Cambio de turno
La
golosa vara municipal de Gijón ha cambiado de manos y de partido. Nada extraño,
dentro del vendaval de cambio que recorrió España. Los gijoneses votaron a una
tendencia ideológica, aun dividida, más que a ninguna otra y cualquier empeño
que tratara de evitar su unidad de acción habría sido incomprensible y, aun
más, sospechoso de obedecer a viejas rencillas particulares que nada importan
al ciudadano que muestra su voluntad en la urna. O sea, que se impuso la
lógica. A todos nos gustaría que esto fuera un signo esperanzador. Desde aquel
ya lejano día en que la inmensa mayoría de nosotros pudimos por primera vez
elegir a nuestros regidores, el destino de Gijón había estado en manos de la
misma tendencia. Cambiaron las personas, pero no la idea que inspiraba la
orientación de la ciudad hacia una identidad distinta de la que tenía.
El
Gijón de hace treinta años era una ciudad con un poderoso sector secundario,
con abundantes fábricas, talleres, factorías e industrias de todo tipo. Las
grúas de los astilleros, las chimeneas y los castilletes de las minas formaban
parte, no sólo de su paisaje físico, sino también de la instalación mental del
gijonés. Un sector que absorbía una gran mano de obra y mantenía el paro en
niveles envidiados ahora. Y de pronto, todo comenzó a cambiar, los modos
económicos o la revolución tecnológica o el agotamiento de los mercados o la
imposición de criterios liberalizadores o todo junto, el caso es que los
pilares que habían sustentado el modo de vida tradicional de la ciudad se vinieron
abajo, dejándola en la necesidad de inventarse un nuevo rumbo.
Hoy,
sobre los solares de las antiguas fábricas se han construido nuevos barrios, se
han abierto parques y creado accesos; donde había astilleros hay playas;
algunos de los viejos edificios industriales se han reconvertido en centros
diversos y las minas ya son sólo un recuerdo para nostálgicos. Se eligió -o
acaso no había otra salida- entregarse de lleno en manos del sector terciario.
Al mismo tiempo, se quiso imprimir a la ciudad una imagen externa de modernidad
y de ruptura con cualquier alusión a lo tradicional. Plazas, parques y calles
se llenaron de figuras -llamémos las esculturas sólo para entendernos-
abstractas, y un nuevo color, el del óxido, se incorporó con fuerza al paisaje
urbano. Pero más bien cabe hablar de un vanguardismo hueco, sin aspiraciones de
convertirse en referencia; algunas de esas obras son de una desnudez conceptual
que su estética no compensa, y otras de un evidencialismo pretencioso, como un
simple cubo o unas chapas puestas de pie.
En
la misma línea se permitieron bodrios arquitectónicos que supusieron una
oportunidad perdida para el enriquecimiento del aspecto urbano, como la
estación del Humedal. Y, por supuesto, se cambió la nomenclatura urbana,
cayendo otra vez en la sectaria costumbre de imponer nombres según los
criterios ideológicos de turno, y así nuestras calles se llenaron de rótulos
socialistas, comunistas y marxistas. Con todo, se consiguió que el nombre de
Gijón sonara como un centro atractivo para el turismo nacional. Ahora se mira
con esperanza la gestión del nuevo equipo.
El Comercio-------------------------------------------------------------
Langreo
(Asturias)
Al rescate de
Nitrastur
Sobre
el papel, Nitrastur ha tenido muchas vidas. El último proyecto, presentado por
el Principado en 2006, preveía que la antigua fábrica de productos químicos se
reencarnara en un gran complejo tecnológico y residencial. Nada más se ha
sabido hasta ahora. Mientras tanto, los edificios de la primitiva fábrica -un
emblema del patrimonio arqueológico industrial que ocupa una extensión de
200.000 metros cuadrados en plena zona de expansión urbana de La Felguera-
languidecen a la espera de ser rescatados. La asturiana Covadonga Ríos, doctora
arquitecto, pintora y profesora de la Universidad Nebrija, tiene un plan para
hacerlo y lo presentará esta semana en Madrid, en unas jornadas científicas
sobre edificios del siglo XX que reunirá a 250 expertos de más de 30 países. Su
propuesta incluye usos culturales, empresariales y de ocio para recuperar el
complejo industrial e integrarlo en la trama urbana.
La
primera conferencia científica internacional sobre «Criterios de intervención
en el patrimonio arquitectónico del siglo XX», que se celebra los días 14, 15 y
16, está organizada por el Campus de Excelencia Moncloa de la Universidades
Complutense y Politécnica de Madrid, en colaboración con el Consejo
Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) y la Escuela de Arquitectura de
Madrid. De este foro -en el que participarán arquitectos, historiadores,
paisajistas e ingenieros de reconocido prestigio- saldrá el «Documento de
Madrid», un marco para fijar criterios de intervención comunes sobre el
patrimonio del siglo pasado.
Covadonga
Ríos, que forma parte de la organización, aportará a la documentación de las
jornadas un informe centrado en la factoría de Nitrastur, conocida también como
El Nitrógeno y que cesó su actividad en 1997. «Es importante plantear la
necesidad de una estrategia de rescate y unos criterios de conservación para
poder asegurar la permanencia física a través de otros usos de este conjunto
fabril, que ha sido calificado como joya de la arquitectura industrial
moderna», indica Ríos.
La
autora de informe hace hincapié en el «valor» de Nitrastur «como conjunto», un
«campus industrial» proyectado y ejecutado, entre 1950 y 1954 «enteramente bajo
la mano del mismo gran ingeniero, Carlos Fernández Casado». Entre los elementos
del complejo hay varios como la torre de refrigeración, la nave de sulfatos y
la gasolinera de gran valor patrimonial. En su estudio, Ríos plantea, como
estrategia de conservación, actuar sobre la contaminación de los terrenos (no
muy elevada y localizada en zonas muy concretas); la rehabilitación de accesos,
tramas viaria, edificios y zonas verdes; la realización de estudios
estructurales y de viabilidad para nuevos usos. La necesidad de
descontaminación ha sido una de las coartadas esgrimidas hasta ahora por las
administraciones para demorar la recuperación.
En
la definición de nuevas utilidades, Ríos propone integrar el complejo como
prolongación del paseo fluvial, una gran zona verde en la que los actuales
edificios (u otros nuevos) alberguen espacios culturales, viveros empresariales
o zonas deportivas.
«Hay
que asegurar la permanencia física de este complejo, una joya de la
arquitectura industrial moderna»
«Tiene
valor como conjunto, enteramente ejecutado por el ingeniero Carlos Fernández
Casado»
<Covadonga
Ríos> Arquitecta y pintora
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Tenerife
Una experta advierte
de que “es imposible conservarlo todo”
"Tenemos
que enfrentarnos a un expurgo ordenado del patrimonio cultural porque todo no
puede conservarse". Lo aseguró la catedrática de Prehistoria de la
Universidad Complutense María Ángeles Querol en la conferencia que ofreció hace
unos días en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife para
clausurar el ciclo "El lugar escondido".
"La
obsesión por conservarlo todo propia del siglo XX es insostenible, por lo que
tenemos que enfrentarnos a una selección de lo que debe mantenerse",
advirtió Querol.
En
su intervención María Ángeles Querol explicó que "no se trata de elegir
qué se destruye, sino de ordenar con rigor qué no se destruirá". La idea
de "conservar" comienza a ser sustituida por la de
"salvaguardar". "Las cosas mueren, las costumbres cambian y las
necesidades son otras", por lo que es necesario un "expurgo
ordenado", similar al del patrimonio documental.
Explicó
que el "patrimonio cultural existe porque existe la sociedad"; son
los "bienes que hemos heredado y decidimos qué merece la pena conservar
como señas de identidad histórica". La catedrática centró su intervención
en tres cuestiones: qué sabe la sociedad del patrimonio cultural, qué obtiene
de él y qué futuro le aguarda.
En
la penúltima conferencia, la exdiputada Dulce Xerach Pérez centró su
intervención en el patrimonio industrial de Canarias, y más concretamente en el
caso del Espacio Cultural El Tanque de Santa Cruz. Pérez señaló que El Tanque
debe ser considerado como un ejemplo de recuperación arquitectónica.
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INTERNACIONAL
Woonsocket
(Estados Unidos)
Los bomberos contienen
el fuego de la fábrica
Un
gran incendio destruyó una fábrica de 112 años de edad, en el norte de Rhode Island, y los bomberos dijeron que
permitirían a
la estructura se consumiera en el suelo.
Imagen de la noticia |
"La
mayor parte del edificio se derrumbó sobre sí mismo", dijo el subjefe
Michael Richardson a The Associated Press miércoles por la mañana.
Imagen de la noticia |
Los
bomberos de hasta 15 departamentos en Rhode Island y Massachusetts fueron
convocados a un incendio en la antigua Planta de Fabricación de Alice Mills
caucho en Woonsocket aproximadamente Martes 7:30 pm. Alice
Mills, a pocos kilómetros de la frontera del estado de Massachusetts, fue una
vez considerado el más grande de la fábrica de productos de caucho en el mundo.
*Noticia
original en inglés
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Paraguay
La Estación Central
será restaurada
El
plan de restauración de la Estación Central del ferrocarril, que en partes
permanece sostenida desde hace varios años por precarios puntales de hierro y
madera, ya está bajo la responsabilidad de la Dirección de Obras del MOPC y la
Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional.
La información fue confirmada este pasado fin de semana por el presidente de Ferrocarriles del Paraguay SA (Fepasa), Marcelo Wagner, quien dijo que ya tienen firmado un convenio al respecto con las dos instituciones citadas.
Incluso,
se ha fijado el 15 de agosto próximo como plazo límite para la entrega del
“proyecto de puesta en valor” de la Estación Central por parte de responsables
de la Facultad de Arquitectura.
Wagner
explicó que los trabajos de recuperación apuntarán a formar un conjunto
histórico que abarcará la antigua Oficina de Encomiendas y el taller
ferroviario que está al otro lado de la actual calle Gondra.
En
el patio del taller está la sede de una ex emisora de radio que seguramente
será desalojada, mientras que la Oficina de Encomiendas fue recuperada de manos
de un comerciante anticuario que quería instalar allí un negocio de
antigüedades.
Según
la fuente, para estos trabajos la Facultad de Arquitectura se apoyará a su vez
en un acuerdo que tiene con el Instituto Internacional de Formación de Reggio,
Calabria (Italia), para lo cual ya viajó hasta aquella ciudad europea un grupo
de profesionales para asesorarse con respecto al proyecto de la Estación
Central.
Independientemente
a ese trabajo más grande, hace poco más de tres meses se había iniciado la
recuperación del salón de actos y la terraza circundante, situados en la planta
alta de la Estación Central, a cargo de una empresa privada contratada por la
Subsecretaría de Cultura.
Por
otro lado, el MOPC ya está restaurando la estación de Villarrica y ya se tiene
el proyecto de recuperación de la Estación de Ybytymí. Todos estos planes se
suman a la decisión de impulsar la revalorización de los talleres y la “Villa
Inglesa” de Sapucái, cuya comunidad ya inició gestiones para pedir a la UNESCO
el título de “Patrimonio Industrial de la Humanidad”, como anunciamos en la
edición de ayer.
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