Hace apenas cinco años era aún una de las empresas valencianas más boyantes y uno de lo busques insignia de la exportación. Hoy asemeja un escenario de guerra propio de Afganistán. Pero no han sido las bombas, sino la constante labor saqueadora de los ladrones, que han dejado la industria en un esqueleto abandonado de ladrillo y hormigón en menos de un año. Apenas si queda un gramo de metal.
La antigua fábrica de muebles Vidal Grau, fundada en 1978 en Bétera por el empresario valenciano Manuel Vidal Grau, vivió sus mejores momentos de esplendor en los años 80 y 90. Especializado en muebles de lujo para el mercado árabe, su entonces propietario vivió años dorados, como los que adornaban las camas, armarios y sillas que salían de su fábrica, vendiendo sin cesar en Arabia Saudí.
Los atentados del 11-M trastocaron los planes de futuro de la firma. El aumento de los controles sobre las exportaciones a países de Oriente Medio y la histeria generalizada tras los atentados de Atocha -que vinieron a sumarse a la generada tres años antes por el 11-S- supusieron el principio del fin de la firma.
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Las cuentas de resultados empezaron a caer en picado pese a los esfuerzos por vender en los mercados chino, estadounidense y ruso, y en verano de 2008, recién declarada la crisis institucionalmente, Vidal Grau Muebles S. L. entró en concurso de acreedores voluntario.
Un empresario de Ciudad Real adquirió entonces la empresa por un euro, pero ya no levantó cabeza. El abandono definitivo llegó hace apenas un año.
Desde ese momento, la industria que había llegado a generar casi 200 puestos de trabajo y beneficios millonarios durante años, se convirtió en el paraíso de los buscadores de metal. El cableado de toda el recinto ha sido arrancado sin contemplaciones, al igual que los ventanales de aluminio, la techumbre metálica, la verja del recinto, las enormes puertas correderas o la lujosa balaustrada de la ostentosa escalera de mármol que daba acceso al área de oficinas.
"Se han llevado coches enteros"
No queda una sola mesa de despacho, ni una silla, ni una lámpara, salvo la que cuelga aún sobre la antigua entrada, un enorme lamparón de inspiración setentera cuyos elementos de cristal -los que han sobrevivido al vandalismo- siguen tintineando a golpe de viento porque los ladrones no han alcanzado a hacerse con ella; y porque su diseño apenas incluye metal.
El suelo es un tapizado de cascotes, tarjetas de visita, cristales, folletos publicitarios y material de oficina que los cacos han desechado; un puñado de grapas, bandejas de plástico, documentos,... Hasta un obsoleto módem y algún teclado de ordenador partido
Pero el mayor festín lo han tenido los saqueadores de hierro, cobre y aluminio en lo que fue el santuario de la fábrica: la nave donde se fabricaban los muebles. No queda ni un solo elemento de las enormes máquinas que antaño crearon los moldes y el mobiliario destinado a suntuosas mansiones árabes. Toneladas y toneladas de hierro.
El exterior tampoco se ha salvado. "Se han llevado coches enteros, prácticamente nuevos, que fueron llevándose a piezas", explica un testigo de algunos de esos hurtos.
"Al principio, entraban por un agujero en la valla trasera, con precaución, pero a medida que vieron que no pasaba nada, llegan, aparcan en la puerta, cargan la furgoneta y se van. Algunos incluso han llegado a presumir de que tenían permiso del dueño". Algunos de los ladrones han logrado ser identificados por la Guardia Civil, pero las escasas denuncias interpuestas al principio lo fueron por los administradores concursales. Ahora, hace ya meses que la fábrica ha quedado definitivamente abandonada a su suerte.
Levante-emv
2 comentarios:
Excelente post...., yo soy fabricante de armazones de sofá, bueno estoy yo solo en mi taller y hace unos años me llamaron de Vidal Grau para hacerles unos armazones, fue la primera vez en mi vida que admití mi impotencia al no saber hacerlo. Eran piezas carisimas, complejas, poco rentables....,quizás era el augurio de lo que se venía encima.
Buenos días Bicipalo, muchas gracias por tu comentario.
Es una pena ir viendo como las antiguas fábricas que forman parte de nuestra historia acaban de esta manera....
Por otro lado me alegro que pequeños fabricantes, que considero incluso artesanos, como tu, seguís adelante con vuestro trabajo.
un saludo y gracias por visitar mi blog.
Diana Sanchez
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