Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

viernes, 8 de julio de 2011

Aprensión industrial


Artículo de opinión de Las Provincias que me ha gustado y recomiendo su lectura.

Autor: Francisco Perez

Pasito a paso, con el concurso de todos, el rechazo de lo industrial se extiende en la sociedad de los ordenadores. Curiosamente, cuanto más esclavos somos de las nuevas tecnologías, más difícil se nos hace entender las clásicas. Suponemos, con error, que lo fabril, que lo técnico e industrioso, tiene que ser hecho por máquinas asépticas y frías, por herramientas que no deben desprender humo ni calor.

La cultura de la sociedad española ha cambiado tanto, en la década de la burbuja, que ya no entendemos el ferrocarril; es decir que no asimilamos que el tren, siendo un gran beneficio, tiene que alterar el territorio. Queremos ir en ferrocarriles rápidos, pero no queremos siquiera verlos pasar por pueblos y ciudades. Del mismo modo que no acepta que a su alrededor se instalen cárceles, el español del siglo XXI no quiere ver basureros y se desentiende de las fábricas con chimenea. Como hidalgos viejos, los españoles no quieren trabajar, ni siquiera ver, una fábrica de cemento, una industria que produzca jabón, una instalación para generar ácido sulfúrico. Así, con la colaboración de los grandes centros de desinformación de nuestro tiempo, las plantas de transformación eléctrica son nocivas para la salud y las antenas se prohíben.

El neandertal de 2010 adora el aluminio pero no quiere que le hablen de la bauxita. No es miedo inculto, que lo es, sino un verdadero asco a lo industrial. El humano con ordenador, vive instalado en la verdad de los servicios. De modo que, incapaz desde hace años de entender cómo es posible la berenjena o el yogur, combate todo aquello que la Enciclopedia enseñó a producir con industria: cloro y vapor; carbón, acero, movimiento y calor.

Si de lo nuclear hablamos, la aprensión se convierte en algo próximo a lo patológico. Es el momento en que los partidos intervienen, con argucias, para convertir las Luces de la Ilustración en pringosa materia de demagogia. Suministrada al pueblo en dosis generosas, el miedo se azuza como en su día se hizo con los eclipses. Y tenemos como resultado Zarra, donde se atreven a hablar de democracia.
Las Provincias

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