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lunes, 20 de octubre de 2014

Pontevedra. Memoria de Mulleres recuerda a las trabajadoras de Pontesa.

Artículo de Elena Larriba en La Voz de Galicia

Trabajadoras de Pontesa serán las protagonistas de un nuevo capítulo del proyecto Memoria de Mulleres, impulsado por la Concellaría de Patrimonio Histórico del Concello de Pontevedra. Empleadas de esta antigua fábrica de cerámica de Ponte Sampaio harán una retrospectiva en clave de género de la época que les tocó vivir entre los años 50 y 80, en un encuentro que se celebrará el jueves, a las 20 horas, en la Casa da Cultura de Ponte Sampaio, moderado por Comba Campoy.

Durante casi cuatro décadas muchas mujeres del área de Pontevedra concentraron su fuerza de trabajo en Alfares Pontesa, una de las fábricas más modernas y avanzadas del sector en sus comienzos y protagonista de duras protestas laborales en sus últimos años de existencia.

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Desde crear las piezas de cerámica hasta decorarlas, barnizarlas o empaquetarlas, hombres y mayoritariamente mujeres, ejercieron en un incipiente modelo industrial organizado en secciones, con primas y control de productividad, así como una cadena de mando indefinida, algo que poco tenía que ver con las labores que venían desempeñando las mujeres tradicionalmente en la zona, vinculadas a la tierra, al mar o a oficios como la costura.

Como se recordó en una exposición celebrada en Vigo el pasado junio, el Grupo Álvarez llegó a ser el primero de Europa de su sector. Gracias a un Plan de Estabilización en 1958 comenzó a importar maquinaria y equipos extranjeros que lo situaron a la vanguardia del continente en la producción de cerámica y porcelana y llegó a tener 5.000 empleados en los centros de trabajo de Cabral, Coruxo, Ponte Sampaio, O Porriño y más de 30 puntos de venta en toda España.

En 1976, una vez fallecido Moisés Álvarez, hijo del fundador, la mala gestión de sus herederos abocó al INI a hacerse cargo del grupo. Después de inyectar 12.500 millones el Estado decide privatizar el grupo y lo vende a Estudesa, un grupo valenciano, por tan solo cien millones de pesetas. La venta fue seguida de regulaciones de empleo e impago de salarios. En el año 1996 otros empresario valenciano Enrique Tatay, compra el grupo por 203 millones de pesetas. Un año más tarde es vendido a la familia valenciana Pérez Manglano por 700 millones. Los Manglano no supieron reflotar el que había sido un emporio y la empresa fue hundiéndose hasta su cerró en el 2001.

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