Interesante
reportaje aparecido el 05/09/2011 de Kerman Romeo y I.P. Chávarri, sobre la reutilización
de espacios industriales para fines artísticos para recoger la obra de jóvenes artistas,
recomiendo su lectura. Es una lástima que no hayan acompañado el texto con
imágenes, pues creo que eso habría dado aun más potencia al artículo.
Bilbao
Desde hace 14 años en
Zorrozaurre conviven operarios vestidos con un mono azul y artistas de las más
diversas disciplinas. El proyecto La Hacería y más recientemente Zawp
(Zorrozaurre Art Work Progress), impulsados por Manuel Gómez Álvarez, han
creado una especie de microcosmos en el viejo barrio industrial, cinco espacios
y dos pabellones en los que jóvenes creadores puedan desarrollar y mostrar sus
obras. El universo levantado entre naves, grúas y hierros, varado en uno de los
márgenes de la Ría, viene a resumir la esencia de las Fábricas de Creación,
proyecto impulsado por el Departamento de Cultura, y uno de los planes
"estratégicos" del área que encabeza Blanca Urgell, según explica
Pello Gutiérrez, responsable del programa.
El
objetivo del proyecto es la habilitación de espacios en los que artistas
jóvenes puedan desarrollar su obra, conocer a otros creadores, tejer una red de
trabajo y abrir la creación cultural a la sociedad. Unos pilares sobre los que,
como recuerda Ruth Mayoral, coordinadora del proyecto ZAWP, hace tiempo se
trabaja en Zorrozaurre. "El proyecto ZAWP nació porque sentíamos el deber
de hacer algo para que el barrio no se muriera", recuerda, "que no
fuera simplemente un paseo en el que los jubilados se quedan mirando a las
obras. Debíamos interactuar con el barrio, una premisa sobre la que debe girar
cualquier fábrica de cultura".
Las Fábricas de
Creación "no son un nuevo descubrimiento; en muchas ciudades europeas hace
tiempo que se pusieron en marcha, y tampoco nosotros aquí estamos desarrollando
las primeras", añade Gutiérrez. El asesor del Departamento de Cultura se
remite a algunas iniciativas impulsadas bien desde las instituciones, como el
caso de Arteleku y la Diputación de Gipuzkoa, o privadas como la que Gómez
Álvarez y Mayoral protagonizan en Zorrozaurre.
Cultura comenzó a
desarrollar el año pasado este programa de fábricas para, entre otras
cuestiones, cambiar de algún modo el paradigma de las subvenciones a los
artistas. "Llevamos 20, 30 años, de una inversión pública ligada a la
oferta cultural canalizada, fundamentalmente, a través de la construcción de
infraestructuras y subvenciones a la producción", aclara Gutiérrez. Un
modelo que si bien "ha permitido que haya un interesante volumen de
profesionales, empresas y un aumento de la calidad ha provocado ciertos
peligros, por ejemplo, que haya un cierto formateo estético de la producción
artística". Esa tendencia a la homogeneización tiene su origen, según el
asesor de Cultura, en la obligación de las políticas públicas de "normalización
y de diseño de unas reglas que potencien la igualdad de oportunidades"
pero también ha provocado otros "efectos colaterales" como "la
dificultad de que los nuevos talentos puedan acceder a estructuras
profesionales".
Para los responsables
de Cultura las creaciones artísticas habían perdido "cierto papel crítico
y de espontaneidad", ahonda Gutiérrez, a lo que se unía la existencia de
un desfase entre las nuevas tecnologías y una sociedad y economía en constante
cambio con un modelo de producción, distribución y exhibición anclado en otros
tiempos. "Vimos que era hora de apostar fuertemente por abrir una nueva
línea de producción, una política cultural con carácter estratégico y que
promoviera prácticas permanentes de innovación", resume Gutiérrez a modo
de descripción del espíritu que anima el proyecto de Fábricas de Creación.
El programa además se
enmarca en la línea maestra del departamento para articular las políticas
relacionadas con el área: el Contrato Ciudadano por las Culturas, que sustituye
al Plan Vasco de la Cultura impulsado por el anterior Gobierno de Juan José
Ibarretxe. El modelo del actual Ejecutivo se caracteriza por el desarrollo de
políticas aglutinadoras y no excluyentes y donde lo vasco queda relegado a un
segundo plano.
La financiación de las
Fábricas de Cultura se articula en cuatro modalidades, entre las que la
consejería ha recibido más de 200 solicitudes: las conocidas como Sorgune,
Ikertu y Arragoa, cuyo plazo de inscripción finalizó a finales de julio, y
Agertu, pendientes de concesión hasta octubre. En total cuentan con un millón
de euros de presupuesto.
La primera de las
áreas, con una dotación de 501.000 euros y con un límite de 120.000, tiene por
objeto financiar los centros "que a través de programas específicos y con
adecuadas infraestructuras permitan a personas o colectivos" desarrollar
sus propuestas. Ikertu, con 100.000 euros, reconoce "20 ideas innovadoras,
locas, en las que los solicitantes reclaman un periodo de tiempo para estudiar
un proyecto y analizar su viabilidad", aclara Gutiérrez.
Arragoa, por el
contrario, y con un presupuesto de 299.000 euros, impulsa "las
intersecciones del mundo artístico con otras disciplinas como las ciencias
aplicadas, el urbanismo o el mundo de la agricultura o la industria".
Mientras que la última partida de 100.000 euros se destinará a la movilidad de
los proyectos, a la posibilidad de que sean expuestos o presentados en otras
ciudades "por ejemplo, para la búsqueda de patrocinadores".
Las Fábricas de
Cultura, subraya Gutiérrez, buscan además un encuentro entre lo público y lo
privado. "No queremos poner en marcha unos centros culturales, poner el
edificio y esperar a que lleguen los creadores. Queremos que la iniciativa
privada gestione y sea la responsable de la financiación de esos lugares".
De momento, Cultura ha
llegado ya a un acuerdo con cinco espacios -Alfa Arte en Eibar; el ya
mencionado Zawp, la antigua fábrica Astra de Gernika, Harrobia Eskena en el
barrio Otxarkoaga de Bilbao y Azola, un establecimiento de turismo rural
situado en Álava- seis si se tiene en cuenta la Asamblea Amarika, un colectivo
de artistas vitorianos y cuya implicación en el proyecto está por ahora
paralizada por problemas de financiación.
"No es que
estemos atravesando un bache, es que tenemos una sociedad y forma de producción
diferentes", añade Gutiérrez otra vez en relación a la delicada situación
económica y cambios que se han producido en la forma en la que los artistas
desarrollan su trabajo. "Lo más importante es que las artes ganen libertad
expresiva, que se libren del tutelazgo monopolista de los poderes públicos, Es
la única forma de garantizar un futuro viable en este campo", concluye.
Con
Barcelona como inspiración
El modelo vasco de
Fábricas de Creación nace inspirado en diversas propuestas que desde hace
tiempo se vienen desarrollando en diferentes capitales europeas, entre las que
Londres y Berlín constituyen dos de los ejemplos más significativos. El
proyecto consolidado y más próximo -sin contar las iniciativas que la Hacería,
y ahora ZWAP, llevan ya 14 años desarrollando en Zorrozaurre- son las Fàbriques
de Creació de Barcelona.
La idea catalana se
puso en marcha hace cuatro años con el objetivo de "incrementar los
equipamientos de la ciudad destinados a apoyar la creación y la producción
cultural", tal y como señala el Ayuntamiento de Barcelona.
Este consistorio quiso
además que muchos de esos espacios se levantasen en antiguos centros fabriles,
lo que sumaba al objetivo de impulsar el trabajo artístico la conservación y la
difusión de un patrimonio industrial en desuso. Este argumento también ha
calado en el modelo diseñado ahora por el Departamento de Cultura y en la
elección de determinados edificios para el desarrollo del planteamiento vasco,
como la antigua armería Astra de Gernika o los solares y viejas fábricas que
ahora acogen en Zorrozaurre a una pléyade de creadores.
Barcelona cuenta con
siete espacios fundamentales -Fabra i Coats, Illa Philips, La Seca, La
Escocesa, La Central del Circ, el Ateneu Popular Nou Barris y Hangar- que suman
en total 30.000 metros cuadrados. Hasta la fecha, el Gobierno vasco ha
articulado una serie de propuestas sobre seis espacios entre los tres
territorios.
Ambos modelos buscan
desarrollar un espacio en el que todos los profesionales implicados en la
producción cultural puedan potenciar su trabajo gracias, entre otras cuestiones
más, a la puesta en común de proyectos con diversos especialistas, la creación
de redes de trabajo entre los mismos y un acercamiento de la cultura a la
sociedad.
"Esto no es una
idea puntual", insisten fuentes del departamento que dirige Blanca Urgell.
"Es una línea de trabajo en la que estamos firmemente convencidos que se
tiene que instalar la política cultural, un proyecto estratégico",
concluyen.
Todas las iniciativas
- Alfa Arte. Ubicada
en Eibar, la empresa Alfa lleva dedicándose desde hace años a la metalurgia. Su
producto estrella ha sido la máquina de coser. Fruto del proyecto de fábricas
de cultura del Gobierno vasco, se adecuó un espacio para las experiencias
creativas. El centro está dedicado a colectivos de producción artística y tiene
como fin intercambiar información entre personas relacionadas con la cultura.
Algunas de sus iniciativas son planes de formación o la organización de
jornadas y encuentros anuales.
- ZAWP. Nace en Bilbao
en 2008 de la mano de la Asociación Cultural Hacería Arteak como ejercicio de
reflexión y reinvención del proceso de transformación urbanístico proyectado
para Zorrozaurre. A través del arte, la creación y la innovación, ZAWP pretende
convertir una antigua zona industrial degradada en un espacio nuevo que fomente
la interrelación entre las distintas disciplinas.
- Azala. Situada en el
entorno rural de Lasierra, localidad alavesa de poco más de una decena de
habitantes, es un proyecto bicéfalo que combina la actividad cultural con el
alojamiento de visitantes. Este establecimiento de turismo rural funciona como
residencia artística enfocada tanto a la investigación como a la reflexión.
Está concebido para la organización de cursos en un entorno alejado del ruido
de la ciudad.
- Astra. La antigua
fábrica de armas de Gernika pronto finalizará su adecuación para convertirse en
una fábrica de cultura. El inmueble, que se está reparando, se hallaba en unas
condiciones pésimas. El objetivo del Ayuntamiento vizcaíno es generar y atraer
nuevos servicios y orientar el proceso de transformación urbanística, social y
económica hacia la creación de un espacio de conocimiento. Cuando concluyan las
obras, la fábrica de creación dispondrá de mayor espacio del que disponía la
antigua fábrica de armas.
- Harrobia Eskena. El
pasado mes de abril nacía en el barrio bilbaíno de Otxarkoaga Harrobia Eskena.
La fábrica de cultura, que se ha ubicado en una antigua iglesia, se convirtió
en el primer centro de alto rendimiento escénico de Euskadi. Este espacio nace
con la finalidad de mejorar la actividad económica, social y cultural de dicho
barrio y, a la vez, impulsar la producción teatral vasca. La Asociación de
Empresas de Producción Escénica Asociadas de Euskadi (Eskena) se encarga de la
gestión. Harrobia cuenta con cerca de 1.000 metros cuadrados distribuidos en
las tres alturas del inmueble. Entre otras actividades se hallan la producción
de obras de teatro y danza y las residencias artísticas.
- Asambleas Amarika
Este colectivo de artistas y creadores pretende desarrollar la creación dentro
de la capital alavesa y buscar su "dignificación". Entre sus
actividades programadas se encuentran talleres de iniciación a los videojuegos
o colaboraciones con Artium.
Fuente El País
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