumano», relató.
El último asentamiento fue identificado el pasado
octubre (el anterior, en mayo) y, aunque tras el desalojo se tabicaron varios
accesos, los inmigrantes han logrado acceder por la zona recayente a las calles
Marxalenes y Periodista Llorente. Por uno de los huecos de la fachada principal
se observa incluso ropa tendida.
La suciedad acumulada y las condiciones de la gente que
ha ocupado las naves son precisamente los motivos que alegan tanto los vecinos
como la promotora para actuar y evitar cualquier suceso de un «problema
endémico». El riesgo de insalubridad o de un incendio por la basura y la
chatarra acumulada en el inmueble son las principales preocupaciones, que
también ha denunciado en varias ocasiones el grupo municipal de Esquerra Unida.
Continúa el deterioro
«El deterioro sigue avanzando y la acumulación de
basuras nos preocupa porque hay varios bloques de viviendas colindantes»,
explicó el portavoz de la asociación de vecinos de Marxalenes, Francisco
Albert, quien también aventuró que la situación es de «difícil solución» debido
a que se ha alargado «demasiado en el tiempo». En concreto, desde 1988, año en
que el complejo industrial queda abandonado
Los vecinos son conscientes de que la actual situación
económica ha provocado un retraso en la ejecución del proyecto promotor, un
punto que confirmaron fuentes de la compañía por la falta de opciones para
obtener financiación (se necesita una inversión de 20 millones), ya que la
licencia de obras podría obtenerse en cualquier momento.
Un año en la fábrica
Mientras llega la financiación, las viejas naves tienen
inquilinos como Marina, una búlgara que llegó hace 14 años a España y que
aseguró a este periódico que vive «un año en la fábrica» con su perro y otras
personas, en la especie de chalé que hay en el número 56.
Marina sabe que hay «muchas personas viviendo, rumanos,
marroquíes, no sé si niños, pero en la otra parte, yo no los veo». Afirmó que
nadie de los servicios sociales se ha preocupado por ella y que vive de lo que
consigue vendiendo cartón y hierro. «No puedo pagarme una vivienda, por eso
estoy aquí con mis pocas cosas y con bombonas para calentarme y cocinar», dijo.
*Esta noticia contiene un vídeo.
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