En los talleres de Renfe y el viejo
cargadero de carbón de La Placa llegaron a trabajar seiscientas personas. Hoy
es un cementerio de hierros oxidados, abandonado por la compañía ferroviaria. Y
los ladrones de metal y de cobre lo están desmantelando.
«Se lo están llevando pieza a
pieza», alertó ayer el secretario de la Asociación Cultural Ferroviaria
Berciana, Daniel Pérez Lanuza, alarmado por que al deterioro de tres décadas
sin actividad —que han convertido en una ruina y un basurero la enorme instalación
que dio nombre a todo un barrio de Ponferrada y que cuenta con un puente
giratorio articulado para mover locomotoras del que apenas quedan ejemplos en
España— se ha sumado ahora el saqueo de los chatarreros furtivos. La mayor
parte de los raíles circulares del puente giratorio que distribuía las
locomotoras en sus hangares, popularmente conocido como «La Placa» y con unas
dimensiones que le convierten en una infraestructura singular, han
desaparecido. Y ayer —quién sabe si seguirá allí mañana— se podía ver una de
las últimas secciones recién desatornillada y a la espera de que alguien la
divida en trozos con un soplete y se la lleve, según comprobó este periódico.
La voz de alarma sobre el expolio
que vuelve a sufrir uno de los últimos ejemplos del patrimonio industrial de
Ponferrada que nunca ha se ha beneficiado de un proyecto de conservación, llegó
del director del Instituto Virgen de la Encina de Ponferrada, Miguel Nava, y
del miembro del Instituto de Estudios Bercianos Francisco Arias. Nava explicaba
a finales de la semana pasada la importancia de las instalaciones a sus alumnos
cuando descubrió el saqueo en el exterior de los talleres y dio cuenta a la
Policía. Junto a los raíles desatornillados, los restos de una hoguera
delataban además a quienes han estado usando los antiguos talleres para quemar
el plástico del cobre.
Imagen de la noticia |
Nava y Arias temen que después de
los raíles, el desguace continúe con el hierro de la estructura de la docena de
hangares de Renfe, que a duras penas se mantienen en pie, y con el de las
tolvas de carbón y el otro puente giratorio descubierto en los muelles que
ahora pertenecen al grupo Alonso. «En ningún país del mundo dejarían que esto
se cayera. Con lo que se ha despilfarrado...», se lamentaba ayer el director
del instituto ponferradino.
Terminado
en 1954
Todo el complejo, que terminó de
construirse en 1954, según los datos de Daniel Pérez, es una ruina a punto de
desplomarse, lugar de paso de vagabundos y lienzo de grafiteros que al menos
han dado color al interior de algunos muros. Las instalaciones incluían un haz
de vías de clasificación, formación y expedición de trenes de mercancías, una
reserva de máquinas, un taller de tracción y material móvil, una playa de
clasificación para el trasiego de carbón procedente del ferrocarril minero, una
subestación eléctrica —único edificio que aún hoy permanece vallado— y
edificios complementarios. Dejaron de usarse en los años ochenta y aunque ha
habido intentos para conservar todo el complejo —el PSOE propuso en el año 2002
declarar conjunto histórico a una docena de restos de la arqueología industrial
de Ponferrada y recuperar La Placa con fondos europeos para incluirla dentro
del Museo del Ferrocarril, y el Partido Regionalista del Bierzo de Tarsicio
Carballo todavía insistía el año pasado en la necesidad de convertir los
talleres en un museo para evitar el expolio— al día de hoy ni siquiera cuenta
con vigilancia.
El AVE que no llega
La zona del intercambiador también
fue la opción elegida por el Ayuntamiento para proponer al Ministerio de
Fomento la construcción de la estación del AVE en el año 2003. Pero diez años
después, el AVE sigue sin salir del papel de los proyectos. Y La Placa amenaza
con convertirse solamente en el nombre de un barrio.
Diario de León
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