Hoy
os quiero presentar un impresionante conjunto preindustrial existente en O
Rosal (Pontevedra), realmente peculiar y excepcional como son los molinos de
Folón (formado por 36 molinos en cascada) y Picón (conjunto de 25 molinos). Se
trata de un increíble conjunto de molinos hidráulicos construidos entre el
siglo XVII y XVIII, declarados Bien de Interés Cultural. Conformando una increíble
ruta industrial.
Vista general de los molinos. |
Plano de ruta de molinos |
Vistas de los molinos |
Rutas turísticas de
Muiños de Folón o de Picón aquí
Tríptico con ruta de molinos pdf
Videos sobre los
molinos de Picón y Folón
Noticia-reportaje
sobre los molinos
Folón y Picón, cascada
de molinos sin fin
Es
tierra de kiwi, mirabel y viñedos, sobre todo con su famosa uva albariño y
loureiro, pero su patrimonio material ha ido ganando fuerza en los últimos años
hasta convertirse en el emblema del municipio. O Rosal está ubicado en la
espectacular desembocadura del Miño que separa Galicia y Portugal, aunque
también cuenta con unos kilómetros de costa en el Atlántico, lejos ya de la
bonanza de las Rías Baixas.
Dicen
que esa combinación de las nieblas fluviales y los vientos oceánicos le otorgan
un microclima especial para la maduración de frutos poco habituales en Galicia,
aunque la orografía también ha permitido una de las construcciones más
sorprendentes que ha dejado la cultura popular.
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Los
'muiños' (molinos) de Folón y Picón ya son una referencia indiscutible de la
localidad y lograron atraer el año pasado a la oficina de turismo municipal a
20.000 turistas. "Ahora mismo nos conocen más por los molinos que por el
vino", afirma Angeles Vicente Manzano, concejal de Turismo desde hace más
de cuatro años.
El
conjunto hiostórico-etnográfico lo forman 67 molinos hidráulicos que fueron declarados Bien de Interés Cultural
(BIC) por la Xunta de Galicia en 1998 y recibieron el premio Agader al
embellecimiento del medio rural en 2003. La homologación de su ruta de
senderismo por parte de la Federación Gallega de Montañismo también ha
contribuido a dar a conocer la impresionante formación arquitectócnica.
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Dispuestas
sobre la ladera, los molinos fueron construidos en los siglos XVII y XVIII con el objetivo de trabajar la molienda de las
grandes plantaciones de maíz y trigo. Todos ellos son privados o pertenecen a
comunidades, pero a finales de los año 90 el Ayuntamiento de O Rosal asumió su
reconstrucción gracias a una cesión de 25 años por parte de los dueños.
“Representan
mucho
"Representan
mucho para nuestro municipio y la gran mayoría de los visitantes sólo conocen O
Rosal por los molinos", explica la edil. La gran mayoría de turistas
proceden del resto de España, pero también desde Portugal y el resto de Europa.
La
Concejalía organiza rutas con un guía en las que se tiene acceso al molino de
'As Laxes', donde se realiza una demostración de la molienda, y posteriormente
se asciende por el serpenteante camino que lleva hasta otra de las formaciones
de ingeniería creadas para aprovechar el agua.
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Las
construcciones fueron obra de los vecinos de Martín y Picón (Fornelos) y, según
indican desde el Ayuntamiento, nunca
han tenido dependencia alguna de los monjes del cercano Monasterio de Santa
María de Oia, como se creía anteriormente.
La
ruta tiene unos 3,5 kilómetros de
distancia, de dificultad media-baja y a cubrir en apenas hora y media, y
en el primer sector aparece una de las vistas más típicas del conjunto. Son un
total de 22 molinos, los de Folón, dispuestos en forma de escalera o cascada
para aprovechar el paso del agua y aumentar su fuerza motriz.
Grabados
e inscripciones
Cada
construcción está numerada y dispone también de grabados con iniciales,
apellidos, nombres o cruces de cada propietario. Desde la cúspide, en la zona
conocida como Chan da Cereixeira, se dispone de unas vistas privilegiadas sobre el valle de O Rosal, la desembocadura del Miño
o el monte de Santa Tecla (A Guarda).
"El
recorrido no tiene excesivos problemas y recibimos a menudo a muchos colegios o
grupos de la tercera edad", explica Ángeles Vicente. En la bajada por el
Picón, donde hay otros 31 molinos, también se pueden percibir las huellas o surcos que las ruedas de los carros hicieron
con el paso de los años transportando las cosechas.
La
crisis está presente también en este rincón de la comarca del Baixo Miño y la
responsable de turismo admite que han notado un bajón. "Hay menos turistas
que otros años y cuando vienen aprovechan para visitar otros puntos de la zona
como Tui o A Guarda", explica.
El Mundo
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