Buscando información sobre proyectos de reutilización de antiguas instalaciones industriales me he
encontrado esta curiosa actuación, donde se instaló una restaurante panorámico
suspendido en una antigua chimenea de 105 m de altura.
Os
hablo del restaurante conocido como El Mirador.
Se
ubicó en la chimenea de la antigua fábrica de cementos Sanson, en Sant Just Desvern. Se considera la chimenea más alta de
Europa.
Situación:
Avenida Industria 12. 08960 Sant Just Desvern. Barcelona
Proyecto
de rehabilitación: Alfred Arribas (arquitecto)
Obra:
Joan Font (arquitecto y diseñador)
Breve
historia de la fábrica
En
1917 se constituye "La Auxiliar de la Construcción S.A", empresa que
se dedicará a la fabricación de cemento "portland" en el solar
actualmente ocupado por el WALDEN.
En
1920 se comienza la construcción de la fábrica de cemento y se registra la
marca "SANSON". En 1921 Comienza la fabricación de
"clinker" y cemento "portland" Sanson con una producción
inicial de 150 Tm/día que se amplía a 400 Tm/dia en 1922 al iniciarse la
producción de cemento puzolánico con puzolanas procedentes de Olot,
Coincidiendo con ello se construye la famosa chimenea, actual compañera del
WALDEN y en su momento la más alta de Europa. La admiración por la
"ejemplar" fábrica lleva a que en 1923 el rey Alfonso y el dictador
Primo de Rivera la visiten y que en 1924 l'Associació d'Arquitectes de
Catalunya se deshaga en elogios por su alta productividad y por los
laboratorios de ensayo.
En
1925 se terminan las obras de construcción de una vía férrea para dar salida a
la gran producción de cemento. De bajada el tren transportaba el cemento y de
subida el carbón para hacer funcionar los hornos de la cementera.
Entre
1936 y 1939. Se considera la fábrica como industria de guerra para garantizar
la fabricación de cemento para fortificaciones. Financiada por la Generalitat
de Catalunya, nunca fue objetivo militar ni fue bombardeada. La sociedad
propietaria se encuentra con unas instalaciones en perfecto estado, modernas y
gran cantidad de material almacenado, por lo que se reanudó inmediatamente la producción.
Fuente Facebook El Mirador de Sant Just |
Entre
1947-1968. La empresa comienza la fabricación de prefabricados de hormigón,
iniciándose en 1948 la producción de cemento natural. En 1953 se convierte en
la primera empresa cementera de España que utiliza fuel-oil como combustible.
En 1962 se convierte en la primera empresa de Catalunya que produce hormigón
preparado PREBETONG. El aumento de la producción provoca continuas protestas
vecinales que reclaman la colocación de filtros para evitar la contaminación
por el polvo y el humo. Debido a la negativa por parte del ayuntamiento de Sant
Just ante la presión vecinal, se impide la ampliación de la factoría que
finalmente es trasladada a Sant Feliu del Llobregat, al pie de cantera.
Entre
1968 y 1970. Se abandona progresivamente la producción hasta que en el año 1970
son comprados todos los terrenos de la cementera por el TALLER DE ARQUITECTURA
por la cantidad de 108.700.000 Ptas.
En
1972 Se inicia la construcción del edificio WALDEN-7, primero de una serie de
tres que habrían de conformaban el proyecto inicial.
Fuente http://www.walden7.com
Una
vez se dejaron libres las instalaciones pasaron a ser tuteladas por la
Diputación de Barcelona, la cual a mediados de los años 80, inició su
remodelación y reparación de la chimenea. La empresa que realizó estas obras
fue Sapric con el Sr. Villanueva (ingeniero jefe) al frente recuperando así la
cota de 105 m de altura que el desgaste de la fábrica había deteriorado.
En
Octubre de 1996 se inauguró el espectacular proyecto del arquitecto Alfred
Arribas, que inició las obras de reconversión de la antigua fábrica, silos y
chimenea, posteriormente se concedió la obra al arquitecto y diseñador Joan
Font, que imaginó cuatro espacios bien diferenciados donde el espectáculo, la
sorpresa, el trompe l´oeil y el rigor se mezclan en una fantasía única y alucinante.
Fuente Facebook El Mirador de Sant Just |
La
chimenea es de hormigón, y se consideró la más alta en su momento. Proyectada
por el ingeniero Clifford Tomlinson, la cual comenzó a funcionar en 1924.
En
esta conversión, los forjados y las estructuras de hormigón de la vieja
fábrica, se han conservado intactas y se combinan con los muebles modernos
principalmente de madera y las formas más suaves.
Fuente Facebook El Mirador de Sant Just |
El
mirador situado en el pináculo de la chimenea de la fábrica, a 105 metros de
altura y con vistas panorámicas, se accede a través de un vertiginoso ascensor
con suelo y techos transparentes.
Fuente información http://elmirador.cat
Vista del entorno con la antigua fábrica. Fuente Facebook El Mirador de Sant Just |
En
el interior de los antiguos silos y subterráneos de la fábrica se ubicó el
taller de arquitectura de Ricardo Bofill, de este proyecto os hablaré en otra
entrada.
Fotografías del perfil
de facebook El Mirador de Sant Just
Las
fotografías son realmente impactantes, ver el restaurante suspendido de la
chimenea, y alrededor todo lo que queda de la fábrica.
Fuente Facebook El Mirador de Sant Just |
Unas vistas con
historia en Sant Just Desvern
Se trata de un
mirador, de un restaurante, de una chimenea, de una antigua fábrica de cemento.
Se trata de un ejemplo evidente de reciclaje arquitectónico. Cuando en 1929 se
inauguró aquel inmueble de Sant Just Desvern, pocos podrían pensar que, 82 años
más tarde, sería reconvertido en un lugar para comer y disfrutar de unas vistas
fantásticas. Quién lo diría, pero así es.
El Mirador de Sant
Just nace hace 15 años, cuando el ayuntamiento de la localidad, tras el cierre
del local, decide poner en liza una concesión pública, que no tarda en lograr
una adjudicación para reconstruir el espacio en algo más original: un mirador,
un restaurante con unas vistas cuanto menos llamativas y una discoteca, todo en
el mismo lugar.
"Decidimos
reformar los bajos para convertirlos en una discoteca y la chimenea, en un
restaurante", narra Joan Mascaró, propietario de El Mirador, un lugar para
comer, disfrutar y ver el Baix Llobregat y Barcelona desde un punto de vista
diferente.
Imagen del artículo |
No fue sencillo
reconvertir esas estructuras y modernizarlas, adaptándolas de su sentido
original, para una fábrica de cemento, a un restaurante y, en la planta baja, a
una discoteca. "No es lo mismo construir un edificio nuevo que mantener y
reformar uno. Decidimos conservar y reforzar la estructura, que era lo más
importante. Luego, optamos por hacer lo más complicado, que era el restaurante,
porque todo había que hacerlo a medida", explica Mascaró al respecto.
Así nació este
característico edificio, situado en una chimenea de 105 metros de altura a la
que se accede gracias a un ascensor con suelo y techo transparentes para
agrandar las sensaciones. Uno puede comer en la parte baja, con unas vistas
llamativas, y luego mejorarlas en la zona alta de la estructura tras subir en
el elevador. Además, El Mirador se ubica en un lugar estratégico, ya que en las
proximidades se encuentran el edificio Walden, obra de Ricardo Bofill, y el
Taller de Arquitectura. Así, la visita puede ser bastante más completa de lo
imaginado.
Tanto es así que, de
visita por la zona, uno puede encontrarse con un entorno distinto. Un mirador
desde el que, además de ver desde lo alto la localidad, se puede disfrutar de
un momento de esparcimiento, así como pasear por la zona, con construcciones
interesantes.
"Pensamos que
nuestro edificio se ha convertido con el paso de los años en una parte del
mobiliario urbano de la localidad, una parte integrada de ella. Mantiene la
esencia de un enclave de hace muchos años, remodelado y mejorado, y permite la
posibilidad de disfrutar no sólo de un buen momento de distracción, sino
también de ocio y relax", indica Joan Mascaró.
No en vano, la esencia
de este espacio se encuentra en sus vistas y luego, en su restaurante. "La
idea es que la gente pase un buen rato, una velada diferente, que disfrute con
un punto de vista novedoso. Nuestro recinto es luminoso y emblemático. No deja
indiferente a nadie. Es verdad que el punto diferencial son las vistas, pero hay
algo más que eso en El Mirador", sentencia Joan Mascaró sobre su
restaurante, convertido en uno de los lugares más peculiares que se pueden
encontrar. No es sólo un lugar para ir a comer y pasar un buen rato, también es
un espacio para poder relajarse mientras se ve de fondo, desde bien arriba, la
localidad y sus puntos emblemáticos.
El Mundo
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