El conjunto de los Silos de Burjassot fue declarado Monumento
Histórico-Artístico Nacional en 1982. Un estudio reciente llevado a cabo por la
Universidad Politécnica con georradares descubrió algo insólito. En el subsuelo
había más depósitos que tapones externos en el patio. El número pasaba de 41 a
47.
Foto de la plaza de los Silos, Diana Sánchez 2013 |
Silos de Burjassot, Diana Sánchez 2013 |
Los
Silos de Burjassot: el granero subterráneo de la ciudad de Valencia.
Autor
del artículo Daniel Muñoz para Las Provincias
Desde la Revolución Neolítica, el
cereal ha ocupado un lugar central en la dieta de los pueblos asentados en el
Mediterráneo. Su subsistencia dependía de la climatología y de las cosechas de
grano, por lo que estas sociedades vivían siempre mirando al cielo y
periódicamente el hambre hacía acto de presencia. Conscientes de esta realidad,
el acopio y conservación del grano se convertía en la única opción para reducir
esta dependencia, siendo habitual encontrar estructuras de almacenamiento
frumentario, que han recibido diferentes denominaciones (horrea, graneros,
silos.).
El Reino de Valencia no fue una
excepción. La insuficiente cosecha de trigo hizo que esta región dependiese
durante todo el Antiguo Régimen de las importaciones de grano para alimentar a
una población creciente. La producción autóctona sólo cubría un tercio de la
demanda total, por lo que Valencia necesitaba recurrir con asiduidad a la
importación de grano, tanto por mar (Sicilia, Cerdeña, Norte de África) como
por tierra (de Castilla principalmente).
Esta situación de dependencia,
heredada del periodo medieval, se agudizó durante el siglo XVI, obligando a los
Jurados de Valencia a plantearse la necesidad de tomar cartas en el asunto. El
incremento demográfico, un suelo y clima poco aptos para el cultivo del cereal
y la insuficiencia y deterioro del cereal en los sistemas de almacenamiento
tradicional, determinaron que se iniciase la construcción de los denominados
silos de Burjassot, cuya función era almacenar y conservar trigo suficiente con
el que abastecer a la ciudad de Valencia, como se hacía en otras ciudades
españolas, y en otros lugares del Reino de Valencia (Onda, Alcalà de Xivert,
Nules, entre otros).
En 1573 se ponía la primera piedra
para espantar el fantasma del hambre o, al menos, reducir su devastador impacto
sobre la población urbana de Valencia. Fue durante este año cuando el Consell
General decidió adquirir los terrenos e iniciar la construcción de los silos de
Burjassot, definidos por Esclapes como una «obra de las más útiles, fábrica de
la más excelente y digna de emitarse donde tuvieren proporción». Los trabajos,
llevados a cabo en diferentes fases constructivas, se prolongaron durante 233
años, hasta 1806, dando lugar a un conjunto arquitectónico y patrimonial sin
parangón en España, como han demostrado los trabajos de Roberto Blanes o Luis
Expósito.
En septiembre de 1573 se había
concluido la primera fase, con la construcción de tres silos, cuyo artífice fue
Sancho del Camino. Tras comprobar el perfecto estado de conservación del grano
en mayo de 1574, el Consell le encargó al mismo Sancho la construcción de otros
tres, con una capacidad global de 2.000 cahíces. En 1575 se ordenó la
construcción de 11 silos más junto a los anteriores, encargados esta vez a Joan
Alfafara. En 1578 se construyeron otros cinco, ocho más en 1580 y otros 4 en
1585. De los silos posteriores no se tiene noticia de su fecha exacta de
construcción, aunque las obras de ampliación continuaron hasta comienzos del
siglo XIX.
La peculiaridad de los silos de
Burjassot estriba en su carácter subterráneo y su elevado número y
concentración, a fin de satisfacer la demanda de una de las ciudades más
populosas del Mediterráneo. La loma que los alberga reúne unas condiciones
óptimas para este tipo de instalación, debido al carácter seco (evitando así
problemas de humedad) y la facilidad de horadar la roca caliza de que está
compuesta. El conjunto está distribuido en una gran explanada, casi cuadrada,
con una elevación de unos 55 metros sobre el nivel del mar, enlosada y cercada.
Una serie de aberturas, de aproximadamente 60 centímetros de diámetro, daban
acceso a los silos, permitiendo almacenar o extraer el grano en función del
momento. Junto a estas estructuras subterráneas, el conjunto se completó con
diferentes estructuras auxiliares, como almacenes en superficie y un aljibe;
además de otras con finalidad religiosa, como la ermita de San Roque y una cruz
gótica, sobre un pedestal y columna estriada, que preside la explanada.
Todavía hoy existe la duda sobre el
número exacto de silos y la capacidad total de los mismos, ya que algunos
autores se refieren a 43 silos, mientras que otros hablan de 41. En la
actualidad, los depósitos que pueden contabilizarse en la explanada son 41,
coincidiendo con la inscripción conmemorativa por el final de obra establecida
en el año 1806. En ella se nos indica que la ciudad de Valencia «en el año 1573
empezó la obra de estos 41 silos capaces de 22.270 cahíces de trigo. La
concluyó de sus fondos en el año 1806, reinando Carlos IV». Roberto Blanes
apunta la posibilidad de que esta diferencia se deba a que dos silos pudieron
sufrir deterioros que obligaron a su clausura y abandono. Este mismo autor ha
calculado la capacidad de almacenamiento de todos los silos (cuyo tamaño varía
entre 150 y 1278 cahíces), demostrando que superaba los 45.000 hectolitros de
grano, a razón de 201 litros por cahíz.
Resulta difícil imaginar las vidas
que salvó esta infraestructura pública durante toda la época moderna, librando
del hambre a la población de Valencia en incontables ocasiones. Más
recientemente, durante la Guerra Civil, también salvó vidas, aunque de un modo
bien distinto, sirviendo como cárcel y refugio antiaéreo. Tras ser declarado
Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1982, en la actualidad los silos de
Burjassot son visitables y representan un singular conjunto arquitectónico en
pleno corazón de esta localidad de L'Horta Nord.
Vista entradas silos, Diana Sánchez 2013 |
Burjassot
abre el granero de Valencia
Los depósitos subterráneos que
almacenaban trigo, al descubierto por primera vez.
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información de los silos de Burjassot
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