Banyeres llegó a ser, junto a Alcoy, uno de los principales centros productores de papel de fumar de toda España. De ello son testigos los 14 molinos papeleros que llegaron a estar en activo durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX. El Ayuntamiento, consciente de la importancia de este patrimonio industrial, va a recuperar una ruta que enlaza los tres molinos más emblemáticos, al tiempo que interviene en ellos para conservarlos.
La gran importancia que tuvo la industria papelera de Banyeres ha dejado como herencia una serie de edificios, grandiosos para la época en la que fueron construidos, que todavía hoy sorprenden por su monumentalidad y por su increíble adaptación al medio. Y es que estas fábricas, denominadas también molinos papeleros, se ubicaron en su mayor parte junto al río Vinalopó, con el objetivo de utilizar la fuerza del agua para mover las máquinas. La llegada de la electricidad propició que poco a poco estas factorías quedaran sumidas en el abandono, dado que fueron desplazándose a lugares más llanos y mejor comunicados al no requerir ya energía hidráulica.
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Los antiguos molinos papeleros, testigos mudos de aquel glorioso pasado industrial, han ido deteriorándose a consecuencia del paso del tiempo, circunstancia que ha obligado al Ayuntamiento de Banyeres en los últimos años a realizar algunas intervenciones en los edificios más emblemáticos, para evitar su ruina. Asimismo, y conscientes de su potencialidad tanto patrimonial como turística, hace una década se habilitó un recorrido, denominado "Ruta dels Molins", que enlazaba precisamente los tres molinos en los que se ha estado actuando, en un atractivo paseo junto al río Vinalopó.
Sin embargo, y según explicaba el portavoz del gobierno municipal, Ramón Albero, "el paso del tiempo y las lluvias han ido deteriorando el camino, hasta el punto que hay algunos tramos impracticables. Este es el motivo por el que hemos decidido realizar una intervención para arreglar tanto la senda como algunos márgenes de piedra que se habían derrumbado". El coste de la actuación en este sentido ascenderá a unos 68.000 euros, financiados a través del denominado plan Camps.
El recorrido, de una hora de duración, enlaza los molinos de l'Ombria, Pont y Sol, además del Partidor, una instalación desde donde se distribuía el agua a las factorías. Además, junto al Molí l'Ombria hay una zona de acampada y un área recreativa con todo tipo de servicios. En lo que respecta a los molinos propiamente dichos, el de l'Ombria es el que presenta en estos momentos un peor estado, si bien todavía se puede apreciar su grandiosidad. Se trata del primer molino que se estableció en el curso alto del río Vinalopó. Las obras empezaron en el año 1779 por orden del escribano de Banyeres Laureano Ballester y Garrigós. En el segundo tercio del siglo XX se le anexionó un molino harinero. La factoría permaneció en activo hasta finales del siglo XIX, produciendo papel de fumar y papel timbrado. El industrial José Laporta Valor lo reconvirtió en fábrica de licores, así como en un centro productor de energía eléctrica con la instalación de turbinas.
En su momento se llevó a cabo una intervención para apuntalar una de las paredes y se instaló un tejado metálico en la nave principal. El resto se encuentra en un estado de avanzado deterioro. Según explicaba Albero, "es evidente que si decidimos hacer algo allí se requeriría de una inversión muy elevada y tendríamos que empezar prácticamente de cero".
La segunda de las factorías por las que discurre la ruta es el Molí Sol. Fue construido en 1856 junto al molino harinero denominado Molí Torró. A finales del siglo XIX fue adquirido por José Laporta Valor, que le dio el nombre de Blanco y Negro. Aquí se fabricaron hasta un centenar de marcas de libritos de papel de fumar, siendo las más conocidas Blanco y Negro, El Automóvil, La Báscula y Sol. En 1935 se integró en Papeleras Reunidas de Alcoy, cerrando sus instalaciones en 1964.
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El Ayuntamiento está llevando a cabo en estos momentos una actuación en esta antigua factoría, merced a una inversión de 285.000 euros financiada a través del plan Zapatero. Según indicaba Ramón Albero, las obras consisten en la reconstrucción del tejado y el acondicionamiento de la fachada para detener su deterioro.
La tercera y última fábrica es el Molí Pont. Levantado en 1758 para contribuir a los gastos de la construcción de la nueva iglesia de Banyeres, fue en 1877 cuando el industrial José Mora Navarro compró el molino harinero y levantó un inmueble papelero. También aquí se fabricó papel de fumar de marcas tan conocidas como Toro y Vaca y El Tintero. A finales del siglo XIX fue adquirido por José Laporta Valor, elaborando los mismos productos que en el Molí Sol. También en 1935 se integró en Papeleras Reunidas, clausurándose igualmente en 1964. En este caso también se llevó a cabo recientemente una intervención, que consistió básicamente en la colocación de un nuevo tejado. Albero indicó que la intención del Ayuntamiento con todas estas actuaciones es "recuperar nuestro patrimonio industrial y promocionarlo al mismo tiempo dándole una mayor difusión". El concejal destacó, en este sentido, que la visita a los molinos puede completarse acudiendo al Museu Valencià del Paper, ubicado en el parque Villa Rosario, donde se puede conocer de forma didáctica y amena tanto la historia de la industria papelera de Banyeres como de la del conjunto de la Comunidad.
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