El patrimonio ferroviario de la
capital ha sufrido un nuevo revés con la desaparición de una máquina de vapor
del siglo XIX, encargada en su día de bombear el agua del Pisuerga para
llevarla a la estación del Norte y que albergaba una vieja caseta situada a los
pies del Puente Colgante. Lo más sorprendente de este caso es que la
infravivienda, propiedad de Adif –el gestor del patrimonio de Renfe–, estuvo
habitada por una familia hasta hace unos días y, al parecer, fueron ellos
mismos los que desmontaron este mecanismo más que centenario para venderlo
después como simple chatarra.
Imagen de la noticia |
Así lo han confirmado tanto fuentes
municipales como de las asociaciones de los Amigos del Pisuerga y de los Amigos
del Ferrocarril (Asvafer). Todos coinciden en lamentar el «expolio» y recuerdan
que los residentes podían, incluso, haber estado pagando algún tipo de alquiler
a Adif –vivían de la caridad de los franciscanos y de las agustinas– durante su
estancia.
Sea como fuere, lo cierto es que la
caseta, que ahora se encuentra literalmente al borde de la ruina, estuvo
habitada durante más de una década con el permiso o la inacción, como mínimo,
de los propietarios, que tras la marcha de los inquilinos se limitaron a tapiar
puertas y ventanas sin retirar siquiera las toneladas de basuras –carcasas de
televisores, muebles, colchones, viejas cintas de vídeo VHS...– que dejaron en
la parcela.
Imagen de la noticia |
Pozo junto al parque infantil
Este periódico intentó contrastar la
versión de lo ocurrido en este inmueble, presumiblemente catalogado, por parte
de Adif sin obtener una respuesta en los últimos días.
La proximidad de este vertedero y de
la antigua toma de captación del agua –un pozo abierto de más de dos metros de
profundidad– a un parque infantil y al colegio de las Agustinas llevó a los
integrantes de los Amigos del Pisuerga a interesarse por la situación de estos
vestigios ferroviarios. «El pozo de piedra de la toma del río supone un
auténtico peligro para los niños, además de las basuras del patio, y por eso
pedimos permiso al Ayuntamiento para tapar ese boquete con una rejilla y
limpiar el exterior de la caseta», resume el presidente de la agrupación, Luis
Ángel Largo. Así que serán sus voluntarios, al final, los que adecenten el
entorno este mismo domingo por la mañana.
Imagen de la noticia |
La operación cuenta con el
beneplácito de la Concejalía de Medio Ambiente, que colocó ayer tres
contenedores de obra en la parte posterior de la caseta para facilitar la
tarea. Su titular, Jesús Enríquez, reconoce la «impagable labor de los
voluntarios de la asociación» y recuerda cómo el propio Ayuntamiento inició
«conversaciones con el departamento de Patrimonio de Adif para buscar una
salida a este edificio histórico a raíz de la marcha de la familia que estaba
alquilada».
«Desguazada por piezas»
El concejal considera que se trata
de un «vestigio importante» del pasado ferroviario de la capital y, aunque
matiza que «está muy deteriorado», muestra su disposición a «buscar una
solución consensuada para adecentarlo y ponerlo en valor».
Eso mismo intentaron años atrás
desde la Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril (Asvafer), cuyo
tesorero, Jacinto Pérez, recuerda cómo llegaron a «pedir presupuesto hace años
a una empresa de grúas para desmontar la máquina de vapor y conservarla». Eso
ocurrió en torno a 2006. Pero es que ya entonces «apenas quedaba nada que
desmontar porque la habían desguazado para venderla por piezas como chatarra».
El experto asegura que era una
«pieza de mucho valor», ya que esta maquinaria se construyó en la segunda mitad
del siglo XIX en paralelo a la llegada de las primeras locomotoras de vapor –en
1864– con la misión de bombear el agua del río y llevarlo a las 'aguadas' de la
estación. «Aquellas máquinas necesitaban mucho agua y por eso solía haber estos
mecanismos en casi todas las estaciones».
Imagen de la noticia |
En uso hasta 1940
Este sistema de bombeo se abandonó
en los años cuarenta, ya en el siglo XX, al imponerse las locomotoras
eléctricas a las de vapor.
Y si hace siete años no fue posible recuperar
nada de aquella maquinaria, a día de hoy literalmente solo queda su recuerdo,
además del citado pozo con la compuerta de captación, un depósito adosado a la
caseta y el propio edificio en sí. «Cuando preguntamos nos dijeron que lo
habían vendido todo», confirma el presidente los Amigos del Pisuerga.
Imagen de la noticia |
Luis Ángel Largo reconoce que «ahora
hay poco que salvar», pero destaca que han conseguido «documentar su valor
histórico» y aclara que su intención, como mínimo, pasa por «adecentar este
espacio, conseguir que el Ayuntamiento lo ilumine como es debido, colocar un
cartel con su historia, vallar el perímetro y, por ahora, eliminar los riesgos
que suponen el edificio y el pozo para los niños». Ellos mismos preguntaron a
Adif por una posible cesión para guardar allí su material y, aunque les
«dijeron que lo podían alquilar», el portavoz de la asociación señala que «es
algo inviable porque no tenemos presupuesto para eso y porque está en ruinas».
Imagen de la noticia |
La limpieza que realizarán los
voluntarios mañana será el primer paso para recuperar este espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario