VISITAS
AL MOLINO
El departamento de Patrimonio del
Consell, para fomentar el conocimiento de los bienes históricos y culturales de
la isla, tiene abiertos al público tanto este molino como la torre de sa Sal
Rossa.
Fechas
visitas: hasta el
15 de octubre, de martes a domingo, de 10.30 a 13.30.
NOTICIA
SOBRE EL MOLINO
Artículo
de Joan Costa para Diario de Ibiza
En la cima del lugar concreto que
hoy da nombre a toda una parroquia, se alza el único molino harinero de Ibiza
restaurado para poder contemplar todos los detalles y piezas de la maquinaria
de esta reducida pero compleja fábrica de moler grano. En total, y aunque pueda
parecer que un molino de viento tiene pocos misterios, el mecanismo que puede
observarse en el molino de Puig d´en Valls consta de 49 piezas, desde las aspas
del exterior y las velas, que se conservan colgadas en la entrada de la
construcción, hasta el saco para recoger la harina o el boll de sa romana, un
contrapeso con una cuerda que el molinero podía usar desde el piso inferior si,
por un vendaval o cualquier otra contingencia, debía detener las velas y todo
el mecanismo, lo que se conseguía tirando de la cuerda y juntando así las dos
grandes muelas entre las que se molía el grano.
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El molino de viento de Puig d´en Valls fue
construido, probablemente, en el siglo XVIII y está ya documentado en 1791. Se
proyectó con dos particularidades que lo diferencian del resto de molinos
pitiusos que hoy conocemos. La primera de ellas es que originalmente disponía
de ocho antenas (las astas centrales de las aspas), mientras que lo normal en
las islas son mecanismos de seis; al ser restaurado, tras comprar el Consell el
edificio, los técnicos de Patrimonio decidieron instalar únicamente esas seis
astas habituales.
La segunda diferencia de este molino
es que únicamente tiene una puerta de entrada, cuando la mayor parte de estas
fábricas se levantaba con dos entradas. La explicación es tan elemental como
inesperada para quien desconoce el funcionamiento de estos antiguos ingenios
para el aprovechamiento de la fuerza eólica. Al parecer, los molinos tenían dos
puertas porque el molinero debía usar una o la otra en función de la dirección
del viento y teniendo en cuenta la soberana fuerza que podía adquirir el
velamen azotado por el ventarrón, capaz de arrojar por los aires animales y
personas si no andaban con cuidado. Lo cual llegó a suceder.
Sin embargo, en lo alto de la cima de Puig d´en Valls sólo podía esperarse que el viento soplara desde el sur (sureste o suroeste), por lo que una sola puerta bastaba para que el molinero pudiera entrar o salir cuando debiera o quisiera hacerlo. Lo explica la historiadora Cristina Palau, técnica de Patrimonio Cultural del Consell, que además señala el detalle de que los molinos de Ibiza y Formentera son construcciones exentas, separadas de las viviendas, lo que los diferencia de los de Mallorca, donde son edificios unidos a casas o bajo los cuales pueden observarse almacenes o cobertizos.
Según los datos que se conocen de la historia de este molino, a finales del año 1921 fue comprado a Vicent Tur Tur por Josep Serra Ramon, Pep Matar, que anteriormente había ya trabajado de molinero en el de ses Coves y que mantuvo en funcionamiento el de Puig d´en Valls hasta los años 40. Fue uno de los que dejaron de funcionar después de la Guerra Civil española, cuando se decretó una prohibición sobre la producción alimentaria que afectó a varios molinos pitiusos, según la información recogida sobre este elemento histórico en el blog de Patrimonio del Consell.
Una de las hijas de Pep Matar heredó
el molino en 1958 y sólo dos años después lo vendió al médico Pedro de
Alcántara Martínez, fundador de la Clínica Madrileña que existió en la avenida
Ignasi Wallis, más conocida como Ca n´Alcántara, cuyo edificio acabaría
acogiendo la primera sede del Consell Insular. En el año 1992, su heredera
vendió el molino y una parte del terreno en el que se encuentra al Consell, que
no tardó en iniciar su restauración, en la que participaron el entonces
arquitecto de la institución, Óscar Canalis, y Joan Torres Mayans, más conocido
como Joan es Moliner, el último maestro molinero de las Pitiusas, fallecido el
pasado mes de junio en su casa de La Mola de Formentera.
Imagen de la noticia |
En la cámara baja hay un esquema sobre las partes de un molino, según lo
dibujó el historiador Joan Marí Cardona. Con la ayuda de este panel se
identifican los elementos del molino, que en su planta media cuenta con el saco
en el que se recogía la harina cuando caía por un agujero desde la planta
superior, en la que ya se observa el grueso del sistema, el ingenio mecánico
con la rueda y las dos grandes muelas de piedra que trituraban el grano hasta
convertirlo en harina (la mola de damunt y la mola de davall).
Fuente
de la noticia http://www.diariodeibiza.es/
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