Mientras
Zoido defiende logros y proyectos, los expertos piden actuaciones urgente: la
conferencia final del proyecto B-Team evidencia el abandono de la rica herencia
industrial.
Durante dos días, Sevilla acogió la conferencia
final del proyecto B-Team encabezado por el Ayuntamiento de Belfast
(Irlanda del Norte) y cuyo objetivo es impulsar la recuperación y
aprovechamiento del patrimonio industrial abandonado. Son 14 las
administraciones e instituciones que, como el Consistorio hispalense,
participan en esta iniciativa conectada con la IV edición del programa europeo
Interreg.
El pasado miércoles, el alcalde, Juan Ignacio Zoido,
expuso las experiencias cosechadas en Sevilla con la transformación de
antiguas instalaciones industriales para albergar iniciativas
productivas para la ciudadanía y citó dos casos: las antiguas naves de
Singer y su reutilización como talleres de cerámica y el proyecto para
convertir en un mercado gourmet las naves del Barranco.
El arquitecto sevillano Santiago Cirugeda, con el que
Zoido presentó un proyecto para recuperar las naves de Renfe de San Jerónimo
antes de las elecciones, defendió que en Sevilla "la recuperación del
patrimonio industrial no existe". "La mayoría de los edificios
-lamentó- están vacíos o muy degradados, y algunos son ya casi irrecuperables.
Queda mucho por hacer y, por ahora, sólo hay un catálogo elaborado. No se puede
abandonar este patrimonio porque lo perderemos".
Julián Sobrino, profesor de la ETS de Arquitectura y
experto en patrimonio industrial, fue el encargado de elaborar para el
Ayuntamiento el catálogo de las joyas industriales sevillanas, un
documento que analiza casi 40 edificios desde el punto de vista histórico,
documental, espacial y urbanístico. El objetivo, según explicó, es que el
Gobierno local ponga en marcha en tres o cuatro años "actuaciones que
activen estos espacios". "El presupuesto no es el problema
principal, sino la estrategia, la programación. Se necesita la
colaboración público-privada sin olvidar sistemas cooperativistas",
apuntó. A su juicio, no se puede hablar de usos ni presupuesto antes de saber
las necesidades de los barrios, sin que haya planes directores, como el de la
fábrica de Artillería, que determinen los usos para, después, fijar plazos,
fases y costes.
Eso sí, Sobrino dejó claro que algunos de los
proyectos del equipo de Zoido no cuentan con su bendición. En concreto, se
refirió a los planes para la fábrica de Altadis. "Creo que no se debe
cambiar el uso productivo y, por ejemplo, destinarlo a investigación, creación
y producción, y a equipamientos universitarios. Sevilla debe atraer producción
para crear empleo", defendió. Altadis, en contra, tendrá uso comercial.
Según el catálogo de patrimonio industrial, cinco
espacios están "en crisis" por su situación laboral, mientras
que 26 están "activados", como el teatro Alameda o la torre de los
Perdigones, y 14 siguen desactivados, como Astilleros. En cuanto al estado de
conservación de los edificios, la valoración de los expertos es negativa,
aunque Sobrino matizó que "no se puede generalizar".
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