La última lección de la fábrica de lápices de Ferrol.
En 1942, las sirenas sonaban cada mañana para los 500 operarios de Hispania: en plena posguerra, fabricaban 180.000 lápices diarios. Las instalaciones ferrolanas incluso producían los famosos Faeber Castell, la ciudad se había convertido en el almacén de lápices de España. Siete décadas después, las palas merodean en torno a la vieja fábrica. La demolición avanza, la promotora proyecta 50 viviendas en el futuro solar. Y los vecinos idean mil protestas para frenar el derribo. La última reivindicación se ejecuta a través de la enseñanza. Cuarenta estudiantes de Segundo de Bachillerato, del IES de Leixa, han recibido este mediodía una clase magistral de Xeografía e Historia ante la fábrica de lápices.
La arquitecta Beatriz Lucas, que hizo su trabajo de fin de carrera sobre este inmueble, recalcó "la importancia de que esta ciudad defienda su patrimonio y preserve este símbolo industrial". Su proyecto consistía en la creación de un centro de diseño industrial, "pero lo importante sería su recuperación para espacios públicos, me da mucha pena que se tire". Como indica el profesor de Xeografía e Historia, Orlando Jara, "temos que aprender a amar a nosa cidade, debemos lembrar que Ferrol foi capaz de crear unha industria propia". Y uno de los organizadores de las protestas, Alexandre Carrodeguas, insistió en que "a nosa non é unha defensa romántica, o patrimonio industrial debe conservarse mesmo para atraer ao turismo".
Los alumnos destacaron, después de la clase, "la importancia de la fábrica, apostamos por mantenerla... y si no se puede preservar ahora, que nos conciencie para que no se vuelva a abandonar un edificio así". Las instalaciones se encuentran en un barrio declarado Bien de Interés Cultural, pero la Dirección Xeral de Patrimonio apoya el derribo.
La época digital no tiene piedad con los lápices.
En un mundo dominado por el desarrollo tecnológico, los ordenadores y los móviles inteligentes son los protagonistas. En un mundo así, un lápiz ya tiene poco que decir, y lo mismo le pasa al lugar dónde se fabricaban 180.000 en un solo día.
En una semana, las excavadoras convertirán la fábrica de lápices Hispania de Ferrol (La Coruña) en 4.000 toneladas de escombros. Pese a encontrarse en un barrio declarado Bien de Interés Cultural, la Dirección Xeral de Patrimonio de Galicia ha apoyado su derribo.
Cuando la fábrica abrió en 1942, quinientos vecinos de la región trabajaban allí. Ferrol se convertía así en el almacén de lápices de España, y cientos de familias superaron algo mejor la posguerra gracias a la industria.
Hoy, Hispania es un monumento irrecuperable, aunque la encuesta de actuable.com sigue vigente. Durante tres semanas, los operarios han desmontado las partes más emblemáticas del edificio.
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La última chimenea que quedaba en pie y los símbolos de las fachadas han desaparecido. Lo que queda es cuestión de excavadoras y camiones contenedores.
Aunque las tres plantas del edificio se encontraban en un muy mal estado tras 25 años sin mantenimiento, el derribo no era la solución para la treintena de docentes gallegos que se reunieron allí para protestar por la decisión.
Oposición vecinal
Los vecinos han hecho todo lo que han podido para evitar el derribo. “Defender el patrimonio y preservar el símbolo industrial de la ciudad”, es lo que defendía Beatriz Lucas, una arquitecta que hizo su proyecto de fin de carrera en base a la fábrica de lápices.
Lucas planteó la transformación del espacio en una escuela de diseño. Pero las 50 viviendas que tiene previsto construir la promotora inmobiliaria Jerpu han ganado la apuesta.
"Tenemos que aprender a amar nuestra ciudad y recordar que Ferrol fue capaz de crear una industria propia”, decía durante una actividad reivindicativa Orlando Jara, profesor de Historia y Geografía en el Instituto Leixa de Ferrol.
Si algo ha quedado claro con la fábrica de lápices Hispania es que hay intereses que se toman más prisa que otros.
Los defensores de Hispania intensifican su campaña.
La Comisión Cidadá pola Recuperación de Ferrol Vello continúa con su campaña para tratar de evitar la demolición total de la vieja Fábrica de Lápices Hispania. Ayer, junto al secretario de la delegación en Ferrol del Colegio de Arquitectos, Miguel Reimúndez, presentó algunos ejemplos gráficos de instalaciones fabriles que fueron recuperadas en otros puntos de España. Muchas de esas muestras están ubicadas en Cataluña, donde se convirtió una vieja imprenta en la sede de la Fundación Tapies; y una fábrica textil que ocupaba toda una manzana en Barcelona fue adquirida por el Ayuntamiento, entre otros muchos ejemplos explicados por Reimúndez. En Galicia, continuó el arquitecto, una vieja estación de tren de Conxo se rehabilitó para convertirla en la casa de las asociaciones; y se recuperó la fábrica de cervezas de Perillo, a modo de ejemplos. En Avilés se rehabilitó una vieja fábrica de cuero para abrir un vivero de empresas.
Alexandre Carrodeguas, de la comisión ciudadana, pidió en ese mismo acto público, que tuvo como escenario el exterior de Hispania, que el alcalde ferrolano, José Manuel Rey Varela, se implique con la recuperación del patrimonio industrial de la ciudad y logre que se preserven algunos elementos que recuerden para siempre dónde se ubicó la Fábrica de Lápices. Entre los presentes en el acto también se encontraba un residente de Ferrol Vello contrario a la demolición total de las instalaciones fabriles. Antonio García, a diferencia de muchos de sus vecinos, considera que la industria «é un dos símbolos de Ferrol Vello» y que debería ser preservado de algún modo.
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Por otro lado, la comisión continuará mañana con las visitas de estudiantes a la vieja fábrica. Para mañana lunes, a partir de las doce del mediodía, está prevista una clase explicativa para alumnos del instituto de Canido.
Además, la nueva directiva de la asociación de vecinos de Ferrol Vello celebrará el viernes 10 su primera asamblea ordinaria en la que está previsto debatir sobre la Fábrica de Lápices.
El Concello acaba de emitir un edicto en el que anuncia que publicará durante quince días el padrón de beneficiarios de los servicios de Emafesa, la empresa mixta de aguas.
El Ayuntamiento informa de que, como es habitual, con posterioridad sacará al cobro los recibos de suministro de agua, red de sumideros, alquiler de contadores, recogida de basura y canon de saneamiento.
El plazo de cobro de los recibos será de dos meses y podrá efectuarse en las oficinas de Emafesa o bien a través de domiciliación bancaria.
Contra la aprobación de las liquidaciones cabe la presentación de un recurso ante el Concello.
Demolido un lateral de la Fábrica de Lápices.
El grueso de la demolición de la Fábrica de Lápices ya ha comenzado. Durante la tarde de ayer caía la práctica totalidad del lateral que da hacia el Baluarte de San Juan, a excepción de la pared que recubre la planta baja. Y las máquinas continuarán avanzando hoy y en los próximos días, de manera que, según la previsión de la obra, la próxima semana la parcela quede totalmente vacía.
Después de tres semanas de labores iniciales del derribo, en los que se retiraron manualmente diversos elementos, entre ellas, los más singulares de la vieja fábrica -la chimenea, los símbolos de la fachada, las espadañas...-, el derrumbe comenzaba ya de forma indiscriminada ayer, cuando se dieron por finalizados los trabajos de desmontaje de la uralita de la antigua Hispania, el último obstáculo que mantenía frenado el derribo del edificio.
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Precisamente, la retirada de las placas de fibrocemento existentes en el recinto fue denunciada ayer públicamente por el grupo municipal de IU. La formación criticó el «incumprimento das prescricións técnicas esixibles para a desmontaxe dos compostos con amianto», al detectar operarios sin mascarilla manipulando la uralita, así como «falla de seguridade» en los trabajos en el tejado.
El partido culpa al Concello de «pasividade» ante esta situación y que demuestra, a su juicio, que Urbanismo no estaba supervisando la obra.
«Si IU dice la verdad, lo primero que tenía que hacer es comunicármelo a mí para que se tomaran medidas», replicó el edil de esa área, Guillermo Evia. El concejal anunció que hoy a primera hora enviaría unos técnicos para inspeccionar la obra.
La Voz de Galicia
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