La Fábrica, un molino de harina, fue, durante décadas, el alma de la aldea de las Pilas de Fuente Soto. Hoy está en venta. Sus mecanismos ya no funcionan, pero el dueño, Laurence Seidler, la tiene en venta y concibe un imaginativo “casting” para que parte del dinero recaudado revierta en la comunidad.
Una imponente mole integrada por varios edificios es conocida todavía como La Fábrica. Aunque actualmente está vacía, antaño la actividad en ella fue frenética. Se trataba de un molino señero en los contornos que daba trabajo a muchas personas y que tenía una considerable clientela.
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El complejo fue a parar al arquitecto y escritor británico Laurence Seidler de una manera un tanto sentimental. En una visita al lugar, con el que su suegra, Isabel Peña, estaba muy vinculada desde la infancia, decidió comprarla a los herederos de Rosendo Sánchez. Corría 2004. Ahora, el propietario, que sigue enamorado del encanto de La Fábrica, la tiene en venta. Entre los muros del molino permanece casi intacta la maquinaria que permitía la obtención de la harina, un auténtico museo de la vida rural. Sin embargo, no desea desprenderse de todo este conjunto de cualquier manera. Su idea es que, pase lo que pase, los vecinos se beneficien de la operación. “Quiero ‘poner las pilas’ a Las Pilas”, dice Seidler
Diario Jaén
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