La rehabilitación del poblado de las prehistóricas minas de Texeo, que datan del año 2500 antes de Cristo, se encuentra paralizada a la espera de recibir dos partidas de fondos mineros correspondientes a las anualidades de 2007 y 2008. En total, un millón de euros.
De esa cifra, 600.000 euros, según el alcalde de Riosa, José Antonio Muñiz, se destinarían a la reforma de la denominada Casa de los Ingenieros, donde se ubicará un Museo del Cobre. Con los 400.000 restantes, se recuperaría el cargadero, los planos, los transformadores y alguna bocamina para hacerla visitable.
Sería la segunda fase de un proyecto que comenzó ya en 2009, a 700 metros de altitud, en la falda del Aramo. Quedan atrás las casas abandonadas rodeadas de maleza, descuidadas y sin techo, para dar paso a unas elegantes casonas inglesas. Sus cinco fachadas lucen un amarillo intenso, con sus ventanas enmarcadas en rojo. Todas sin terminar, excepto una cuya restauración ha finalizado recientemente.
La casona albergará dos apartamentos turísticos con entradas individualizadas. Cada uno de los bloques incluirá un salón con cocina americana, un baño y dos habitaciones dobles, lo que sumaría ocho plazas de alojamiento.
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José Antonio Muñiz explica que el proyecto es en parte posible «gracias al trabajo de los alumnos de los talleres de la Fundación de las Comarcas Mineras (Fucomi).
Senda de 1,5 kilómetros
Además, Muñiz anunció que ya se ha recuperado la antigua senda que unía el poblado minero de Rioseco con las minas de cobre, pese a que resta un pequeño fleco por cerrar: la instalación de pivotes que impidan el tráfico rodado y garantice la seguridad de los caminantes. La senda tiene una longitud de 1,5 kilómetros.
La idea, según el regidor, es crear un complejo turístico que suponga un revulsivo para la economía del municipio. Por ello, además de los dos apartamentos rurales, Riosa planea que uno de los cinco inmuebles sea rehabilitado para instalar un albergue.
El edificio acogería, de acuerdo con los planes iniciales, una pequeña cafetería en la planta baja, destinando el piso superior a un albergue con capacidad para unas treinta personas.
«Las inversiones de fondos mineros están llegando tarde y van a ralentizar el complejo turístico», apuntó el alcalde hace unos días, antes de conocer el recorte que planea sobre estas ayudas. El objetivo último es convertir el terreno en un reclamo a escala regional y nacional con apartamentos, visitas guiadas, centro de interpretación y museo al tratarse de las minas más antiguas de Europa.
La zona lleva abandonada más de cuatro décadas, pero comienza a cobrar especial relevancia por el proyecto de recuperación de las minas de cobre. Se trata de una iniciativa que ahora se encuentra enquistada, pero que el regidor de Riosa sigue confiando en que salga adelante en 2012.
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