Artículo de Paco Moreno
La antigua Harinera del Grao será
algún día lo que se conoce como un vivero de empresas, aunque de momento el
inmenso edificio que recae a la calle Juan Verdeguer tardará un poco más en
estar a disposición del Ayuntamiento. La junta de gobierno tiene previsto
aprobar hoy un retraso de dos meses para la entrega del inmueble.
La modificación ha sido pedido por
la UTE La Harinera, la unión de empresas que resultó adjudicataria de la
rehabilitación estructural de la fábrica, totalmente vacía después de las
demoliciones. Será, cuando esté terminada a principios de agosto, otro ejemplo
de recuperación del patrimonio industrial de la ciudad.
La ampliación no supone un
incremento en el presupuesto, por lo que se podrá conceder sin más
complicaciones. El motivo es que se han cambiado planes de trabajo en el
capítulo de «cimentación, el retraso en el inicio de la estructura sobre
rasante y a las dificultades inherentes al estado actual del edificio».
La Harinera quedará despejada en su
interior, con las estancias restauradas pero sin ningún equipamiento. Será en
una fase posterior cuando se apruebe el equipamiento, al igual que el uso
definitivo del inmueble.
En una visita de obras, la alcaldesa
Rita Barberá indicó que será necesaria la financiación privada para sacar el
proyecto adelante. A escasa distancia, en la Marina, el empresario Juan Roig
ultima la rehabilitación en tres naves para ser utilizadas como sede de una escuela
de negocios y de la Iniciativa Lanzadera, un programa de apoyo a emprendedores.
La previsión es que un millar de personas acudan a diario cuando las
instalaciones estén en pleno servicio. Este mismo año entrarán en servicio,
según el calendario fijado.
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El mal estado de la cimentación y la
estructura obligó a utilizar elementos prefabricados, prácticamente para
construir un nuevo edificio desde dentro. En total, 4.200 metros cuadrados
dispuestos para las empresas y emprendedoras.
La fábrica Harineras Levantinas
inició su construcción en 1923 proyectada por el arquitecto Eugenio López, para
después ser ampliadas bajo la dirección de José Donderis, según destaca un
estudio de Diana Sánchez, presidenta de la asociación Patrimonio Industrial
Valenciano.
El aspecto del edificio llegó a ser
de una cáscara vacía por las demoliciones de todas las estancias interiores.
Después de la rehabilitación quedará con los mismos volúmenes que el inmueble
original, libre por completo de los anexos levantados con el paso de los años.
Las cinco plantas de la harinera
tienen un aspecto imponente y culminan los equipamientos públicos en varias
naves ya restauradas. El Ayuntamiento ha decidido albergar en estos recintos
asociaciones y proyectos de corte creativo y tecnológico, por lo que el vivero
de empresas será la última fase.
El elemento industrial más llamativo
es una tolva de madera de tres plantas que será restaurada y formará parte de
un gran vestíbulo. La harinera está dividida en tres grandes bloques, cuya
parte trasera recae al viejo circuito de Fórmula 1.
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