Siguen apareciendo noticias sobre el
posible derribo del Taller de Precisión de Artillería de Madrid (TPA).
14/12/2015
La
demolición de Chamberí arrancó antes de ser aprobada.
Artículo de P. Poveda para La Razón
El pasado 27 de noviembre el Pleno
del Ayuntamiento de Madrid daba luz verde a una operación urbanística no exenta
de polémica. Aprobaba un Plan Parcial para permitir a una cooperativa de
viviendas levantar una urbanización con 355 viviendas de lujo en el número 50
de Raimundo Fernández Villaverde, en pleno barrio de Chamberí.
Para la aprobación del citado plan
era necesario derribar los edificios que el Ministerio de Defensa, anterior
propietario de los terrenos (hace un año vendió el solar a Domo Gestora por
111,5 millones de euros), levantó en los mismos en 1899. Unos cuarteles en los
que se ubicó, entre otras instalaciones, el Taller de Precisión de Artillería
(TPA), un inmueble de interés cultural que ahora tiene las horas contadas. Y
las tenía, según ha podido saber ahora LA RAZÓN, incluso antes de llevarse a
cabo el trámite parlamentario. Inicialmente el Pleno en el que se votaría la
modificación urbanística estaba previsto para el 25 de noviembre. Un día antes
la alcaldesa, Manuela Carmena, retiraba este punto del orden del día de la
sesión y convocaba una mesa de trabajo con Defensa, vecinos y cooperativistas.
Posponía la decisión a un Pleno extraordinario que finalmente se celebró el
viernes 27 y en que la operación salió adelante.
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Para entonces, según denuncian los
vecinos, los trabajos para tirar los talleres llevaban ya cinco días en marcha.
Incluso antes de obtener el «ok» municipal, y coincidiendo con una de las
últimas acciones de los vecinos para «salvar» el edificio, los operarios
comenzaron el día 23 a realizar un agujero en la acera de entre las calles
Modesto Lafuente y Maudes, junto a la fachada de la parcela de 14.500 metros
cuadrados. «Es muy raro que se haga una nueva acometida de electricidad para un
edificio que no tiene uso. Yo me acerqué a preguntar y me dijeron los obreros
que era para las obras de derribo», explica Arturo Valdés, miembro de la
plataforma «Salvemos el TPA». En concreto, les explicaron que «necesitaban
tener suficiente fuerza de electricidad para las máquinas» que emplearán para
tirarlos. «Está claro que la obra iba a dar comienzo el día en que estaba
prevista la aprobación del plan, esa semana instalaron el cable y el cuadro de
electricidad. Luego la cala empezó el 1 de diciembre. Ya la han cubierto»,
añade Valdés. Los vecinos querían que el singular edificio, el segundo más
antiguo de España construido en hormigón tras la fábrica de harinas de La Ceres
de Bilbao, se conserve como escuela infantil para los barrios de Chamberí y
Tetuán. Por eso, sólo tres días antes de la aprobación del plan urbanístico las
asociaciones «Madrid Ciudadanía y Patrimonio», «Vecinos Parque Sí en Chamberí»
y «Ecologistas en Acción Madrid» registraron en la oficina de atención al
ciudadano una petición dirigida al conceja de Urbanismo de Carmena en la que
pedían a José Manuel Calvo la inclusión de los antiguos talleres dentro del
catálogo de edificios con nivel de protección integral. También su jardín
histórico y su arbolado centenario, para los que solicitaron su inclusión en el
catálogo de parques y jardines de interés con nivel de protección 2 y en el de
árboles singulares de Madrid. «Realizamos esta solicitud en base a los valores
históricos, arquitectónicos, naturales, urbanos y sociales de este conjunto,
que no ha sido convenientemente estudiado ni valorado por las administraciones
competentes», concluyeron los afectados la citada petición.
Fuente
noticia http://www.larazon.es
La
tragedia del Taller de Precisión de Artillería de Madrid
Autora artículo Paula Corroto para
El Diario
El Taller de Precisión de Artillería
de Madrid (TPA) fue uno de los proyectos estrella de la ciudad a finales del
siglo XIX. Un diseño muy ambicioso que ocupaba siete edificios y jardines. Y el
culmen de la modernidad arquitectónica, ya que fue una de las primeras
edificaciones en las que se utilizó hormigón armado para su estructura. Madrid
soñaba entonces con emular a Francia con sus edificios industriales- ya se
había construido el Canal de Isabel II, también en la zona- y el TPA, que contó
con grandes arquitectos e ingenieros municipales, era la mejor prueba para
mostrarse como una verdadera ciudad europea.
El pasado 27 de noviembre, sin
embargo, el ayuntamiento decidió que, si no hay un cambio de última hora, el
TPA pasará a la historia y su lugar será ocupado por viviendas de lujo. Es
la conocida como Operación Chamberí y es también la tragedia, una más, de uno
de los edificios emblemáticos de Madrid.
Una
construcción histórica
El TPA fue construido en un solar
que hasta ser comprado por el Estado era propiedad de Juan Maroto, marqués de
Santo Domingo. Entonces aquella parcela, que limitaba con las actuales calles
de Maudes, Alonso Cano, Modesto Lafuente y Raimundo Fernández Villaverde, 50
(por entonces llamada Paseo de Ronda) estaba en una zona limítrofe,
prácticamente lo que se consideraba las afueras de Madrid, ya que no existía el
barrio de Chamberí. Aquello era el Ensanche Norte, la zona por donde la ciudad
crecía en el siglo XIX.
Desde hacía tiempo, el Ministerio de
Guerra quería contar con una especie de laboratorio militar para que sus armas
fueran más modernas y precisas. Para 1899 ya se había decidido esta
construcción en la que, según se recoge en el archivo de la Villa de Madrid, se
desarrollaría la tecnología militar más puntera de la época. Y los edificios
que la albergaran, del llamado estilo neomudejar, deberían estar a la altura. A
partir de 1907 todo el conjunto fue evolucionando hasta 1950 cuando se quedó
tal y como está ahora. Por supuesto, los alrededores también habían cambiado.
Nunca fue
protegido
EL TPA fue propiedad del Ministerio
de Defensa hasta el año pasado cuando fue vendido por 111 millones de euros a
una inmobiliaria de pisos de lujo. Hasta el verano de este año se mantuvo como
centro de investigación y fábrica militar. Su desgracia, no obstante, había
empezado años antes, concretamente en 1997 cuando el ayuntamiento del PP con el
PGOUM de aquel año consideró aquella parcela suelo urbano. Muchos se frotaron
las manos. Además, el TPA tampoco estaba protegido, ni por el ayuntamiento en
su catálogo de Bienes Culturales, ni por la Comunidad de Madrid que no lo había
declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Y es aquí cuando llega la gran
tragedia y lo inexplicable: ¿por qué este edificio del siglo XIX no tenía
ninguna protección patrimonial? Aquí hay que abordar la complejidad de las
leyes de patrimonio y cómo están diseñadas.
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A nivel estatal existe la Ley de
Patrimonio de 1985, sin embargo, la competencia está transferida a las
Comunidades Autónomas. En la Comunidad de Madrid rige desde 2013, aprobada
únicamente por el Partido Popular, una nueva Ley de Patrimonio que, a la
declaración BIC sumaba la declaración de Bien de Interés Patrimonial (BIP), que
rebaja algunos grados la protección, por lo que sí garantiza que se puedan
hacer determinadas obras. Por otro lado, el ayuntamiento posee el Catálogo de
Bienes Culturales que protege dándole determinados niveles a los edificios
según su Valor patrimonial, Valor Histórico, Valor Tipológico, Valor Urbano,
Valor paisajístico, Valor botánico, y Valor de significado cultural.
Para que a un edificio le otorguen
estas protecciones se tienen que llevar a cabo varios estudios que
habitualmente encargan el consistorio y la comunidad. Son técnicos en
patrimonio que analizan si los edificios cumplen con estos valores antes
determinados. Y es cierto que sólo en Madrid capital hay 229 edificios con
carácter BIC, pero en el caso del TPA, el único informe que detalla el valor
histórico lo llevó a cabo la Asociación Madrid, Ciudad y Patrimonio, lo que ya
muestra un desentendimiento por parte institucional.
Según este informe, el taller de
artillería cumpliría sobradamente con los criterios: tiene más de cien años,
tiene un valor arquitectónico por su estilo neomudejar, que es muy
característico de Madrid, y es el edifico con estructura de hormigón armado más
antiguo de Madrid (por eso, por ejemplo, no se podía tocar la estructura del Matadero).
El jardín tiene árboles de más de cien años. Y además, siguiendo el Plan
Nacional de Patrimonio Industrial, también cumple con los requisitos.
De ahí que a asociaciones como
Salvemos TPA y la propia Madrid, Ciudad y Patrimonio hayan solicitado el
Nivel 1 integral para la incorporación al Catálogo de Bienes Culturales del
Ayuntamiento. También se ha solicitado el BIC, pero de momento con esta
protección se salvaría la fachada y la estructura interior. Se podría cambiar
el uso del edificio –podría convertirse en un centro comercial- pero no se
podría vaciar ni mucho menos demolerlo.
Un
tramitación deprisa y corriendo
Pero una vez más, el TPA ha salido
perdiendo. Desde que comenzó la Operación Chamberí los trámites han ido a toda
prisa. Para enero de 2015, la Comisión para la Protección de Patrimonio
Histórico, Artístico y Natural del ayuntamiento ratificaba la operación que ya
había aprobado la Comisión Local de Patrimonio Histórico de la Comunidad de
Madrid. En abril de este año, la operación quedaba firmada en el ayuntamiento y
el 8 de mayo aparecía en el BOCM.
Sólo dos semanas antes de las
elecciones municipales todo estaba cerrado. Es cierto que hubo un periodo de
alegaciones hasta el 8 de junio que, como insisten desde las asociaciones, no
sirvió para nada. El 6 de noviembre el área de Urbanismo Sostenible, ahora en
manos de Ahora Madrid, daba el visto bueno y el 27 de ese mismo mes era
aprobada en el pleno con los votos de Ahora Madrid (excepto de seis
concejales), el Partido Popular y Ciudadanos. El PSOE votó en contra, pero el
TPA quedó definitivamente condenado a su demolición.
“Lo que ha demostrado este caso es
que la protección de los edificios es voluntad política, no es nada técnico. No
hay una disposición clara, ni normativa ni nada. Lo ocurrido con el teatro
Albéniz es porque lo ha decidido Paloma Sobrini [actual directora general de
Patrimonio de la Comunidad de Madrid], pero si ponen a otro… No hay una
regulación concreta”, admiten desde Madrid, Ciudad y Patrimonio. Precisamente,
hubo protestas durante años para salvar al Albéniz y sólo se ha conseguido
ahora con un cambio de dirección en Patrimonio, pese a que sólo le han otorgado
el BIP “que viene también de la ley de 2013 que no define claramente hasta
donde llega la protección ni por qué. La propia ley no te aclara nada”,
recalcan desde esta asociación.
Con el TPA ni siquiera hubo un plazo
para debatir otras opciones que pudieran salvarlo. El colectivo Corazón Verde
en Chamberí pidió en un comunicado un periodo de reflexión en el que también
pudieran participar los vecinos. No hubo tiempo.
Un
edificio para la Formación Profesional
Ante esta situación se encuentra
ahora el TPA, con dos instituciones que no han sido capaces de proteger este
edificio histórico, gran damnificado de una operación urbanística. “El
ayuntamiento no está haciendo nada, le está interesando muy poco el patrimonio.
La Comunidad parece que sí está un poco más interesada. Pero en Ahora Madrid,
¿cómo pueden actuar igual que el equipo anterior, ligado a constructores y
empresarios y no a los ciudadanos?”, se preguntan desde MCyP.
Por lo que ha podido saber eldiario.es
aún no hay licencia de demolición del TPA, pero desde las asociaciones ya se
esperan lo peor y es más, denuncian que ya se están instalando las cargas de
electricidad. Se lamentan por lo que se podría haber hecho con este edificio,
“desde talleres para la Formación Profesional en sus naves a todo tipo de uso
docente, social o educativo porque este barrio además carece de muchas
dotaciones de este tipo. Aquí no hay solares”. Porque muy poco queda en
Chamberí de aquella zona, casi campestre, en la que se construyó el TPA.
Aquello era el final de Madrid. Hoy es prácticamente el centro. Y para este
ayuntamiento, porque así lo ha aprobado, lo único que debe haber son viviendas
de lujo y aparcamientos.
Fuente
noticia http://www.eldiario.es/
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