Avilés
Ensidesa, poesía en la
fábrica-ciudad
Un
día nos dijeron que Ensidesa era Arcelor. Pero para la historia de Asturias es
preciso matizar: Arcelor es Ensidesa, la empresa que colonizó a mediados del
pasado siglo una zona de marismas a la derecha de la ría de Avilés y
protagonizó el mayor terremoto demográfico en la historia industrial española:
de 21.000 habitantes en 1950 a justamente el doble ocho años más tarde, y de
ahí para arriba. Las instalaciones de Ensidesa en Avilés son una de las ocho
joyas del patrimonio industrial asturiano elegidas recientemente entre las cien
mejores de España por el Comité Internacional para la Conservación del
Patrimonio, organismo de la UNESCO.
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Ensidesa
creció en Avilés al lado del mar y se ha hecho grande tierra adentro, fábrica
compañera de autopista que esconde paradójicamente el secreto de sus
dimensiones reales. Nada que ver con las que deja traslucir a pie de carretera,
el monstruo sólo enseña su verdadero tamaño cuando el visitante se adentra en
sus tripas y acaba engullido sin remedio en ellas.
Parque de Bomberos, torre de control. Cuatro pisos desde donde Avilés tan sólo se perfila. A la derecha, el mamotreto bicolor de la acería LD3, el penúltimo grito en técnica de acero. Al otro lado, la Ensidesa histórica, la planta de sinterización, las baterías de coque, los hornos altos, las chimeneas de fosa que apuntan al cielo con un aire de geometría clásica... Ensidesa Avilés ha variado con el tiempo y con el desarrollo de la técnica. Estamos en lo que fue la mayor fábrica de España, cuatro millones de metros cuadrados de talleres, hornos, viales, líneas ferroviarias, naves y poblados anexos. Llaranes, el más conocido; pero también La Estrella, La Luz, Garajes o La Marzaniella.
Parque de Bomberos, torre de control. Cuatro pisos desde donde Avilés tan sólo se perfila. A la derecha, el mamotreto bicolor de la acería LD3, el penúltimo grito en técnica de acero. Al otro lado, la Ensidesa histórica, la planta de sinterización, las baterías de coque, los hornos altos, las chimeneas de fosa que apuntan al cielo con un aire de geometría clásica... Ensidesa Avilés ha variado con el tiempo y con el desarrollo de la técnica. Estamos en lo que fue la mayor fábrica de España, cuatro millones de metros cuadrados de talleres, hornos, viales, líneas ferroviarias, naves y poblados anexos. Llaranes, el más conocido; pero también La Estrella, La Luz, Garajes o La Marzaniella.
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Ensidesa
fue levantada con vocación de ciudad y con ánimo diligente. El decreto de
creación en 1950; el inicio de las obras, pocos meses más tarde; en apenas
cuatro años se construye el complejo avilesino y la primera producción sale de
los hornos en 1956. Y todo sobre un terreno que hubo que allanar y desecar.
La
historia social de Ensidesa discurre paralela: inmigración, arraigo,
modificación del paisaje urbano, de las costumbres y los rostros de la calle.
Pero ésa es otra historia. Adentrarse en la fábrica de Avilés, perteneciente a
la única siderurgia integral que queda en España, con una producción de más de
cinco millones de toneladas de acero líquido al año, es aceptar el juego del
laberinto. Para no perderse, al menos en teoría, sirve una amplia maqueta que
es preciso actualizar, instalada en los bajos de las oficinas generales, uno de
los primeros edificios construidos a principios de los cincuenta.
Hay poesía en algunas de las naves. Más por dentro que por fuera. Lo que vemos desde el exterior suelen ser construcciones sólidas de hormigón prefabricado que nos recuerdan los viejos tiempos de autarquía franquista. Pero por dentro las cosas cambian, la luz lo envuelve todo, el vidrio gana la batalla y los espacios se agigantan. Entrar en la nave abovedada del taller de calderería sugiere lo etéreo que puede llegar a parecer el hormigón. La nave de laminación es también un espectáculo en sí misma, un inmenso taller a tres niveles de altura que tiene porte de catedral con un sistema de acceso de luz que, según la hora del día, permite sensaciones sugerentes y diferentes.
Ambas instalaciones, calderería y laminación, llevan firma ilustre, la del riojano Carlos Fernández Casado. Un portento que conjugaba técnica y humanismo. Ingeniero de caminos, ingeniero de telecomunicaciones y licenciado en Filosofía y Letras, por citar tres apuntes de un currículum sin desperdicio. Casado (1905-1988) trabajó intensamente en Asturias, aunque su obra más simbólica está en la frontera, el puente sobre el embalse de Barrios de Luna, en la autopista del Huerna, ya pasado el túnel del Negrón.
Hay poesía en algunas de las naves. Más por dentro que por fuera. Lo que vemos desde el exterior suelen ser construcciones sólidas de hormigón prefabricado que nos recuerdan los viejos tiempos de autarquía franquista. Pero por dentro las cosas cambian, la luz lo envuelve todo, el vidrio gana la batalla y los espacios se agigantan. Entrar en la nave abovedada del taller de calderería sugiere lo etéreo que puede llegar a parecer el hormigón. La nave de laminación es también un espectáculo en sí misma, un inmenso taller a tres niveles de altura que tiene porte de catedral con un sistema de acceso de luz que, según la hora del día, permite sensaciones sugerentes y diferentes.
Ambas instalaciones, calderería y laminación, llevan firma ilustre, la del riojano Carlos Fernández Casado. Un portento que conjugaba técnica y humanismo. Ingeniero de caminos, ingeniero de telecomunicaciones y licenciado en Filosofía y Letras, por citar tres apuntes de un currículum sin desperdicio. Casado (1905-1988) trabajó intensamente en Asturias, aunque su obra más simbólica está en la frontera, el puente sobre el embalse de Barrios de Luna, en la autopista del Huerna, ya pasado el túnel del Negrón.
La
Ensidesa que vieron nacer los avilesinos hace casi sesenta años ha modificado
sus perfiles a lo largo de las décadas, pero también sus usos y funciones.
Quedan ocho de las diez baterías de coque, no hace mucho que desapareció
-desgraciadamente- el edificio de la central térmica, una de las dos plantas de
sinterización fue desmontada y trasladada a la factoría de Gijón en los
noventa, y unos años antes se dio por concluida la vida de la antigua acería
LD2.
En
el corazón mismo de Ensidesa, una parte de la nave de los antiguos hornos y
laminación en caliente es utilizada actualmente como almacén para la expedición
de productos acabados. Se trata de una nave inmensa, que mide casi un kilómetro
de longitud y ocupa una superficie aproximada de 170.000 metros cuadrados.
Fechas
para recordar
Julio de 1950: Escritura de constitución de Ensidesa.
1956: Primera producción de coque.
1957: Es inaugurado el primer horno alto. el cuarto y último lo hará en 1969.
1958: Primera producción de arrabio.
1966: Arranca la acería LD.
1968: Se superan por vez primera los 10.000 millones de pesetas de ventas. En 1975 la empresa, fusionada con Uninsa, superaría los 27.000 trabajadores.
Más informaciónJulio de 1950: Escritura de constitución de Ensidesa.
1956: Primera producción de coque.
1957: Es inaugurado el primer horno alto. el cuarto y último lo hará en 1969.
1958: Primera producción de arrabio.
1966: Arranca la acería LD.
1968: Se superan por vez primera los 10.000 millones de pesetas de ventas. En 1975 la empresa, fusionada con Uninsa, superaría los 27.000 trabajadores.
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Gijón
Los vecinos de Vega
piden que se bloquee el derribo de edificios mineros de La Camocha.
La
Asociación de Vecinos «San Emiliano» de Vega ha solicitado al Ayuntamiento que
impida el inicio de demoliciones de edificios de Mina La Camocha, al no haber
sido redactado aún el plan especial que debe determinar cómo y en qué grado se
van a proteger los edificios catalogados y cómo se va a ordenar esa área
industrial en su conjunto; un plan que deberá ser aprobado por la Consejería de
Cultura del Principado. Los responsables de la liquidación de los activos de la
antigua empresa minera cuentan con el visto bueno de palabra del área de
Urbanismo del Ayuntamiento para acometer los derribos, algo que es
insuficiente, a la vez que contraviene la normativa del propio Consistorio,
según dirigentes vecinales.
La administración concursal de Mina La Camocha ya ha abierto la subasta para contratar los trabajos de demolición de edificios de la antigua explotación minera, algo que forma parte del plan de labores de cese y abandono de la mina. Los administradores han informado al juez que supervisa la liquidación de la empresa de que han mantenido «conversaciones y reuniones, incluso in situ, con los responsables de la citada Corporación municipal», en las que se abordó la «necesidad» de demoler los edificios no catalogados por el Ayuntamiento ni susceptibles de aprovechamiento futuro. Los administradores se referían, entre otros encuentros, a una visita a la mina que efectuó hace varios meses el concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo.
La administración concursal de Mina La Camocha ya ha abierto la subasta para contratar los trabajos de demolición de edificios de la antigua explotación minera, algo que forma parte del plan de labores de cese y abandono de la mina. Los administradores han informado al juez que supervisa la liquidación de la empresa de que han mantenido «conversaciones y reuniones, incluso in situ, con los responsables de la citada Corporación municipal», en las que se abordó la «necesidad» de demoler los edificios no catalogados por el Ayuntamiento ni susceptibles de aprovechamiento futuro. Los administradores se referían, entre otros encuentros, a una visita a la mina que efectuó hace varios meses el concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo.
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La
administración concursal entiende que tendría, de ese modo, el visto bueno de
palabra del gobierno local saliente para proceder al derribo de edificios del
poblado minero, salvaguardando el castillete del pozo número 3, la sala de
máquinas de ese pozo, el edificio de máquinas y su maquinaria, la chimenea, el
edificio de oficinas, la casa de aseos y la subestación eléctrica, que son los
edificios que figuran como protegidos en el catálogo urbanístico de Gijón,
aprobado de manera definitiva en julio de 2010.
Sin embargo, los vecinos consideran que no es suficiente, dado que en la aprobación del propio catálogo urbanístico se establece que en el caso de Mina La Camocha es obligatoria la redacción de un plan especial que determinará el grado de protección de los edificios señalados y que además definirá cómo se va a ordenar el suelo industrial que ocupa la antigua explotación minera, 336.644,60 metros cuadrados.
Sin embargo, los vecinos consideran que no es suficiente, dado que en la aprobación del propio catálogo urbanístico se establece que en el caso de Mina La Camocha es obligatoria la redacción de un plan especial que determinará el grado de protección de los edificios señalados y que además definirá cómo se va a ordenar el suelo industrial que ocupa la antigua explotación minera, 336.644,60 metros cuadrados.
La
asociación de vecinos destaca que dado «que no está aprobado, ni tan siquiera
redactado, el plan especial que determinará los edificios y elementos que deben
conservarse», el Ayuntamiento está obligado «dentro del deber de vigilancia
urbanística» a impedir las demoliciones.
La
salvaguarda del patrimonio industrial de Mina La Camocha no es la única
preocupación de los vecinos respecto a las edificaciones de la empresa en
liquidación. En otro escrito dirigido al Ayuntamiento, la asociación «San
Emiliano» de Vega informa a los responsables municipales del «riesgo, incluso
para la seguridad de las personas, que entraña el grave estado de deterioro en
que se encuentra el depósito de agua de Mina La Camocha», situación que ya
comunicaron a Urbanismo el mes pasado varios vecinos próximos al mencionado
depósito, que temen que llegue a romperse y que el agua que almacena pueda
originar daños. La asociación vecinal pide al Consistorio que tome medidas.
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Gijón
La limpieza de Mina La
Camocha, bloqueada por falta de fondos
El
fracaso en el intento de venta de los restos de carbón almacenados en la balsa
de finos de Mina La Camocha y bajo las escombreras ha dejado a los
administradores concursales de la empresa sin fondos suficientes para eliminar
las dos escombreras que acumulan los estériles que se originaron durante
décadas de actividad extractiva.
La
obra portuaria consumió 686.052 toneladas de escorias de La Camocha. En los
terrenos mineros aún permanecen 1,99 millones de toneladas de estos estériles,
entre las escombreras Norte y Sur. Si los administradores concursales no logran
vender el material para el relleno de obras públicas, como el polígono
industrial de Bobes (Siero) o la Zalia, el material se tendría que trasladarse
a un vertedero, para limpiar la zona. El coste de esa operación ronda los seis
millones de euros. Una cantidad que habría quedado cubierta si hubiera cuajado
la venta del carbón de la balsa de finos y el que hay bajo las escombreras a la
empresa Posada Organización, que ofreció algo más de 7 millones de euros por
esos activos en la subasta pública que se efectuó en el Juzgado de lo mercantil
número 1 de Oviedo el 14 de enero.
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La
venta no cuajó al incumplir Posada Organización los requisitos previstos en el
plan de liquidación de los activos de Mina La Camocha que aprobó el juez. La
empresa no depositó los 351.000 euros de aval bancario que se exigían ni
concretó el precio real que iba a pagar por esos finos de carbón, dado que días
después de la subasta condicionó la oferta a las negociaciones que estaba
manteniendo Posada Organización con empresas eléctricas para suministrarle esos
finos de carbón (se calcula que más de 813.000 toneladas de restos de mineral
de mala calidad) como combustible para centrales térmicas. Los administradores
concursales han solicitado al juez que decida si autoriza o no las condiciones
que ha puesto Posada Organización para adquirir el mineral, pendiente también
de ensayos para determinar la calidad final y la cantidad de carbón que existe
en la balsa y bajo las escombreras.
La
otra vía que tienen los administradores concursales para intentar captar fondos
para acometer las labores de cese de la explotación minera es el Estado. El
problema es el distinto punto de vista al respecto de la administración central
respecto a los responsables judiciales, que está motivando sucesivos pleitos
entre la administración concursal y la abogacía del Estado sobre las reclamaciones
de pago de gastos a la mina.
Así las cosas, los administradores concursales reconocen en el último informe remitido al juez que «los recursos disponibles en estos momentos son muy escasos, lo que nos obliga a retrasar dichas labores hasta que se disponga de los suficientes medios o fondos dinerarios o financieros».
La recuperación ambiental del suelo de Mina La Camocha es una de las reclamaciones de los vecinos de Vega, así como la conservación del patrimonio industrial. Los vecinos han exigido al Ayuntamiento que bloquee el plan del administrador concursal para iniciar el derribo de edificios. Reclaman que antes se elabore el plan especial previsto por la normativa urbanística para la zona.
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Málaga
Un incendio afecta a
la antigua fábrica de Vitelcom en el PTA
Un
incendio ha afectado este domingo a la antigua fábrica de la empresa de
telefonía móvil Vitelcom, situada en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA),
en la barriada malagueña de Campanillas.
La
nave, situada en la calle Juan López Peñalver, se encuentra abandonada desde
hace años, aunque tenía restos de
materiales, que, por causas que no han sido precisadas, se han
incendiado, según ha señalado a Europa Press un portavoz del Real Cuerpo de
Bomberos de Málaga.
El
fuego se ha iniciado sobre las 13.30 horas y hasta el lugar se han desplazado una veintena de efectivos de Real
Cuerpo de Bomberos, que han estado trabajado en el lugar hasta prácticamente
las 15.00 horas.
La
dificultad para sofocar el fuego radicaba en localizar el foco, dadas las grandes dimensiones de la nave y el intenso
humo generado, tal y como han precisado las fuentes citadas.
El Mundo-------------------------------------------------------------------------
Zaragoza
(Aragón)
El valor de los bienes
industriales
En
un escenario único, como es la antigua nave embotelladora de La Zaragozana, la
exposición itinerante 100 Elementos del Patrimonio Industrial en España recorre
hasta el 3 de julio --mediante paneles informativos-- la riqueza arquitectónica
y el valor antropológico, histórico y cultural de unos edificios que forman
parte de la historia más reciente. Y Aragón sorprende al visitante por su rico
pasado, rompiendo el mito de que solo comunidades como Cataluña, País Vasco o
Asturias abanderaron la industrialización del país.
"Aragón
es, con ocho edificios, una de las autonomías con más bienes representados. De
hecho, es de las pocas que tiene un Inventario del Patrimonio Industrial y la
Obra Pública, elaborado por el Gobierno de Aragón entre el 2004 y 2008. Aunque
todavía nos queda la fase de la protección, para frenar derribos o limitar intervenciones",
contesta Pilar Biel, quien junto a Gerardo Cueto ha coordinado esta exposición,
organizada por el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio
Industrial (Ticcih).
Aunque
no estén todos los buenos ejemplos que Aragón tiene de este tipo de
arquitectura, sí que están representados todos los sectores estratégicos de su
industrialización. El agroalimentario (con Harinas Polo y la fábrica de
cervezas La Zaragozana), el metalúrgico (Fundiciones Averly), eléctrico
(Central hidroeléctrica de Seira y EMESA) y minero (paisaje de Val de Ariño). A
los que se sumaron la construcción (Cementos Morata) o la fabricación de
productos eléctricos (GIESA).
"Todas
ellas, excepto Schindler y las minas de Val de Ariño, continúan funcionando. Y
muchas intentan compatibilizar su rico pasado histórico con la renovación
tecnológica", añade.
Harinas
Polo (1920) es "ejemplo de que el avance tecnológico y la belleza
arquitectónica pueden ir unidos como imagen diferenciadora de empresa". La
fábrica de cervezas La Zaragozana (1900), del empeño privado por poner en valor
su historia. "Esta misma botellería evidencia esa conservación, que junto
a la antigua maltería o la sala de fermentación puede ahora visitarse".
Averly
(1880), la fundición más sobresaliente de Aragón, cubrió las necesidades de las
harineras y agroalimentarias y las completó con otras de tipo artístico y
constructivo. Ahora fabrica turbinas. De su conjunto destaca el modelo
villa-fábrica del XIX.
Empresas
como Catalana de Gas y Electricidad explotaron los ríos pirenaicos, entre ellos
el Ésera desde la central de Seira (1914), transformando el territorio rural. Y
la Electro Metalúrgica del Ebro construyó la central en Sástago (1907)
aprovechando los meandros del Ebro.
Giesa
(1946), hoy desaparecida pero viva en la memoria de la ciudad es modelo de la
industria de los años cuarenta. La aparición de cementeras como la de Morata de
Jalón (1930) llegó con el fomento de las obras públicas a través de la CHE, y
el impulso de la vivienda. Y, en paralelo, la minería se concentraba en Teruel,
siendo la cuenca de Val de Ariño (1920) uno de los más variados y ricos
conjuntos.
El Peridico de Aragón
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