Santa Ana, Misiones. Argentina
El magíster de Historia, Carlos Gutiérrez, la licenciada Alejandra Schmitz y el profesor Miguel Stefañuk llevaron a cabo estudios interdisciplinarios en lo que sería el primer ingenio azucarero de Misiones, ubicado en Santa Ana, a orillas del río Paraná. El establecimiento funcionó entre 1883 y 1904, en un campo prácticamente, y hoy a más de 100 años de haber dejado de producir, una densa vegetación ganó el lugar, que actualmente es propiedad de la EBY. Los investigadores propusieron el rescate para la conservación, el turismo y convertir el sitio donde también hubo rebeliones indias, como patrimonio cultural de la provincia de Misiones,
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El estudio interdisciplinario está dirigido a fundamentar la incorporación de los vestigios del Ingenio San Juan, como bien integrante del patrimonio cultural del Provincia, dado que por sus características puede incluirse en los alcances de la Ley 1280, que declara de interés provincial la protección, conservación restauración y acrecentamiento de los bienes que interesan al Patrimonio Cultural de la Provincia de Misiones.
Cómo comenzó
El primer gobernador del flamante Territorio Nacional de Misiones, Rudecindo Roca (hermano menor del presidente Julio Argentino Roca) impulsaba un ingenio privado de escala y un polo azucarero, en esta colonia nacional destinada a competir con los centros del NOA.
Para el Ingenio San Juan, destina una pequeña porción de sus propiedades rurales, 200 ha, maquinaria francesa de última generación La Cail, comprada mediante un préstamo del Banco de la Nación, y mano de obra indígena obtenida de la Campaña del Desierto.
El caso reviste notable atractivo, no sólo por el salto tecnológico involucrado en la incorporación, es decir todo el inventario de la segunda Revolución Industrial, como el trapiche a vapor, calderas y bombeo mecánico, en un área con cierta tradición azucarera limitada a pocos trapiches de tracción a sangre, sino por la convivencia entre la innovación radical y la mano de obra forzada, y a la vez el fracaso de una gran inversión con evidentes ventajas políticas.
Luego de dos grandes sublevaciones indígenas -1886 y 1888-, la empresa pasó a manos de Otto Bemberg, dueño de la cervecería Quilmes y se desmantela en 1904.
La intervención en el sitio
Se formuló un proyecto de intervención multidisciplinar sobre el sitio, desde arqueología, cartografía, arquitectura, ecología y turismo, que convergen con la investigación histórica –que se venía realizando en el lapso 2007 – 2009.
Obtenido financiamiento del Consejo Federal de Inversiones CFI, luego de siete meses efectivos de trabajo en el campo, laboratorio y archivos, se elaboraron tres informes.
Esta información no cubre obviamente todo el espectro de interrogantes y demandas técnicas de la puesta en valor, pero permite trazar líneas de acción concretas, además de resultar una experiencia digna de ser contada, teniendo en cuenta incluso que no abundan las posibilidades de intervención de un equipo interdisciplinar en la región y el país.
En la charla realizada en el museo Guacurarí se expusieron los principales datos de la investigación histórica, arqueológica y cartográfica, y la relatoría de intervención en el sitio.
Entre abril y noviembre del año 2010 se llevó a cabo la primera etapa de esta investigación impulsada por el CFI, que otorgó al proyecto la suma de más de 50 mil pesos.
Gutiérrez y Schmitz trabajaron en programas de las Misiones Jesuíticas.
La idea de investigar surgió años atrás cuando un grupo de ayudantes de Historia que caminaban por el campo por iniciativa propia y vieron las paredes ocultas en el campo San Juan, que son unas 6 mil hectáreas de las reservas compensatorias de Yacyretá.
Fueron a Buenos Aires a buscar información, son doce parcelas que configuran el campo, donde en una época se intentó explotar una mina de cobre pero era una veta muy pobre.
Chimenea del ingenio de unos 30 m, imagen de noticia |
Se trabajó en un foco de menos de una hectárea. El trabajo arqueológico pago duró tres meses.
Gutiérrez dijo que tenían un presupuesto otorgado por el CFI de 59.700 pesos, que “no era muy alto”, dijo.
8 km. de ferrocarril
Se hizo un relevamiento de la fábrica “en un sitio disperso lleno de obstáculos”. Stefañuk dijo que se trabajó seis meses, aunque técnicamente fueron dos meses. Presentaron una foto antigua de la fábrica, tomaba desde el río y donde se visualiza que había dos torres. La chimenea que permanece en pie tiene 29 metros, la segunda torre “quedó bajo el agua a una cota que calculó en forma arbitraria en 87,50 porque no se encontró el mojón que lo indique”, dijo.
Destacaron que “el equipo tuvo suerte, fue un placer, lo que fue la contrabalanza de las dificultades que tuvimos”.
El profesor de Geografía precisó que el lugar presenta una selva más parecida a la paranaense, con un suelo poco evolucionado, pobre, con basalto, se desarrolla el urunday, madera que se utilizó para hacer el ferrocarril, parte de cuyo terraplén aparece en el Google Earth como una línea recta.
La vía recorría las plantaciones y desembocaba en la costa del río.
Rescate de piezas
La arqueóloga Schmitz mostró varias fotos de lo encontrado durante el reconocimiento superficial del terreno. Las construcciones están íntegras y hay que conservarlas, dijo. Al pie de la chimenea se halló osamenta de la mitad del cuerpo de un caballo. También hallaron diversos elementos como azada, trozos de lozas, ladrillos, tejas francesas, alambres, clavos y bulones.
Base chimenea, imagen noticia |
Al limpiar parte del sitio descubrieron “una calzada de ocho metros de largo por cinco metros de ancho”.
Al realizar excavaciones observaron que la tierra es negra con abundantes raíces, las paredes de algunas estructuras tienen relleno de guijarros de basalto con mezcla de tierra colorada.
Piletas, imagen de noticia |
El potencial arqueológico es inmenso, dijeron y falta recorrer más.
Etapa azucarera y rebelión india
Gutiérrez dijo que la etapa azucarera fue poco conocida en la etapa fundación de la provincia. El ingenio San Juan se creó en 1891 y siguió hasta 1903, producía caña, alcohol y miel, con modernas máquinas francesas.
El propietario empleó mano de obra forzada traída de la Conquista del Desierto, entre Tobas, Matacos y Pampas. Se registraron cinco rebeliones, y en el Juzgado de Paz de Santa Ana está la descripción de la sublevación de los indios Pampas, con relatos de 30 testigos ante la Policía. El líder indio era Yancamil.
En la investigación relevaron seis periódicos de la época en tres años, y rescataron noticias de las sublevaciones, en las cuales “249 indios se fugaron al Paraguay a través del río Paraná”.
También han registrado que en la zona de fábrica, entre 1897 y 1898 vivían unas 499 personas, la mayoría jornaleros de Salta, según censo dado a conocer en 1985. El resto eran comerciantes, zapateros, aserradores, carpinteros. Los indios que se fugaron no figuraron en este censo realizado siete años después.
Stefañuk dijo que según los cálculos, 300 indígenas trabajaban en las plantaciones, y tenían sus viviendas en la planicie del lugar.
Intervinieron en este estudio además, profesores de las carreras de Historia y Diseño del Instituto Montoya y de Historia y Turismo de la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM.
Buscando datos sobre esta noticia he encontrado este interesante artículo sobre ingenios azucareros, donde hablan también del ingenio San Juan de esta entrada (hay un pequeño plano), vale la pena su lectura: Los ingenios azucareros de Tucuman, en pdf
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