Cerrada desde finales de 2009, la
antigua fábrica de embutidos El Acueducto, conocida desde su construcción como
La Choricera, entra en la última etapa para su venta en subasta, de acuerdo con
el plan de liquidación del concurso de acreedores de la sociedad propietaria,
Alimentos Refrigerados SA, Alresa, una vez que el plazo de venta directa ha
concluido sin resultado. El juez de lo Mercantil de Segovia acordó en septiembre
de 2009 la liquidación de la fábrica de productos cárnicos perteneciente al
Grupo Proinserga y que, en su última etapa gestionó Primayor Elaborados, aunque
los carteles que anuncian que está a la venta están colocados desde hace un mes
en el vallado que delimita el recinto. Son de color rojo y tienen un teléfono y
la dirección de Internet de UONIberia SL, una firma especializada en subastas
para procesos de liquidación de empresas en concurso.
En la página
web de esta empresa el precio que indica para el inmueble es de 12 millones de
euros, aunque este es «el precio de salida», según comentan los administradores
concursales y, a pesar de que en el plazo de venta directa no ha habido ofertas
formales y concretas, no serán aceptadas antes de la subasta las que sean
inferiores.
En la
actualidad, los administradores están preparando el cuaderno de venta para la
subasta, que podría producirse «en un plazo de cuatro o cinco meses». Tienen
por delante la preparación de toda la documentación con los informes
urbanísticos, arquitectónicos y sobre las posibilidades de desarrollo de la
finca y los edificios, calificados como de uso industrial en el Plan General de
Ordenación Urbana de 2008.
No obstante,
la ficha que UON Iberia tiene en su web indica muchas características: «Suma
una superficie total de 45.352 metros cuadrados y se compone de diversas
construcciones de fábrica de ladrillo visto y hormigón. La nave principal tiene
una superficie total de 35.563 m², con zonas de producción y de almacenaje y
muelles de carga, distribuidos en una planta sobre rasante de 20.207 m² y en
dos plantas sótano de 13.646 m² y 1.710 m² respectivamente. Dos edificios de
oficinas, uno distribuido en cuatro plantas con 1.272 m² y otro en planta alta
de 2.052 m²; que disponen de recepción; despachos, salas de reuniones;
vestuarios y aseos. Un edificio social de 2.264 m² distribuido en dos plantas.
Una torre de secaderos de 4.202 m², zonas hormigonadas de maniobras y área de
aparcamiento descubierta de 19.486 m². Dos casetas de vigilancia y control de
accesos. Instalación de estación depuradora de 1.800 metros cuadrados».
La venta en
subasta tiene sus ventajas, aunque el sector inmobiliario no esté en su mejor
momento. Como ejemplo, unos de los administradores concursales señala que la
venta de la maquinaria de la Choricera ha sido un éxito, pues si al principio
se ofertó en bloque por algo más de 400.000 euros y suscitó el interés de
varias empresas chatarreras, la posterior subasta pieza a pieza ha reportado
más de 2,2 millones de euros.
Arquitectura contemporánea
El inmueble
es muy singular. Construido por la familia Postigo como fábrica de embutidos El
Acueducto entre los años 1963 y 1966 al lado de la carretera de San Rafael, el
proyecto es de los arquitectos Francisco de Inza y Heliodoro Dols y está
incluido en el Catálogo de Arquitectura Contemporánea del Plan Especial de las
Áreas Históricas de Segovia, que lo protege al asumir el informe del Colegio de
Arquitectos que tomó como referencia su inclusión entre los catalogados por la
Fundación de Documentación y Conservación de la Arquitectura y el Urbanismo del
Movimiento Moderno (Docomomo).
La ficha del
PEAHIS recoge esta catalogación, de categoría A, y el texto del registro del
Docomomo, que indica que «a pesar de que carece de protección patrimonial, su
conservación ha sido buena. La fábrica consta de varios bloques independientes,
dentro de una gran parcela que se concibe como un lugar muy abierto. Su
arquitectura consta de volúmenes sólidos y rotundos, con un color cálido y
uniforme. El resultado es una sabia combinación de lo racional y lo orgánico.
El rigor compositivo y funcional puede encuadrarse dentro de una línea
racionalista, sin embargo, el interés por lo formal y el cuidadoso diseño del
detalle le añaden un carácter expresionista. Responde a un, cada vez más
perdido, amor por lo artesanal, por lo primoroso, y es este seguramente su
principal valor. El edificio supone un hito para la ciudad, no sólo por su
valoración arquitectónica y ambiental, sino también porque en una ciudad de
escasa actividad industrial como Segovia, constituye un punto de referencia».
Hace un mes,
el grupo municipal del PP defendió una moción en el pleno del Ayuntamiento
encaminada a la declaración del edificio (la torre secadero y la de oficinas)
como Bien de Interés Cultural. Fue rechazada. Para el equipo de Gobierno, según
dijo Alfonso Reguera, ya está protegido con la inclusión en el catálogo del
PGOU.
La fábrica permanece cerrada desde
el 1 de diciembre de 2009
«Ha
descansado en la paz del Gobierno central y de la Junta de Castilla y León, a
los 111 años de existencia, habiendo recibido el beneplácito de la Justicia, la
‘choricera’ (víctima de Proinserga SA)». Este era el encabezamiento de la
esquela que colocaron los trabajadores el 1 de diciembre de 2009 en el edificio
de Trabajo, en la avenida Fernández Ladreda. Era el epitafio del cierre de una
industria chacinera histórica y, como indicaban los representantes de la
plantilla, consecuencia de la crisis del Grupo Proinserga, que derivó en los
sucesivos concursos de acreedores de todas las empresas asociadas, la propia
Proinserga, Primayor Elaborados y Alresa.
Un año
antes, en diciembre de 2008, un contrato con Campofrío, empresa a la que
Proinserga compró en 2004 los mataderos de Primayor Foods (con lo que precipitó
su crisis, garantizaba los 122 empleos de La Choricera (Primayor Elaborados) y
permitía anunciar que se duplicaría la producción de la fábrica. Fue un
espejismo pasajero. La Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y
León, que había tutelado los acuerdos para el mantenimiento de la actividad y
un año antes había concedido un aval de 10 millones de euros a Proinserga (de
carácter extraordinario, de salvamento, que era la primera vez que se concedía
en la región y que a los seis meses hubo de reconvertirse por imperativo
europeo en una ayuda de reestructuración), reconocía entonces que la única
posibilidad de salvar la fábrica y los empleos era la adquisición por Campofrío
o por otro comprador.
La compra no
se produjo. La ‘solución Campofrío’, por la que esta empresa se hizo cargo de
la producción de Primayor Elaborados, estaba supeditada a la aparición de un
comprador que no llegó. En septiembre de 2009, el juez acordó la liquidación
derivada del concurso de acreedores presentado en junio del 2007, y el
expediente de regulación de empleo, el definitivo, culminó con los 114
trabajadores que quedaban en La Choricera en las listas del paro.
Así terminó
la historia de una fábrica cárnica fundada por Félix Postigo Herranz (que
inició sus actividades en Cantimpalos en 1899), abuelo del actual portavoz
municipal del PP, Jesús Postigo, cuya familia la vendió a la multinacional
suiza Nestlé en abril de 1980. La filial de ésta, Alimentos Refrigerados,
mantuvo la marca de embutidos El Acueducto, si bien la multinacional puso la
fábrica en venta en 1990.
Ahora está
otra vez en venta. Cerrada desde diciembre de 2009, los administradores
concursales de Alresa confían en sacar la fábrica a subasta este mismo año.
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