La investigación y conocimiento del
conjunto de los hornos de cal de Vegas de Matute, que tanta tradición y
prestigio han dado al municipio, hasta hacer levantar edificios tan
emblemáticos como el Monasterio de El Escorial, entre otros, es amplia y no se
acaba. El historiador, José Miguel Muñoz y el arqueólogo, Pablo Schnell, han
dado un paso más, y recientemente han publicado su último trabajo, centrado en
la investigación de un nuevo conjunto de cuatro hornos de propiedad privada,
denominados de la Fuente de las Viñas, que tienen una cronología en torno a los
años 1950-1957.
Con este trabajo, titulado, “Utopía y realidad en los hornos de cal de la Fuente de las Viñas”, se completa el estudio de los hornos de Vegas de Matute, iniciado en el año 2006, después de los estudios centrados en el conjunto de hornos de El Zancao, donde se sitúa el actual parque arqueológico; y el de La Lobera, pendiente de su restauración y recuperación.
La revista Tierra y Tecnología, perteneciente al Colegio Oficial de Geólogos de España, en su número 41, publica los planos, historia, realidad y leyenda de los hornos de las Viñas, con fotografías de Felipe Asenjo y diversos gráficos, una ilustración en la que los autores, ponen de manifiesto su importancia etnográfica, “si el Ayuntamiento llevara a cabo la ya prometida puesta en valor del conjunto de nueve hornos de La Lobera, y si algún día se consiguiera musealizar esta calera de la Fuente de las Viñas, sumado al antes citado parque arqueológico del Zancao, sin duda que no habría en España, y aun en Europa, otro municipio con tantos y tan valorados hornos de cal tradicionales”, subrayan.
La historia del conjunto industrial de Las Viñas comienza con la aventura iniciada por el vecino, ya fallecido, Gabriel Cubo Rosa, quien al principio “se propuso fabricar cal viva por un nuevo método a escala industrial”. Cubo al final desistió y optó por mandar labrar “en una zona inmediata un horno de cal al modo tradicional, del tipo de la veintena larga que ya había en la localidad”.
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El conjunto de la Fuente de las Viñas se sitúa a un kilómetro de Vegas de
Matute, en una colina de sustrato calizo y se compone de dos parejas de hornos
y por otras estructuras y zonas excavadas, explanadas y de acceso. Lo más característico
de dos de los hornos es que están unidos por un sistema de canales, una
característica pensada para facilitar la producción a gran escala, que muestra
incluso trabajos de albañilería en la creación de las chimeneas.
Uno de los puntos de evolución de los mismos, hay que reconocérselo al referido vecino, Gabriel Cubo, quien pese a no obtener los resultados deseados en la confección de sus hornos inicialmente, “intentó modernizar la producción artesanal de cal”. Gabriel Cubo, acabó traspasando sus propiedades en el año 1957(parcela y hornos), a otro vecino y calero, Celedonio Pérez, quien después labró un segundo horno y mantuvo la producción de cal durante la década de los sesenta.
El estudio insiste en la importancia demostrada de las caleras, que “deben de ser conservadas”, indican. Los historiadores, recuerdan que se trata de propiedades privadas, “por ello nos limitamos a sugerir que se tomen con urgencia las medidas necesarias(cierre, limpieza y prospección arqueológica, consolidación y, por último, señalización), para su puesta en valor”, recalcan. Para ellos, “los restos arquitectónicos conservados en la Fuente de las Viñas, lo merecen”. De esta manera, junto a las demás caleras del pueblo, “se garantizaría la conservación de un singular paisaje industrial, elaborado a lo largo de más de 400 años”, recuerdan.
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