El Museo de la Industria de Aragón
en los suelos de Averly depende de que el Ayuntamiento de Zaragoza renuncie a
los 35 pisos que le corresponden en los 200 que planea construir "a partir
del segundo semestre del 2015" la constructora Brial, actual propietaria
del suelo. Un mensaje directo y nítido que esta lanzó ayer directamente hacia
la plaza del Pilar con el apoyo de la Fundación Basilio Paraíso, la
Confederación de Empresarios de Zaragoza (CEZ) y los hermanos Guillermo y Cristina
Hauke, copropietarios junto a su tía, Carmen Hauke, de la firma que regentaba
la antigua factoría del paseo María Agustín en la capital.
Una renuncia doble, en realidad, ya
que los aprovechamientos como tales representan una veintena de esas viviendas,
y el resto corresponden a los suelos de propiedad municipal de los que también
se desprende con el desarrollo urbanístico que planea sobre la fundición. A
cambio de olvidarse de esta cesión, que está obligada a hacer Brial por ley al
consistorio, la empresa se ocuparía de recuperar la antigua nave de ajustes y
las oficinas de Averly, catalogadas por Patrimonio, en unos trabajos que se
estiman en unos 1,5 millones de euros y que no incluirían el acondicionamiento
como museo para su puesta en servicio.
De hecho, la de ayer fue una
demostración de que esta vez, a diferencia de intentos de crear este mismo
museo en la antigua fábrica de Giesa, es "viable". O al menos eso
creen los que suscriben un acuerdo de colaboración para impulsarlo. Entre ellos
los hermanos Hauke, dispuestos a ceder el legado, el valioso patrimonio,
documentos y piezas que se remontan al siglo XIX, para dotar de contenido a
este museo.
"Lo bonito del proyecto es que
no solo habla de pasado, sino también de futuro", dijo Cristina Hauke. Es
"realista y viable" y garantiza la "supervivencia" de
Averly, con un legado iniciado por un "coetáneo" de Basilio Paraíso
como Antonio Averly.
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Mientras, la Fundación, a través de
José Ángel Subirá, apostilló que el futuro museo será "un atractivo
turístico" para Zaragoza. Y desde la CEZ, Ricardo Mur, reclamó al
consistorio una "sensibilidad especial" para aceptar este trato y
firmar un convenio para realizarlo porque "los empresarios merecemos tener
un espacio desde el que difundir lo que aportamos a la sociedad".
Carlos Briceño, consejero de Brial,
admitió estar "cansado de tantas trabas" y destacó que este edificio,
que mantendrá la titularidad municipal y que es "compatible" con
otros usos que requiera la ciudad. Por lo que es una "oportunidad"
que requiere del acuerdo con el consistorio.
Aunque sabe de las críticas. Como
las de la Coordinadora Salvemos Averly, que a la misma hora presentó sus
alegaciones al plan especial para sus 200 viviendas, pendiente de aprobación
definitiva, y anunció una denuncia ante la Fiscalía por un posible delito de
prevaricación en la tramitación del mismo. Y sabe de la oposición de Carmen
Hauke, que ayer requirió la presencia policial para presentar una nueva
denuncia contra Brial por haberle encerrado poniendo un candado a la verja que
separa la residencia donde ella reside del resto de la factoría.
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