Artículo de Lourdes Durán en Diario
de Mallorca
Hay
dos siluetas que iluminan cierta infancia. Dos hombres, uno con capa y erguido,
el otro a caballo en mangas de camisa. Ambos están fundidos en negro sobre
fondo amarillo. Uno es el gaucho que galopa por esas extensas pampas con la
camisa a la altura del codo y un porte de jinete avezado; el otro es el hombre
de la capa. Ambos llevan sombrero, uno de ala corta, propio de campesinos, y el
otro, de ala ancha, relacionado con los caballeros, los enmascarados, el zorro.
Son
los hombres anuncio del nitrato de Chile y del licor Sandeman. Uno de ellos,
aún cabalga en Palma.
En
la carretera vieja de Manacor, a la altura de Son Ferriol, el campesino del
abono que dio riqueza a Chile a principios del pasado siglo sigue indolente el
paso de los días. Ese icono publicitario es discreto. A diferencia del toro de
Osborne, otra silueta negra que identifica la memoria de cierta niñez y que con
los años ha sido puesto en jaque en una cruzada de este belicoso país de
países, el jinete cabalga de espaldas a los ojos del siglo XXI. Les pilla tan
al biés que incluso ha acabado liquidado por una ampliación de carretera.
Imagen del artículo |
Adolfo
López-Duran Lozano fue un avanzado a un tiempo en que la sopa Campbell dejó de
ser sopa por culpa de un tal Andy Warhol. La publicidad cuando él era un
estudiante de arquitectura en Madrid iba aún en andador. En 1929 obtuvo el título
pero este hijo de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza de Giner de
los Ríos y de Manuel Bartolomé Cossío perfiló esas líneas blancas que
enmarcaban al jinete del nitrato sobre el fondo amarillo como trabajo de
carrera. Fue un encargo de Navarro- Palencia que le daría un dinerillo. No
podría ni imaginarse que estaba escribiendo su nombre en la historia de la
publicidad de España.
El
campesino arremangado avanza con orgullo para cantarle al mundo las virtudes
del nitrato de Chile. La compañía no vivía sus mejores momentos tras la I
Guerra Mundial al ser sustituido por nitrato sintético. Los esfuerzos de la
compañías se dirigieron hacia el mercado internacional.
Ese
gaucho de silueta negra sobre fondo amarillo sería la respuesta publicitaria que
avanzaría por lugares visibles de muchos de los pueblos de España y Portugal.
En Mallorca se situaron, entre otros lugares, en los molinos de viento de Sant
Jordi. Para verlo hay que fijarse mucho y aún así. No te sale al paso.
Cuando
Palma era campo, mucho antes de que esa parte de cultivos, de tierra anegada,
fuera el lugar donde se levantó el aeropuerto de Son Sant Joan, el gaucho
cabalgaba a gusto. Los niños miraban aquella silueta negra sobre un fondo de
amarillo chillón y se preguntaban qué sería eso del nitrato de Chile. Iban al
atlas a buscar ese continente porque poco más habían sacado de la boca de sus
padres cuando les habían preguntado. Solo sé que nitrato sonaba a explosión y
que aquel jinete no parecía un hombre cargado de bombas. Cosas de infancia
Fuente Diario de Mallorca
2 comentarios:
Y tanto que se conserva. Saludos desde el Pla de Sant Jordi, lugar donde se halla el anuncio del jinete en su sempiterna postura, vigilando los campos que lo rodean.
Hola Martial76, ¿sería posible que me hicieras alguna foto del jinete para el blog? Me encantaría poder publicar alguna otra foto.
Muchas gracias
un saludo desde Valencia
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