Autor:
Aser Vidondo,
Diario de Navarra
"Nivel
sonoro de entre 80 y 85 decibelios". Así lo avisan varios carteles
diseminados por las instalaciones. Sin embargo, no hay ruido. Ni mucho menos.
Lo que impera es el silencio. Apenas se escucha el discurrir del Irati, que
fluye paralelo a este edificio hoy abandonado y que, apenas un siglo atrás, era
una instalación puntera que
generaba importantes beneficios económicos gracias al agua del río. La sociedad El Irati SApuso en funcionamiento en
julio de 1910 esta central
hidroeléctrica en Aoiz, una pata más de la que sería una destacada
empresa maderera, química, eléctrica y ferroviaria promovida por el aezkoano Domingo Elizondo. Esta central, una de
las 6 que tuvo la empresa junto al Irati, permanece cerrada desde finales de
los años 90, pero conserva su maquinaria prácticamente intacta. Acceder dentro
es viajar al pasado. Pero ahora, el que es prácticamente el único vestigio de
El Irati SA en la villa agoizka está amenazado de muerte. Y es que el Gobierno
de Navarra, actual propietario del edificio, está valorando su derribo.
Así se lo han comunicado responsables de Obras Públicas al consistorio de Aoiz. Según les explican, la central es en las últimas fechas objeto de deseo de los 'amigos de lo ajeno', que acceden dentro buscando metales, principalmente el hoy preciado cobre que encuentran en la maquinaria. Tras cotejarlo con empresas especializadas, Obras Públicas estima que se habrá sustraído material metálico y cableado valorado en unos 15.000 euros.
Ya el 26 de enero de 2012 el Ayuntamiento recibió una notificación de la brigada de protección ambiental de Policía Foral sobre un vertido de aceite al río provocado por unos ladrones tras desmontar unos transformadores para llevarse el cobre del interior. "Ahí empezamos a tener constancia de estos robos, y luego habrán entrado una decena de veces pese a las puertas y ventanas tapiadas", dice el alcalde, Unai Lako.
Buscando erradicar este problema, y evitar también que pueda haber algún accidente personal al accederse de forma ilegal a unas instalaciones antiguas en las que además se manipula pesada maquinaria, Obras Públicas ha contactado ya con algunos contratistas para negociar un derribo a cambio del material.
Patrimonio industrial
"Sería
una pena ver desaparecer esta central que fue puntera. Sentimos impotencia por
no poder hacer nada, pero hoy no hay dinero para adecuarla, por ejemplo, como
museo de una parte de nuestro pasado industrial. Habría que invertir mucho. Y
si la gente sigue entrando, es cierto que podría pasar una desgracia",
destaca Lako.
Manuel Egia Astibia, que publicó un libro sobre el pasado industrial de Oroz-Betelu y Olaldea, analiza ahora la historia de El Irati S.A. "Para el Gobierno, lo más fácil y barato es destruir la central. Sería lamentable, y la responsabilidad de evitarlo es de todos", dice. Considera que, "con mínimos arreglos y poco gasto en mantenimiento, podría formar parte de un circuito señalizado de paseo que incluiría el puente románico, la ermita de San Román, la nevera o las compuertas del canal de Ekai".
Manuel Egia Astibia, que publicó un libro sobre el pasado industrial de Oroz-Betelu y Olaldea, analiza ahora la historia de El Irati S.A. "Para el Gobierno, lo más fácil y barato es destruir la central. Sería lamentable, y la responsabilidad de evitarlo es de todos", dice. Considera que, "con mínimos arreglos y poco gasto en mantenimiento, podría formar parte de un circuito señalizado de paseo que incluiría el puente románico, la ermita de San Román, la nevera o las compuertas del canal de Ekai".
Destaca asimismo que en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial de marzo de 2011 se apostaba por conservar en Navarra un trujal en Cabanillas y las centrales eléctricas del río Irati. "La conservación del patrimonio industrial, tan valioso en nuestra historia reciente, es valorado de forma importante en Inglaterra, Francia o Alemania, creando museos o dando otros usos a las instalaciones. En nuestro país es un movimiento que va a más, pero aquí se han dejado destruir hermosos edificios industriales como las azucareras de Marcilla o Tudela, o dejar en ruina el aserradero de Ekai, de la propia El Irati S.A.", dice.
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La empresa, que desapareció en 1962, además de
este aserradero con destilería de productos químicos en Ekai tuvo el tren eléctrico Irati(Pamplona-Aoiz-Sangüesa)
y 6 centrales hidroeléctricas en el Irati. Después, abrió una destilería en
Cantabria, y aserraderos con destilería en Roncal y Alsasua.
De todo, hoy apenas quedan 3 centrales en pie. Además de la de Aoiz, en desuso, dos en marcha en Betolegi e Irabia (a pie de presa). Desaparecieron las de Artozki, Iñarbe y Usotz. La de Aoiz pasó a la empresa Fensa en 1962.
Se invirtió en su puesta en marcha un millón y medio de pesetas, consiguiéndose "una de las instalaciones más perfectas de la época", según Egia. Al principio constaba de 3 turbinas suizas. Un año después se añadió una cuarta, para aumentar su capacidad productora hasta los 1.400 kilovatios. Tomaba agua desde una presa en Ezkai y a través de 7 km de canalizaciones. Se amplió en 1951. Actualmente, hay dentro del edificio 5 grandes generadores y 2 pequeños, que se empleaban en verano. A finales de los años 60 producía 12 millones de kilovatios por hora al año cuando, por ejemplo, el consumo de Aoiz era de 720.000. Trabajaban en ella 5 empleados.
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