A principio del 2012 os puse dos
artículos sobre el trabajo de investigación que están realizando sobre la
fábrica textil.
Como continuación de estos artículos
hoy os presento otro publicado el 14 de enero de 2013 en el Diari de Balears.
Autor artículo A. Pol.
La
instalación de una fábrica de tejidos en Bunyola, hace 100 años, permitió la
emancipación laboral de muchas mujeres de la villa, que hasta entonces sólo
conocían la agricultura.
Coincidiendo
con la festividad de Sant Mateu, patrón de la villa, el 21 de septiembre de
1913 la industria llegó a Bunyola. Aquel día se inauguró la fábrica de tejidos,
una infraestructura que estuvo en marcha hasta 1984 y que acercó Bunyola, y
especialmente las bunyolins, en la modernidad.
Hasta
entonces, la economía de la villa había centrado en la agricultura, la
ganadería y los recursos forestales (carbón, leña, etcétera). La nueva fábrica
de tejidos, que en el momento demás esplendor llegó a emplear a más de 100
personas, permitió la emancipación laboral de las mujeres y comportó cambios en
los hábitos sociales y culturales de la villa.
Precisamente
tres mujeres, Bárbara Suau, Caterina Garcies y Paquita Canals,
han llevado a cabo en los últimos cuatro años una investigación con el objetivo
de que la memoria de la fábrica y de sus trabajadores, las 'fabricantes', no se
pierda.
Han
entrevistado (y grabado audiovisualmente) casi un centenar de personas que
trabajaron o bien estuvieran vinculadas.
"Está
claro que fue importante para el pueblo, la fábrica. El esquema destacaría, sin
embargo, es que se reguló por primera vez el trabajo de las mujeres. Tenían
trabajo todo el año, tenían seguridad social y, en jubilarse, recibían una
pensión ", comenta Catalina Garcies. "En algún caso, cobraban incluso
más que los maridos", añade, aunque la mayoría, al casarse o tener el
primer niño, dejaban de ir.
Las
'fabricantes' entrevistadas coinciden en que fue un trabajo muy importante para
ellas y que pasaron gusto de hacerla. Y a pesar que las condiciones laborales
no eran óptimas, no se sentían explotadas. "Salvo algún caso puntual, no
tenían la sensación de pasarlo mal. Quizás se explica porque el trabajo en el
campo era más dura ", observa Paquita Canals.
La
escasa conciencia obrera podría justificar también que no se organizasen o
fundasen ningún sindicato. Sin embargo, una vez sí se rebelaron,
y exitosamente. "Una 'Fabricanta' nos contó que una mañana se reunieron
todas ante la fábrica y se negaban a entrar, a ponerse
a trabajar. Sabían que los hombres (los hacían trabajo unos cuántos)
les habían dado la propina de Navidad ya ellas no. La protesta consiguió el
propósito y finalmente también se la dieron ", cuenta Bárbara Suau.
Que
las empleadas de la fábrica de tejidos merecen un capítulo de la historia de
Bunyola lo avala el que el hablar de la villa tenga un término específico para
referirse a ellos: 'fabricantes'. Esta palabra, muy generalizado en Bunyola, no
figura en ningún diccionario y es desconocido en la mayor parte de los Países
Catalanes.
El
trabajo de la fábrica de tejido sólo resta, hoy, el edificio, reconvertido en
viviendas los años 90, y los recuerdos individuales de cada Bunyol. Las
investigadoras consideran que el trabajo ya es bastante maduro y, coincidiendo
con los cien años de la inauguración, tienen previsto hacerlo público. La idea es
montar una muestra con el material gráfico recopilado y editar un documental audiovisual
y, probablemente, también un libro.
"No
iniciaremos la investigación para montar ninguna exposición o editar libros,
sino porque queríamos recuperar la memoria de la fábrica y de las
'fabricantes', que ya empezaba a desdibujarse ", dide Garcies.
Hace
cuatro años se inició la investigación y las primeras entrevistas, el tiempo
avanza y algunas de las 'fabricantes' han muerto. "Tenemos una deuda con
ellas y queremos que vean que lo que nos dijeron ha servido ", sentencian Suau,
Canals y Garcies.
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