Artículo
de Luís Díaz para La Voz de Galicia
La localidad de Montefurado da
nombre al espectacular túnel excavado por los romanos en la cuenca media del
Sil, a su paso por lo que es hoy la Ribeira Sacra. En la misma época se
realizaron otras intervenciones, aunque a menor escala, también con el objetivo
de explotar los abundantes recursos auríferos existentes en esa zona. Muchas de
las excavaciones relacionadas con la minería que proliferaron entre los siglos
II y IV de nuestra era son utilizadas actualmente como bodegas en esa y otras
parroquias próximas del municipio de Quiroga, como Covas y Margaride.
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Montefurado es punto y aparte por la
profusión de galerías de antiguas explotaciones auríferas que se utilizan desde
tiempo inmemorial para conservar el vino. Depósitos de acero y viejas cubas de
madera ocupan las plantas bajas de las viviendas que conducen a estas bodegas
milenarias. Las casas se encuentran al borde de las terrazas de los aluviones
que escondían el oro. «As galerías son mostras
claras da chamada ruina montium, da que se valeron os romanos
nas explotacións mineiras», apunta Xosé Manuel Fernández, de la asociación
Boca do Monte.
Mediante esta técnica -empleada de forma
masiva en el conjunto minero de Las Médulas- se provocaban derrumbamientos al
introducir agua en tromba por un complejo entramado de galerías. Los canales a
través de los que se derivaba el agua, a veces de gran longitud, todavía se
conservan en explotaciones auríferas de esa época repartidas por Quiroga y la
montaña de O Courel.
Fuente
de la noticia http://www.lavozdegalicia.es/
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