A finales del siglo XIX la “Fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón: Blanqueo, estampados y aprestos”, de la poderosa familia Batlló, era una de las fábricas más grandes del país y la primera del barrio en ir con electricidad en vez de vapor. Durante la guerra fue colectivizada por los trabajadores y después fue devuelta a los propietarios. Con la crisis del algodón en la década de los 60 albergó a pequeñas y medianas empresas, por eso algunos la han llamado “La ciudad de los oficios”. Quien hizo esta reformulación del espacio fue Julio Muñoz Ramonet, que se hizo de oro a base de especulación y de su colaboración con el régimen fascista. Unas 200 empresas de ramos diversos como el de la construcción o el editorial dieron trabajo a más de 2.000 trabajadores. Muñoz huyó a Suiza porque estaba perseguido por la justicia por evasión de impuestos y dejó la herencia a sus hijas. La propietaria actual de la finca es la Inmobiliaria Gaudir, de una de las nietas de Muñoz.
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35 años en el tiempo
En 1976 el Ayuntamiento de Barcelona aprueba el Plan General Metropolitano (PGM), que destina todo este terreno a equipamientos y zonas verdes. El PGM establecía qué casas de esa zona tenían que ser derribadas. Además, desde el Centro Social de Sants no se quiso presionar para que se aplicase el Plan porque esto suponía echar a la calle a los trabajadores. En este contexto, los industriales que tenían su negocio en Can Batlló, los propietarios e inquilinos afectados por el PGM y la vecindad que necesitaba los equipamientos podían verse enfrentados por intereses distintos, situación que no les interesaba.
Durante la guerra, Can Batlló fue colectivizada por los trabajadores y después fue devuelta a la familia Batlló
Sin embargo, a finales de los ‘90 empieza a cambiar el panorama. Muchas empresas no estaban preparadas para estar en el polígono porque éste era demasiado antiguo y empezaron a irse. Parece que Muñoz empezó a vislumbrar la burbuja inmobiliaria y propuso a la familia transformar la fábrica y hacer edificios. A cambio de la construcción de 60.000 metros de suelo edificable, daba a los vecinos el resto de terreno para hacer lo que quisieran. “Como el PGM no preveía que se construyesen pisos se aplicó una fórmula: coger zonas edificables de otros lugares sobre el papel y trasladarlas al polígono, a cambio, sacar un trozo de zona verde y pasarlo al lugar donde había quitado la zona edificable”, explica Josep Maria Domingo, presidente del Centre Social de Sants. De esta forma el constructor podía hacer 600 pisos, pero era insuficiente para la propiedad, que quería construir más y más. Así que el proyecto quedó parado otra vez en 2002.
En 2003, los miembros de la Plataforma Can Batlló és pel Barri se encerraron en la Iglesia de San Medir (al lado de Can Batlló) pidiendo que se paralizase el proyecto. La Generalitat intervino como esponsor y se puso más terreno edificable en Can Batlló de la misma forma que antes, la propietaria ya podía construir 900 pisos. Este proyecto de 2006 es el que sigue vigente.
Así, se creó una junta de compensación que controlaba todos los pasos administrativos. Lo primero que se debe hacer antes de construir es pagar las indemnizaciones a las personas afectadas por el Plan General Metropolitano y que tienen que sufrir las expropiaciones, tanto los propietarios de las casas como los industriales que tienen su negocio en Can Batlló. Con el dinero de vender los pisos sobre el mapa la Inmobiliaria Gaudir podía pagar las indemnizaciones y empezar a dar vida al proyecto. Pero cuando se estaban publicitando los pisos, cayeron los mercados financieros y el proceso se volvió a encallar porque no había compradores.
Se puso en marcha la campaña “Tic Tac Can Batlló”: si no empezaban las obras en un plazo entrarían al espacio
En el proyecto hay una serie de cláusulas que establecen que si pasados seis años no se hace nada, el Ayuntamiento puede cambiar el tipo de régimen. Lo tiene que cambiar a régimen de cooperación: el Ayuntamiento pagaría las indemnizaciones y después pasaría factura al propietario para empezar a construir. En noviembre de este año termina el plazo para hacer el cambio de régimen y tanto el gobierno saliente como el entrante se comprometieron a aplicarlo.
Desde el Ayuntamiento se decía a los vecinos y vecinas que en 2009 empezarían las obras. Pero después de más de 30 años de espera decidieron poner una fecha límite. Empezaron la campaña “Tic Tac Can Batlló”: si en junio de 2011 no habían empezado las obras entrarían al espacio y empezarían a autogestionarlo. Con diferentes campañas por el barrio se fue avisando de la inminente ocupación.
La conquista del bloque 11
Días antes del 11 de junio la Administración dio por hecho que no se iban a empezar las obras y llegó a un pacto con los vecinos, podían entrar a Can Batlló, el bloque 11 era suyo. Y este sólo era el punto de partida. Para la entrada que ya estaba ganada de antemano, se preparó una jornada lúdico reivindicativa de tres días. Tres marchas salieron de diferentes puntos del barrio y confluyeron ante la puerta del recinto. Centenares de personas se congregaron delante de la entrada y, tras el sonar de una traca, entraron en Can Batlló. A ritmo de las batucadas y con un puño gigante encabezando la marcha, fueron descubriendo el inmenso espacio. Conciertos, espectáculos, actividades infantiles, comidas populares, exposiciones fotográficas y los inicios de lo que sería la Biblioteca Popular Josep Pons marcaron los primeros días. “Es una alegría infinita ver cómo desde el barrio organizado y con empuje podemos hacer cosas necesarias, y lo podemos hacer sin la necesidad, es más, en contra de las administraciones y de los intereses privados”, se alegra Toni Piñieiro, del área de comunicación de la asamblea de Sants.
Centenares de personas se congregaron delante de la entrada y después del sonar de una traca entraron en Can Batlló
De momento el espacio que tienen los vecinos en sus manos no para de crecer, el miércoles 13 de julio la comisión de negociación se reunió con el consistorio para que les de entrega de las llaves que dan acceso a otra nave de Can Batlló mucho más grande: más de 80.000 metros cuadrados. Este miércoles 13 de julio la propietaria incumplió su palabra al no querer entregar la llave de la nueva nave que había prometido. Los vecinos pudieron ver el espacio, que calificaron de “enorme” y lucharán para conseguir lo que se merecen.
Entrevista a Josep Maria Domingo, miembro de la Plataforma Can Batlló Pel Barri
“Teníamos todos los números para ganar”
DIAGONAL: ¿Quién tiene que empezar a mover ficha?
JOSEP MARIA DOMINGO: Tenía que empezar a mover ficha la inmobiliaria, pero el Ayuntamiento en la Junta de Compensación era quién tutelaba todo esto y podía obligar a esta gente a espabilarse. Nos enteramos de que a veces los miembros del ayuntamiento no asistían a la junta. Como el resto de miembros de la junta eran los propietarios, dejaban que la situación continuara igual.
En el Centro Social estamos dentro de una comisión de seguimiento de este tipo de obras. En esta comisión nos enseñaban proyectos de cómo sería el espacio. Ellos nos decían que a finales de 2009 empezarían las obras del Centro de Atención Primaria (CAP), los pisos y los equipamientos, pero nosotros estábamos hartos de esperar. Les dijimos que, si en junio de 2011 esto no había empezado, ocuparíamos Can Batlló. Y así ha sido.
D.: ¿Cómo fue la preparación de la entrada?
J.M.D.: Pusimos un calendario de los días que faltaban, más de 400. En las comisiones de seguimiento les empezamos a advertirles que entraríamos si no comenzaban las obras en junio de 2011, ‘nosotros entraremos, nosotros entraremos, nosotros entraremos…’ Cuando faltaba menos de un año empezamos a organizarnos para ocupar Can Batlló y montamos la Plataforma de Can Batlló pel Barri. Diseñamos una forma de ocupar. Los últimos días, cuando faltaba poco para entrar, coincidieron por casualidad con las elecciones municipales. Vimos que habría un vacío de poder y que el Ayuntamiento no sabría qué hacer. Esta fue una de las claves que nos determinó el éxito. Pero otra de las circunstancias que nos ha dado más fuerza ha sido que hemos hecho una campaña de prensa muy fuerte.
"Le dijimos al Ayuntamiento que, si en junio de 2011 esto no había empezado, ocuparíamos Can Batlló"
En 2010 cambiamos la campaña de apretar a la Administración (hasta el momento la interlocutora era la regidora del distrito), decidimos ir directamente al alcalde. Hablamos con el alcalde y prácticamente le dimos un martillo para que colaborase con la entrada y él dijo que vendría a la ocupación. Le dijimos: “Ponte un casco que si no te darán una pedrada”. Teníamos todos los números para ganar. También tuvimos una cita con Trias, el futuro alcalde, vino aquí y también nos dio su apoyo y criticó al anterior gobierno. Así que hemos tenido una serie de circunstancias favorables y hemos atacado por todos los lados posibles.
Teníamos que entrar el sábado 11 y el miércoles anterior recibí una llamada que me decía que la propietaria quería hablar conmigo. Nos reunimos con el abogado, nos preguntó qué nave queríamos, se lo dijimos y nos la dieron.
D.: ¿Hubo otros triunfos antes?
J.M.D.: Antes hubo una lucha para el tema de los aparcamientos. Se arregló una calle del barrio y se quitaron plazas de parking. Entonces pedimos algunos de los solares de Can Batlló para que el Ayuntamiento pusiese un aparcamiento. Pusieron excusas y, por nuestra parte, trabajamos con un grupo de arquitectos que diseñó el futuro parking. El Ayuntamiento no tuvo que dibujar nada. Esto pasó en diciembre de 2009 y se inauguró un año después. Al final conseguimos un aparcamiento con 160 plazas de área verde. Esto que hemos ganado ha sido a base de trabajar mucho y han sido pequeñas victorias.
"Otra de las circunstancias que nos ha dado fuerza ha sido que hemos hecho una campaña de prensa muy fuerte"
D.: ¿Queréis que se conserve el plan actual?
J.M.D.: El proyecto no se puede modificar porque se tiene que tocar todo el Plan General Metropolitano y no queremos entrar otra vez en una dinámica de tipo administrativo que puede ser muy larga.
UN PROYECTO DEL BARRIO PARA EL BARRIO
La Plataforma Can Batlló pel Barri está formada por personas del barrio de La Bordeta. Antes de la entrada en el bloque 11 de Can Batlló, la plataforma se reunía cada 15 días en el centro social de Sants. Sus exigencias: una biblioteca, un casal para jóvenes, así como la construcción de un área de salud que ya ha sido presupuestada pero aún no ha sido construida.
LA CUARTA PARTE DEL BARRIO DE LA BORDETA
Los terrenos de esta vieja fábrica de tejidos, de la llamada “ciudad de los oficios” en La Bordeta ocupan una cuarta parte del espacio del mismo. Además del bloque 11, ya recuperado, la Plataforma Can Batlló pel Barri proyecta la creación de zonas verdes, la demolición de los muros que separan Can Batlló del barrio de Sants y la construcción de pisos de protección oficial.
Blog Recuperem Can Batlló endavant el Blo 11
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