Veinticinco años después, el Molino
del Conde, una joya hidráulica del San Gregorio del siglo XIX, vuelve a ponerse
en uso.
Ya no molerá gofio ni la noria
moverá agua, pero al menos las
dependencias de la planta que da a la calle Roque servirán de sede para el Círculo Cultural de Telde, al que el Ayuntamiento le ha cedido el edificio. Este viernes tuvo lugar precisamente la puesta de largo de la parte del vetusto edificio que desde ahora aspira a convertirse en un referente cultural de San Gregorio y de la ciudad entera.
dependencias de la planta que da a la calle Roque servirán de sede para el Círculo Cultural de Telde, al que el Ayuntamiento le ha cedido el edificio. Este viernes tuvo lugar precisamente la puesta de largo de la parte del vetusto edificio que desde ahora aspira a convertirse en un referente cultural de San Gregorio y de la ciudad entera.
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Contará con una sala para reuniones, otra para la secretaría y con un salón de
actos, ubicado en donde estaba en su día la zona de venta al público.
Las sillas de este espacio compartirán protagonismo con las estructuras que albergaron durante décadas las dos ruedas que hicieron destacar a este molino frente a otros. Al disponer de dos piedras, hacía doble molienda, luego producía más y más rápido. Al acto acudieron, entre otros, la alcaldesa de Telde, Mari Carmen Castellano, y el edil de Patrimonio Histórico, Pablo Rodríguez. Su puesta en uso ha sido posible tras una restauración pagada por el Cabildo.Su historia
Las sillas de este espacio compartirán protagonismo con las estructuras que albergaron durante décadas las dos ruedas que hicieron destacar a este molino frente a otros. Al disponer de dos piedras, hacía doble molienda, luego producía más y más rápido. Al acto acudieron, entre otros, la alcaldesa de Telde, Mari Carmen Castellano, y el edil de Patrimonio Histórico, Pablo Rodríguez. Su puesta en uso ha sido posible tras una restauración pagada por el Cabildo.Su historia
El Molino del Conde fue construido
por el Conde de la Vega Grande en 1829, época en la que era dueño del 60% de
las tierras de Telde. Lo
levantó frente a la cantonera de reparto de las aguas de la Heredad de la Vega
Mayor de Telde, que es la que movía su noria. En 1950 constaba como propietaria
Susana del Castillo y Manrique de Lara y como oficial molinero y arrendatario
Domingo Espino. Era de doble molienda, con doble piedra, lo que le hacía único
en la Isla. Más tarde usó motores modernos para moler.
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