En muy mal estado de conservación,
la asociación en Defensa del Patrimonio Industrial de Málaga, que data la noria
en el siglo XIV, reclama que sea rehabilitada cuanto antes.
Si Alonso Godino de Zaragoza,
caballero del mismo siglo que Don Quijote, viera lo que queda de su antigua
huerta, la Huerta de Godino, a espaldas de Martiricos, de la impresión se
convertiría en caballero de la Triste Figura.
Llegó a tener fama esta huerta por
sus vegetales y viñedos. Como recuerda el historiador Manuel Muñoz en su obra
El crecimiento urbano malagueño en el siglo XVII, se encontraba junto a la
huerta Perdida, llamada así o bien porque sufría la extracción de sus productos
con mucha facilidad o bien por los desmanes del vecino río Guadalmedina.
Ahora, la huerta perdida es la de
Godino, pues lo poco que queda de ella sufre el riesgo de desplomarse sobre un
par de coches o de algún peatón en cualquier momento. Que nadie le ponga
remedio desde hace décadas es un misterio administrativo más de Málaga.
Se trata de una construcción con
aspecto de viejo depósito de agua, en realidad los restos de la noria de la
Huerta de Godino, en la calle Salvador Dalí, a espaldas de Martiricos.
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El profesor de Historia del Arte de
la Universidad de Málaga Francisco Rodríguez Marín data la obra a mediados del
siglo XVII. En más de una ocasión, este experto en patrimonio industrial de
Málaga ha denunciado el estado de abandono de estos restos centenarios, y como
asegura en un reciente trabajo para la revista Isla de Arriarán, «en la
actualidad la vegetación parásita y algunas grietas amenazan con socavar la
solidez de la fábrica».
Quien mejor conoce los secretos de
la noria es José Antonio Ruiz, presidente de la Asociación en Defensa del
Patrimonio Industrial de Málaga, que en sus tiempos de funcionario de la
Diputación, trabajando en la guardería, a dos pasos de esta construcción,
alertó de su estado. «Yo creo que es del siglo XIV, de tiempos de los árabes,
estuve hablando con la arquitecta de la Diputación y dijo que era del XIV»,
apunta.
José Antonio Ruiz explica que estos
restos forman parte del patrimonio de la Diputación y que hace cerca de una
década él mismo propuso a este ente que lo cediera al Ayuntamiento como
patrimonio de la ciudad, una vez restaurado, recuperando de paso la placita
donde se encuentra, «y poniendo una placa informativa».
La mina de agua. Y aunque estos
restos arqueológicos no están en su mejor momento, subraya que sigue
empleándose la mina de agua donde se encuentran. «El agua está bien pero no es
potable, sirve para riego y lavado de la Guardería de la Diputación», así como
para el centro Virgen de la Esperanza y el centro básico de acogida. «Hace unos
años hicieron un arreglillo porque el motor de extracción del agua fallaba
mucho», añade.
En cuanto al deficiente repellado de
cemento que exhibe hasta media altura, el presidente de la asociación explica
que se hizo para evitar un accidente. «Eso estaba lleno de boquetes y los
niños, los del barrio y los de la Guardia Civil, trepaban hasta lo alto»,
recuerda.
El profesor Francisco Rodríguez
Marín subraya a este diario la propiedad de la Diputación de esta construcción,
«y de hecho por la guardería de la Diputación se accede tanto a la noria como a
la mina de agua», explica. A su juicio, «es uno de los pocos elementos de la
tecnología preindustrial ligado al aprovechamiento del agua, testimonio
material de las técnicas de explotación agrícola y razón de ser de una zona
que, aún hoy en día se denomina Huerta de Godino».
El profesor de la UMA aboga además
por incluirlo en el catálogo de edificios protegidos del PGOU. La noria de la
Huerta de Godino, un trozo de la Historia de Málaga inexplicablemente
abandonado.
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