Desde el verano pasado se oyen voces de alarma ante la protección o destrucción de esta antigua panadería.
Breve historia de la panadería
La antigua panadería La Chiquita -el nombre de panadería Toraño se corresponde con el apellido de su primer propietario-, ocupa una finca de 488 metros cuadrados. El edificio, según Cultura, se corresponde «con una construcción funcional y bien resuelta», que comprendía el espacio de producción junto con el de venta de pan al público: una zona de taller, artesanal, con los hornos de la tahona; otra de despacho o comercio y una zona de almacén propia. «Es un edificio representativo de una tipología que se introduce en Asturias en el siglo XIX y de la que apenas se conservan ejemplos, y aún menos de esta escala, datación, diseño e implantación urbana», añade la Consejería.
La construcción cuenta con dos naves, que ocupan en conjunto una superficie de 290 metros cuadrados, adosadas por la medianera. La armadura de cubierta se resuelve con madera, aleros de corto vuelo a base de tablilla y teja (plana, industrial, con el sello de la Sociedad Cerámica Asturiana de San Claudio), y en los almacenes, teja árabe. Destaca el recurso al hierro fundido tanto en los antepechos de las ventanas como en las tres columnillas de fuste estriado que sustentan el pórtico y que conservan el sello de la factoría ovetense de La Amistad. En cuanto a la organización interior, está desvirtuada por las sucesivas ocupaciones que tuvo el edificio a lo largo del siglo XX.
La panadería La Chiquita fue promovida por el indiano José Toraño hacia 1890. Fue la primera panadería industrial de la capital riosellana. Era un establecimiento moderno y urbano que obedecía al conocimiento del negocio que tenía su promotor, quien durante su etapa como emigrante en La Habana había regentado una panadería.
A la muerte de José Toraño, en 1910, sus herederos toman el relevo de las propiedades, constando como dueña del inmueble su viuda, María Junco Coro, aunque la dirección efectiva del establecimiento recaería en su hijo Salvador Toraño Junco. A la muerte de María Junco en 1949, se produce el reparto definitivo de los bienes de José Toraño entre sus herederos, figurando como propietario de la panadería Manuel Toraño Junco, el último de los hijos del matrimonio.
En 1970 cesa la actividad industrial de la panadería. Funciona entre esa fecha y 1983 un restaurante y bar denominado Vista al Sella, regentado por un matrimonio y conocido popularmente como bar El Concilio, nombre que ha calado en la memoria colectiva de Ribadesella. Parece que tal denominación obedece a la cercanía, en el tiempo de su apertura, del concilio Vaticano II, y a que entre la clientela se contaban varios sacerdotes.
Para el establecimiento de este bar se llevaron a cabo diversas modificaciones: en la antigua zona de hornos se instaló la cocina, aprovechando para el tiro de ésta las antiguas chimeneas; el altillo se compartimentó como vivienda de la familia que regentaba el restaurante y se dividió una nave, que se recuerda diáfana, para uso del bar y comedor separados.
Existieron otros aprovechamientos para la antigua panadería. En los años setenta, en la zona oeste, se habilitaron cinco habitaciones para su alquiler en temporada estival: tres dobles y dos individuales.
Para el establecimiento de este bar se llevaron a cabo diversas modificaciones: en la antigua zona de hornos se instaló la cocina, aprovechando para el tiro de ésta las antiguas chimeneas; el altillo se compartimentó como vivienda de la familia que regentaba el restaurante y se dividió una nave, que se recuerda diáfana, para uso del bar y comedor separados.
Existieron otros aprovechamientos para la antigua panadería. En los años setenta, en la zona oeste, se habilitaron cinco habitaciones para su alquiler en temporada estival: tres dobles y dos individuales.
Por último, hasta el verano de 1982, funcionó un pub musical, de nombre Chico Pub, en la antigua zona de almacén.
Fuente 30/08/2011. El galimatías de El Concilio. Lne
09/06/2011. Un grupo vecinal rechaza el derribo del histórico edificio de la panadería Toraño.
Lne |
09/06/2011. Los defensores del inmueble industrial abogan por su reutilización
29/08/2011. Ribadesella: la antigua Panaderia Toraño pasará a ser Patrimonio Cultural de Asturias
Más información sobre la antigua edificación industrial en el blog
Última noticia aparecida en prensa
Un colectivo internacional pide desde Escocia respetar la antigua panadería Toraño
El Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial, con sede en la localidad escocesa de Edimburgo, ha manifestado su respaldo a la conservación de la antigua panadería Toraño, también conocida durante un tiempo como La Chiquita. Milles Oglethorpe, integrante de este colectivo, tras examinar el primer informe histórico arquitectónico y el memorándum de valoración patrimonial del edificio de El Concilio, concluyó que es «un excelente ejemplo de arquitectura industrial local y tiene fuertes vínculos con la localidad en la que se enclava, por tanto creo que debe considerarse, a fondo, su conservación y protección», añadió.
Oglethorpe respaldó la propuesta de la Agrupación de Vecinos y Amigos de Llanes (AVALL) y abogó por conservar «la estructura de su función original» y «la minimización de cualquier actuación que pueda comprometer su integridad; por tanto, espero que sea posible tanto restaurar el edificio como darle un nuevo uso que sea compatible con su entorno».
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El experto en conservación de patrimonio industrial añadió que en una época «en la que el cambio climático se está convirtiendo claramente en un problema importante para todos nosotros, no es recomendable la destrucción, a causa de sus achaques, de estos magníficos edificios». En su opinión, «la energía baldía que se pierde a causa de la destrucción de estos inmuebles y la energía consumida en su sustitución por nuevos edificios, rara vez está justificada». Oglethorpe confía en que se encuentre «una alternativa a la destrucción de ese edificio».
A la propuesta de AVALL para conservar el edificio se sumaron grupos como la Asociación Gallega de Patrimonio Industrial «Buxa», la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública y el grupo de investigación de «Estudios sobre territorio y desarrollo sostenible» de la Universidad de Oviedo. Todos ellos respaldaron la primera conclusión de Patrimonio, que aconsejaba conservar el edificio.
Lne
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