Ya os hablé de las rutas que habían preparado en Molina del Segura en esta entrada.
Este es una artículo que trata sobre la ruta de las chimeneas que proponen como una propuesta alternativa al turismo tradicional.
¿Excursión urbana por Molina de Segura? Así es, aunque suene extraño.
La que fue capital de la conserva vegetal trata de sacudirse el 'sambenito' de ciudad sin atractivo turístico, y ha buceado en su pasado industrial para lanzar la primera oferta con la que animar a los visitantes: una ruta siguiendo las chimeneas de las antiguas fábricas. La 'troupe' acepta la invitación y se aventura por el itinerario sin esperar a las visitas guiadas (teléfono 968 219 099) programadas pero aún sin fecha prevista y por las que hay que pagar una cantidad que depende del número de participantes. Si usted también se anima con su familia, lo primero es obtener un plano del recorrido, que puede descargarse en la web
La ruta entre chimeneas está todavía en rodaje, así que falta la señalización, encontrará zonas aún en obras, alguna pintada y muchos cables del tendido eléctrico que afean el entorno. Sin embargo, el itinerario va saltando entre plazas y jardines equipados con juegos y columpios para alegría de los pequeños de la casa y con un toque artístico. Así que lo mejor es pasear (y hasta perderse) por la trama urbana hasta descubrir esos oasis. La idea que ha inspirado al Ayuntamiento es convertir en espacios para la cultura y el esparcimiento los mismos lugares donde antes estuvieron las fábricas, en las que muchos hombres y mujeres, vecinos y foráneos, trabajaron duro para ganarse el sustento.
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El tramo más a la mano de esta ruta comprende desde el huerto Fayrén a la plaza de La Molinera, que discurre entre la avenida Industria y la calle Mayor. Si accede a Molina por la antigua carretera de Madrid, una opción es dejar el coche en la explanada donde se monta la feria, a la derecha nada más pasar la glorieta con la 'Menina' del artista Pepe Yagües. Ocupa los terrenos de las antiguas industrias Prieto y es fácil distinguirla por la chimenea de la factoría. Justo al lado, en una elevación del terreno, se abre el huerto Fayrén, dominado por la salida de humos de la conservera El Pelícano y la escultura 'Homenaje a la mujer', de Manuel Mateo Cuenca.
Las siete chimeneas, ya enmudecidas, que encontrará en el camino están protegidas por Cultura como recuerdo del pasado industrial de la ciudad. Desde los años cuarenta y durante medio siglo, Molina de Segura fue conocida internacionalmente por su potente industria conservera. Las fábricas se levantaron junto a las acequias ya que necesitaban el agua de estos cauces para mantener la producción. Después, el crecimiento urbano las fue absorbiendo, hasta que quedaron dentro del callejero urbano. La crisis de los años noventa terminó por borrarlas del mapa. Aunque Molina no ha perdido su poderío. Hoy sigue siendo la segunda ciudad más industrializada de la Región, después de Cartagena, gracias al negocio de las golosinas, el plástico, la piel...
Tras el huerto Fayrén, la siguiente parada se sitúa en el imponente 'respiradero' de las naves de Maximino Moreno, junto a la escultura la 'Dama de Molina' de Manolo Valdés. Esta plaza sigue empantanada por las obras de nunca acabar, y que incluyen el museo de la muralla medieval, ocupando el centro de la explanada. Cuando esté acabado será uno de los motores para el despegue turístico de la ciudad, la cuarta en importancia de la Región.
Pero de momento, poco hay que ver. Así que una opción es buscar el barrio del Castillo, junto a la iglesia de la Asunción y el museo del Horno del Concejo (solo abre los fines de semana en horario de tarde), y disfrutar de este entramado urbano medieval, formado por empinadas callejuelas y plazoletas, ascendiendo hasta el mirador levantado donde estuvo una fortaleza árabe. La otra posibilidad es seguir camino en dirección a la siguiente chimenea, en la plaza de la Molinera, que acoge otra escultura de Yagües, 'Semiramis', y donde acaban de montar una nueva zona de juegos infantiles. Si se fija en la impresionante columna de ladrillo, verá (además de las pintadas que sufre) que esta salida de humos de la fábrica de Hernández Pérez tiene un toque de color, una línea ascendente en un tono rojo que acaba en la boca de la chimenea, también decorada con lo que parecen piezas de azulejería. Hasta aquí, el cogollo de la nueva ruta de las chimeneas. Pero conviene seguir camino para terminar el itinerario, después de respirar aire puro en el parque de la Compañía, en cuyos alrededores se celebra un populoso mercadillo los sábados por la mañana.
La última pieza del recorrido no corresponde a una industria conservera sino a una fábrica de cerámica, de donde toma el nombre la gran explanada ajardinada que queda a espaldas de los juzgados. En una esquina, la terraza del restaurante Julián, un 'clásico' de Molina que da nuevos aires a la cocina regional (ojo, cierra los domingos), ofrece un refugio para recuperar fuerzas mientras los chavales corren a sus anchas detrás del balón.
La Verdad
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