Artículo
de Susana Neira para El Comercio
El gobierno local lucha contra el
Ministerio de Defensa por la propiedad de la antigua fábrica de armas de La
Vega. 120.000 metros cuadrados sin actividad en situación estratégica, en plena
entrada de Oviedo, que el Estado, a pesar del coste de su mantenimiento, no
está dispuesto a ceder. A la par, el Ayuntamiento negocia también con la
empresa Edp la permuta de las instalaciones de la fábrica de gas en la calle
Paraíso. El plan especial autorizado a la compañía, que incluye un centenar de
viviendas, la cesión de un espacio al municipio, el derribo de algunas
instalaciones y la conservación de otras, tampoco resulta satisfactorio para
los socios del ejecutivo ovetense. La fábrica de loza, en cambio, corre peor
suerte. Nadie apuesta por recuperar estas instalaciones.
Pasó épocas de vacas flacas durante
su más de un siglo de actividad, pero cayó en la desgracia más absoluta a
partir de 2007. Tras varios Expedientes de Regulación de Empleo, su última
propiedad despidió a los últimos 40 trabajadores y cerró sus puertas en 2009,
dando paso a su liquidación y sin ningún amago de reabrirla.
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Para estas instalaciones, desde
entonces, no ha habido más que bofetadas. El Principado escuchó a los últimos
obreros cuando, en 2007, le solicitaron, en plena lucha, una declaración de Bien
de Interés Cultural para el complejo que tramitó y aprobó. Pero, tras escuchar
a los administradores concursales, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias
(TSJA) anuló dicha protección. Consideró que los informes que avalaron dicha
catalogación eran insuficientes. Solo la Real Academia de Historia emitió uno
completo y fundamentado. De los otros dos, la Universidad de Oviedo respondió
de forma desfavorable a la declaración de BIC y la Real Academia de San
Fernando de forma incompleta. Cultura se quedó con ese fallo y descartó
recurrirlo. Tampoco reabrir el expediente. El pasado enero habló de incluir
«determinados elementos singulares en el inventario de Patrimonio Cultural de
Asturias». Los resultados de dicho estudio, si se ha iniciado, no se han publicado.
Mientras tanto, en los últimos seis
años la locería no ha hecho más que recibir ataques. A las continuas visitas de
saqueadores -la Guardia Civil detuvo a al menos una veintena de personas solo
en 2010, algunas cargando furgonetas enteras con vajillas y cobre- se le
sumaron dos incendios en las antiguas oficinas de Gerencia y uno posterior en
un almacén. El interior, por dentro, es cada vez más desolador. Basura, maleza
y muchas pintadas de okupas. Es lo que queda de la fábrica de loza de San Claudio.
Fuente
de la noticia http://www.elcomercio.es
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