En 1901,
y siguiendo la tradición alfarera de la zona, que venía desde antiguo, Senén María Ceñal abrió la Fábrica de Loza de
San Claudio, en el lugar del mismo nombre de la parroquia de Oviedo.
Alcanzó gran popularidad por la elaboración de
loza feldespática, similar a la loza inglesa, y por utilizar distintas técnicas
de decoración de cerámica bajo esmalte que garantizan la calidad y
perdurabilidad de sus colores. También contaba con una fábrica de vidrio. A lo
largo de su historia ha conseguido abrir mercados no sólo en España si no
también en lugares tan dispares del mundo como Chile, Marruecos o Finlandia.
En el año 2007, se inició expediente para su declaración como Bien de
Interés Cultural por ser un importante ejemplo de la historia industrial de la
región. La documentación de su archivo, las piezas antiguas, sus instalaciones,
tienen un elevado interés para el Patrimonio Histórico. Se conserva una antigua
chimenea de fines del siglo XIX que pertenecía a la fábrica de Cerámica
Asturiana, anterior a la de loza. También son destacables el almacén general y
las naves del taller de elaboración y de otro taller donde aún se guardan unas
máquinas, de principios del siglo XX, para la fabricación de pastas. También
sobresalen dos hornos cuya construcción se remonta al año de apertura de la
fábrica. Uno de ellos se conoce como “horno de botella” por su forma. Realizado
en ladrillo macizo refractario, era donde se transformaba el flint (o cuarzo)
en cristobalita. En el otro horno, construido con el mismo material que el
anterior, se fundía el esmalte y tenía una chimenea de sección cuadrada de gran
altura. Junto a dichos hornos hay otra chimenea para aspirar el polvo de lija
de las piezas. También son de interés tres edificios dedicados a oficinas
(algunos de ellos también con función residencial) y las conocidas como Casas
del Monte, próximas a la fábrica, que se construyeron hacia 1902-1903
para los obreros.
Fuente Oviedo
Enciclopedia aquí
Noticia sobre su
estado actual
El TSJA anula la protección
a la fábrica de loza por falta de informes favorables
Dos
años y medio después del cierre definitivo de la fábrica de loza de San Claudio
y de la declaración de BIC (bien de interés cultural) en la categoría de
«Conjunto histórico» del recinto fabril, la Sala de los
Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA)
acaba de anular esta protección por la falta de informes favorables y bien
motivados.
La administración concursal de la fábrica de loza de San Claudio, formada por el letrado Domingo Villaamil, la profesora mercantil Ana Mansilla y la economista María Blanco, fue quien pleiteó contra la protección aprobada por el Principado. Entendían que el BIC, «aparte de no beneficiar a nadie, hacía muy dificultosa la venta de la fábrica», explicó ayer Villaamil.
La administración concursal de la fábrica de loza de San Claudio, formada por el letrado Domingo Villaamil, la profesora mercantil Ana Mansilla y la economista María Blanco, fue quien pleiteó contra la protección aprobada por el Principado. Entendían que el BIC, «aparte de no beneficiar a nadie, hacía muy dificultosa la venta de la fábrica», explicó ayer Villaamil.
La
administración concursal entendía, y así lo ha admitido el TSJA, que la
protección no estaba bien motivada. Efectivamente, en la sentencia se explica
que para declarar un BIC hace falta, según el artículo 16.3 de la ley de
Patrimonio del Principado, «informe favorable y motivado» de «al menos dos
instituciones consultivas» de entre un listado que incluye reales academias o
universidades. En el caso de San Claudio, hay un primer informe de la Real
Academia de la Historia, con abundancia de detalles, y un segundo documento de
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando «que carece de motivación
alguna, ni específica ni genérica» y que se limita a señalar la conformidad de
la institución con lo acordado por la Comisión de Patrimonio.
El
hecho de no estar motivado el segundo informe y al existir también, detalla la
sentencia, «informe desfavorable de la Universidad», el TSJA concluye que no se
cumple la normativa, se estima el recurso y que, por tanto, se anula la resolución
por la que se había aprobado la declaración de BIC para San Claudio.
Aunque
la sentencia no aprecia la desviación de poder que argumentaba la
administración concursal, el Ayuntamiento de Oviedo, que apoyó en su día la
declaración de BIC, reconoce que, efectivamente, esta protección perseguía, en
realidad, otros objetivos. «Se pensó que la declaración de BIC contribuía a
salvar la empresa y no sólo no ha servido para nada sino que hoy son un montón
de escombros abandonados», se lamentaba ayer el concejal de Urbanismo, Alberto
Mortera. El Ayuntamiento, explicó, «no va a recurrir la sentencia porque es una
buena decisión».
Mortera
detalló que se salvará, con protección municipal, el viejo horno, pero que la
resolución del TSJA va «en la dirección adecuada» porque «ahora será mucho más
fácil y atractivo pensar que se pueden recuperar esas naves industriales, y eso
es sencillamente bueno».
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Mortera enlazó la situación de la fábrica de loza de San Claudio con la
petición, por parte de Izquierda Unida, de proteger 150 elementos de la Guerra
Civil en Oviedo. Para el concejal, estas peticiones suenan «muy poéticas», pero
son «tan poco realistas como decretar la felicidad esta misma tarde». «Estas
medidas pueden ser completamente inútiles o incluso tan dificultosas que sus
defectos sean superiores a sus bondades», argumenta el concejal. «Y lo dice el
TSJA, que para proteger hay que fundamentar, detallar». Eso supone, sigue
Mortera, en el caso de las casamatas y trincheras, un análisis pieza a pieza
que implicaría «un trabajo ímprobo y un desembolso gigantesco de dinero, aunque
igual IU plantea que subamos un 50 por ciento la "viñeta" para hacer
esto».
Mortera concluyó que el debate de fondo no es «si conviene proteger o no una trinchera», sino «si desembocamos en un montón de escombros y si, por otro lado, lo queremos ante nuestra casa, o en la casa del vecino, porque nadie quiere ruinas en el parque donde va a leer el periódico».
Demolido desde el punto de vista jurídico el BIC de San Claudio y entre escombros buena parte del conjunto, ahora Mortera pide a los vecinos que no se entristezcan y piensen en el «gran aprovechamiento» del suelo que se podrá conseguir sin los problemas que suponía la protección. Desde el Principado, fuentes de Cultura aplazaron cualquier valoración a un análisis en detalle de la sentencia. El consejero Emilio Marcos Vallaure se había mostrado hace menos de un mes «crítico» con el BIC y había asegurado que salvo algunos elementos concretos no consideraba «de mayor interés» los restos del conjunto fabril.
“Con todo lo que
luchamos, da pena que ahora San Claudio no sea BIC”
Desde
que cerró la antigua fábrica de loza de San Claudio en 2009, los trabajadores
despedidos de la factoría solo se llevaron dos 'alegrías'. La primera, la
declaración de Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico
para las instalaciones para evitar la especulación con los terrenos, y la
segunda, que el Juzgado considerara que el propietario, Álvaro Ruiz de Alda,
forzó la quiebra desviando fondos de unas sociedades a otras.
Sin
embargo, dicha la protección se ha esfumado. La Sala de lo
Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia ha admitido un
recurso del abogado Domingo Villaamil Gómez, que forma parte de la
Administración concursal, y ha denegado el BIC aprobado por la Consejería de
Cultura hace dos años.
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Según
la sentencia, la sala presidida por Luis Querol considera que los informes que
lo avalaban, enviados por la Academia de la Historia y la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando, carecen del suficiente fundamento y recordó que
el emitido por la Universidad de Oviedo era desfavorable.
Ayer,
la expresidenta del comité de empresa de la locería, María José Mon, lamentó
tal decisión: «con todo lo que luchamos, da pena que ahora San Claudio no sea
BIC. Lo que pretendíamos era que el dueño no diera un pelotazo como en la
Bohemia de Gijón, pero se lo han puesto en bandeja». Solo esperan, continuó,
que si finalmente logra sacar rédito de los terrenos, «nos indemnice con lo que
nos tenía que haber indemnizado».
Desde
la Federación Regional de Industria Textil, Piel, Químicas y Afines (Fiteqa),
de CC OO, Ismael Muñiz, también esperó que si logra enajenarlos, el dinero
«sirva para pagar a proveedores, a la Seguridad d Social o a Hacienda y el
beneficio no sea para Ruiz de Alda». No entró, en cambio, a valorar la decisión
de no declararlo BIC porque «son cuestiones técnicas».
Por
su parte, el portavoz de Izquierda Unida, Roberto Sánchez Ramos, se refirió a
la decisión del Ayuntamiento de no recurrir la sentencia y limitar la
protección municipal al viejo horno. «El empresario, con el aplauso del
concejal de Urbanismo, Alberto Mortera, ha conseguido su objetivo: cerrar una
fábrica, una actividad empresarial, y dejar paso a la especulación
urbanística».
Desde
que finalizó la actividad, no se ha realizado ninguna intervención en las
instalaciones, que está prácticamente en estado de ruina.
Fue
el Consistorio quien, a petición de los trabajadores y con el apoyo de todos
los grupos, pidió a la Consejería de Cultura que protegieran las centenarias
instalaciones. Hace unos días, el actual consejero de Cultura, Emilio Marcos
Vallaure, ya consideró que la protección de San Claudio le parecía excesiva,
por lo que todo apunta a que tampoco recurrirá dicho fallo judicial.
El Comercio
Noticias de su
cierre
Noticia de 08/03/2009
El vecino más viejo de
San Claudio
Corría
septiembre de 1901 cuando Senén María Ceñal, arropado por un grupo de
comerciantes y banqueros, arrancó la construcción de una fábrica de loza en una
finca denominada Huerta de Abajo, entre San Claudio y Sograndio, siguiendo las
líneas de ferrocarril de Oviedo a Trubia. Levantarla costó un millón de las
antigua pesetas y el trabajo de 50 hombres durante más de un año y medio, según
recoge el libro 'La fábrica de loza de San Claudio. 1901-1966', escrito por
Marcos Buelga y editado por el Museo de Bellas Artes de Asturias en 1994.
Nacía
así la historia de una factoría con una vida más longeva que la mayoría de los
habitantes del pueblo que lleva su nombre, pero con tantos altibajos y
anécdotas como cualquiera de los trabajadores y vecinos que ahora quieren
impedir su cierre. Lo tienen complicado: el Juzgado de lo Mercantil número 1
autorizó esta semana la liquidación de San Claudio S. A.
La
locería cerrará de la mano de su actual propietario, Álvaro Ruiz de Alda, en un
momento en el que no sólo deja constancia de su declive el deplorable estado de
las centenarias instalaciones. También las cuentas. La dirección pintó ante el
juez un panorama negro: a la caída de las ventas por la llegada de productos
asiáticos (se pasó de una previsión de ventas de 4,2 millones a 2,4 en el
último año), se sumaron sus problemas para pagar los salarios (los 44
trabajadores que hay ahora llevan sin cobrar desde diciembre) y la
imposibilidad de lograr ingresos extra alquilando naves por un expediente de
Bien de Interés Cultural (BIC), impulsado por la plantilla y el Ayuntamiento y
recurrido por el dueño.
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Como
al final de cualquier vida, San Claudio escribe ahora su etapa más oscura. Pero
también tuvo tiempos donde sólo predominó el brillo del azul cobalto. El color
de la tinta impresa bajo las vajillas, los juegos de café, té y chocolate, o
las piezas decorativas y azulejos que llegó a manteles de toda España y cruzó a
Buenos Aires, La Habana o México por los encargos de la colonia de emigrantes.
Mayoría
de edad
La
primera época de esplendor de la planta llegó al poco de que José Fuente y Díaz
Estébanez comprara la fábrica por 1,8 millones de pesetas. «La factoría
ovetense había alcanzando la mayoría de edad en 1924, pues en ese año se colocó
a la cabeza de la industria cerámica regional con una producción de tres
millones de piezas y una plantilla de 200 trabajadores», refleja Buelga en su
publicación.
La
producción y las ventas aumentaron aún más en la época en que Juan Fuentes
Fernández, su hijo, gestionó la fábrica. La modernización del proceso que
emprendió tras la Guerra Civil, años donde prácticamente se paró la producción,
permitió escribir otra etapa de años dorados.
Pero
no fue hasta 1952 cuando la fábrica de San Claudio empezó a competir con La
Cartuja de Sevilla, la primera fábrica de cerámica artística y de loza creada
casi a la vez que la ovetense. Un apunte más que destacado: San Claudio llegó a
tener 600 trabajadores en la década de los sesenta. El declive económico
comenzó tres décadas después, con la crisis industrial asturiana, aunque se han
pronunciado en los últimos tres años.
San
Claudio está a punto de apagarse, pero como en cualquier vida, quedan imágenes
fugaces para el recuerdo: desde la loza recién salida del horno y barnizada, a
las protestas y movilizaciones de los trabajadores para evitar los despidos o
la salida de material para Marruecos, donde Ruiz de Alda tiene otra fábrica.
El Comercio
Noticia de 06/05/2009
La fábrica de loza de
San Claudio cierra sus puertas en Asturias y se traslada a Marruecos
La
fábrica de Loza de San Claudio cierra sus puertas en Asturias después de 106
años de tradición. Ahora, la carga de trabajo está siendo enviada a Marruecos.
Cosas de la deslocalización y de una compañía que comenzó su decadencia tras
ser adquirida por Álvaro Ruiz de Alda, nieto de uno de los fundadores de
Falange e hijo de Juan Antonio Ruiz de Alda, cofundador de Banif y
subgobernador del Banco de España en época de Felipe González.
María
José Mon, la portavoz del comité de empresa de San Claudio, declara que “desde
hace 18 años este señor -en referencia a Ruiz de Alda- prepara el terreno para
desmantelar la fábrica y quedarse con la marca y los terrenos”.
Por
lo visto, en su día San Claudio pidió un crédito a una sociedad de su propio
grupo empresarial que avalaron con la marca, “ellos mismos embargaron la marca
al no pagar el crédito”, añade Mon. Según esta fiel trabajadora durante 21
años: “Ese señor lo único que quería, es seguir fabricando en Marruecos con la
marca de San Claudio. Necesitamos la actuación de un juez estrella como Baltasar
Garzón para que lo ponga en su sitio…”.
Llama
la atención que el abuelo falangista del actual propietario de San Claudio
arengaba en los mítines: “A los obreros hay que convencerles de que somos tan
sindicalistas como ellos, pero creadores de riqueza". Ahora su nieto es
insultado por sus obreros y descalificado ante la falta de moralidad: “En lo
personal es más pobre que cualquiera de los trabajadores a los que ha echado a
la calle”, indican las fuentes consultadas.
Por
otra parte, hay quien considera que los terrenos de la locería podrían
declararse Bien de Interés Cultural pero aún no se ha iniciado ningún trámite
al respecto.
Veinte
días por año trabajado
Los
despidos fueron realizándose de forma gradual. Así en 2007 se prescindió de 96
puestos de trabajo. Los últimos 39 trabajadores finalizaron su relación laboral
el pasado 30 de abril. El finiquito definitivo se presentará el próximo 6 de
mayo ante los administradores concursales. Está semana otros cinco trabajadores
mayores de 54 años acuerdan su prejubilación y, tres empleados de 53 años
aspiran a prejubilarse.
En
la plantilla no se entiende que el juez haya autorizado la liquidación y
“extinción de los contratos con veinte días por año trabajado, cuando la ley marca
45”. Así Marcelino Álvarez, a sus 53 años, recibirá una indemnización de 12.000
euros por sus 38 otoños de dedicación a la empresa.
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Además,
los trabajadores denuncian que desde que el juez aprobó el plan de viabilidad
presentado por Ruiz de Alda hubo problemas para servir a clientes por falta de
mano de obra. Asimismo, explican que el producto que se fabrica en San Claudio
es enviado a Marruecos para ser terminado. “Desde hace año y medio la loza de
San Claudio se traslada a la planta marroquí para decorar y rematar las piezas
porque allí la mano de obra es más barata y las condiciones laborales al gusto
del jefe”.
A
la postre, las vajillas se reimportaban para ser comercializadas en Asturias o
almacenadas en naves de Madrid y Siero. Incluso hay quien atestigua que hubo
irregularidades manifiestas: “Hubo siete grandes camiones cargados de producto
que aún se desconoce su paradero final, y otros nueve tráilers cargados de
maquinaria se vendieron supuestamente para chatarra cuando la mayoría estaba en
perfecto estado, incluso con máquinas sin estrenar”.
Los
trabajadores arguyen que Ruiz de Alda maquinó una ingeniería societaria a
través de distintas empresas del grupo para descapitalizar San Claudio y nadie
le puso freno. “Hasta octubre de 2008 se facturó a nombre de la fábrica de San
Claudio, y desde entonces las facturas las emite Claumia Distribuidora, S. L. y
San Claudio Hogar, S. L., ambas con sede en Madrid”, informa uno de los
damnificados.
Pequeños
dramas familiares con un futuro laboral incierto. Entretanto, los prejubilados
liquidan las últimas vajillas made in Asturias. La tienda quedará abierta hasta
agotar existencias.
En
Marruecos, con sueldos ‘tercermundistas’
Según
los indicios aportados por los trabajadores la producción continuará en Marruecos
con idéntico know-how pero con sueldos y condiciones laborales tercermundistas.
La historia puede ser el inicio de una tendencia “rentable” para negociantes
sin escrúpulos. Falsos emprendedores que se aprovechan de subvenciones públicas
a la exportación, a través del ICEX, para luego deslocalizar sus empresas.
http://www.cotizalia.com
Noticia de 01/02/2010
La Fábrica de Loza, en
total abandono
Oxidándose
y llenándose de hierbajos bajo la lluvia. La Fábrica de Loza de San Claudio,
que cerró completamente sus puertas el pasado 30 de junio tras más de un siglo
de actividad, está considerada bien de interés cultural en la categoría de
monumento, pero eso no parece servirle de nada. No sirvió para evitar el
cierre, ni el paro de sus trabajadores, y tampoco para evitar que el abandono
se adueñe del recinto.
La
vieja locería está cerrada, las ramas crecen sobre el horno -una construcción
barriguda, de ladrillo, como una enorme tinaja que sale de la tierra- y los
tejados junto a las chimeneas se desmoronan. Al otro lado de la carretera que
va desde San Claudio a Sograndio, y que bordea la fábrica, se alzan las Casas
del Monte, las únicas viviendas obreras que construyó la Fábrica de Loza, y que
datan de cuando se inició su actividad, en 1903. Un grueso tronco de castaño
impide el paso a las casas, quizá para evitar que alguien las utilice como
refugio. Alguien muy necesitado, porque realmente están que dan miedo, al borde
de la ruina total. Estas casas forman parte de la declaración de bien de
interés cultural que afecta a la locería, una resolución de la Consejería de
Cultura, que fue solicitada en su momento por el Pleno del Ayuntamiento y que
ha llegado a los tribunales. El propietario de la Fábrica de Loza, Álvaro Ruiz
de Alda, ha presentado un recurso contencioso-administrativo contra esta
declaración, que torpedea cualquier intento de aprovechar el solar.
El
Ayuntamiento de Oviedo no comparte el rechazo del propietario a la declaración
de BIC, pero sí cree que hay que modificar la delimitación «y hacer algo
positivo para que este patrimonio no se pierda».
La
concejala María Jesús Rodríguez, representante del PP en el Consejo de
Patrimonio, y el concejal de Urbanismo, Alberto Mortera, visitaron la semana
pasada la fábrica y las Casas del Monte para observar su estado de primera
mano. Mortera anunció que reclamarán que la declaración de bien de interés
cultural se restrinja, de forma que sólo afecte a los elementos singulares. «Esa
declaración de BIC se solicitó en 2007, para intentar, de alguna manera,
impedir el cierre y evitar que los trabajadores, sobre todo las trabajadoras,
se vieran en la calle. Cuando Cultura hizo pública la delimitación, fue un
auténtico despropósito, ya que afectaba a medio San Claudio. Después, imperó la
cordura y se redujo el recinto protegido, pero aun así es excesivo. En
principio, defendimos que debía reducirse al perímetro de la fábrica. Ahora
creemos que sólo debe afectar a los elementos protegidos, pero incluir las
medidas necesarias para su conservación y su puesta en valor», expone el
concejal.
Mortera
no deja pasar la oportunidad de lanzar un dardo al Ejecutivo regional. «La
Fábrica de Loza de San Claudio demuestra que los mecanismos del Gobierno
regional para proteger el patrimonio no valen. Parece que basta que te declaren
monumento para que la ruina se cierna sobre ti. El ejemplo está en esta
fábrica, un recinto abandonado, y en estas Casas del Monte, que se están
cayendo».
La
Fábrica de Loza fue el primer patrimonio industrial asturiano declarado Bien de
Interés Cultural. El Principado, que inició este expediente por iniciativa del
Pleno del Ayuntamiento de Oviedo, destaca el valor de la factoría para
documentar «la tradición científico-técnica y de las artes industriales
asturianas, que se remonta al siglo XVIII».
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Entre
los elementos más significativos, Cultura destaca el taller de elaboración, el
almacén general, el horno de flint -de 1901, llamado «horno de botella» por su
forma de tinaja-, el horno de frita -de chimenea cuadrada, también de 1901-, el
taller de elaboración de pastas, de principios del siglo XX, las oficinas de
1903, que albergaron en su momento viviendas y la casa del director, y las
Casas del Monte, para obreros. También están protegidos los restos de las
antiguas oficinas y la chimenea de Cerámica Asturiana, contiguas a la locería.
El archivo y las colecciones de piezas históricas también se incluyen en la
protección.
El
argayo existente en la carretera de San Claudio a Pedruño, en la imagen, lleva
camino de eternizarse. Tres años se cumplen ya desde que se produjo el
deslizamiento de tierras, que ha dejado más en precario una vía ya de por sí
estrecha. Los vecinos, alarmados por la posibilidad de que algún viandante o vehículo
se precipite por el talud, han puesto el caso en conocimiento del Ayuntamiento.
BIC:
Los elementos protegidos.
Los elementos protegidos.
El
taller de elaboración. El almacén general. El horno de flint o de botella,
construido en el año 1901.
El
horno de frita con su chimenea cuadrada, también de 1901.
El
taller de elaboración de pastas, de principios del siglo pasado.
Las
oficinas, construidas en 1903 y que en su día fueron viviendas y residencia del
director de la locería.
Las
Casas del Monte, que fueron residencia de los obreros de la fábrica.
Los
restos de las antiguas oficinas.
Las
colecciones de piezas históricas.
Lne
7 comentarios:
Pero ¿quién realiza esos informes? ¿Por qué no se consulta a los expertos? Las chimeneas son un tesoro, sobre todo una de ellas.
Debería haber publicado un listado de expertos de cada materia, quizás en la página del Ministerio.
Lo económico siempre prima frente a nuestro patrimonio cultural
Eso es lo mismo que opino yo, se deberia hacer un grupo o listado de expertos en estas materias a la hora de hacer informes que puedan condenar a muerte estas bellas instalaciones que son parte de nuestro patrimonio...y si tristemente "casi" siempre es más importante el valor económico que el valor histórico, social, artístico, arquitectónico, etc que pueda tener este patrimonio.
que pena, mis padres trabajaron allí hasta 1983/1984, ya fallecidos, si levantaran la cabeza como se suele decir, y ver en que ha quedado..... pobre de ruiz de alda en ese caso...
He eliminado el comentario anterior pues no acepto propaganda en los comentarios. Si alguien desea publicar algo en mi blog que me escriba a patrimindustrialarqco@hotmail.com
y si lo considero adecuado para el contenido del mismo lo publicaré.
muchas gracias
Hola,
El último comentario data de tres años... que paso durante este tiempo? Supongo mas destruccion, dos incendios, y mas tristeza en el corason de los trabajores y vecinos, y en el mio tambien: mi bisabuelo fue el director técnico de la fabrica en sus primeros años (1908 - 1918). No contaba su tiempo para tratar de ameliorar la fabricacion de la loza (tenia un laboratorio en su casa). Como a tantos trabajadores durante tantos años le gustaba mucho su trabajo y estaba honorado de hacer parte de este pequeño parte de la historia del pais (aun era frances). Hoy tuvo la prueba gracias a fotos recentes que su antigua casa ya esta de pie... pero para cuanto tiempo? Que desolacion en los talleres con montones de lozas rotadas... que verguenza!
Si alguien quiere fotos de la epoca, tengo unas de mi madre. Nos gustaria tanto compartir lo que traien nuestros ancestros cuando volvieron a Francia, y que habemos conservado con respecto y emocion.
Gracias a los que, como Diana, ayudan a mentenir la memoria.
Marie-Noëlle (Paris)
Buenas noches Marie-Noëlle,
muchas gracias por tu comentario. Estaría encantada de difundir en mi blog las fotografías de la época e incluso toda la historia que queráis contarme. Desde mi blog intento dar a conocer todos los casos que pueda de patrimonio industrial y como bien comentas, para mantener viva su memoria, pues esta parte de nuestra historia (la historia industrial) está muy abandonada, al ser "reciente".
Os dejo mi mail
patrimonioindustrialarqco@gmail.com
Un saludo
Diana Sánchez Mustieles
Hola: sigo desde hace mas de 10 años la historia de San Claudio y me gustaría saber mas sobre ellos en la actualidad.... donde están instalados ahora en Marruecos y con que nombre, he visto un gran hermetismo a la hora de intentar saber algún dato de la nueva empresa en Marruecos y como es allí y no entiendo porque nadie quiere dar ni un dato y me gustaría saber como es ahora la fabrica, que productos además de os dos únicos modelos que ofertan aquí tienen....bueno uno que es curioso.
Gracias
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