Una
de las últimas fábricas del Raval, en venta y sin catalogar.
Artículo de Jesús Sancho y Meritxell
M. Pauné para La Vanguardia
La olvidada casa-fábrica
Marimon-Costa ha sido siempre una discreta rara avis. Fue construida en
1857 expresamente como edificio industrial de alquiler, una excepción en el
naciente y residencial ‘Eixample de Ponent’, en el tercio norte del Raval. Por
encargo de una mujer propietaria de parcelas, Dolors Marimon de Malibrau,
en una época de poder indudablemente masculino. Intramuros, lo que significaba
a contracorriente, justo cuando los principales fabricantes de Barcelona
trasladaban sus empresas a los espaciosos solares del Poblenou, Sants y el
Eixample. A pesar del olvido y su aspecto exterior, la Marimon-Costa es una de
las pocas supervivientes del patrimonio industrial en el Raval y
refleja como pocos inmuebles la evolución del barrio a lo largo del
último siglo y medio.
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Cuando Ciutat Vella aún presumía de
músculo fabril, albergó una cerrajería industrial y una calderería a vapor
propiedad del manufacturero Melcior Costa y luego un almacén de mosaico
hidráulico y droguería hasta principios del siglo XX. Bajo la Dictadura de
Primo de Rivera fue un ateneo popular obrerista y a principios de los años 30
acomodó una sede de ERC –el Centre Català d’Esquerra del Districte V, como
confirma un censo de la Fundació Josep Irla–, buenas muestras de que el Raval
era un vecindario muy politizado y sindicalizado. Durante la Segunda República
vivió el estallido del ocio popular y acogió una sala de baile y el gimnasio de
un boxeador profesional. Durante el franquismo, en los años más conocidos del Barrio
Chino, el edificio sirvió de almacén y tienda para un mayorista de calzado
apellidado Vidal, del que aún permanecen en la fachada descoloridas serigrafías
con las palabras “Zapatillas” y “Alpargatas”. A finales de los 80, durante la
efervescente Transición, una pareja de diseñadores lo reformó como espacio
cultural polivalente, que fusionaba estudio profesional, escenario y
residencia. Desde hace un lustro está en venta y en el último año más de una
veintena de “inversores” se han interesado por el edificio, que ocupa una
golosa y turística esquina en el norte del Raval.
Tal como refleja su ficha en el
Catastro, se trata de un edificio de tres plantas con 1.248 metros cuadrados de
superficie construida. Está en la calle Guifré, cerca del Macba y la Biblioteca
Nacional de Catalunya. El Catálogo de Patrimonio Arquitectónico de Barcelona lo
reseña pero le asigna la categoría D por su “interés documental”. A la práctica
significa que puede derribarse con el único peaje de realizar previamente un
inventario fotográfico. Además la parcela tiene la calificación urbanística
12b, que permite edificar un máximo de cinco plantas, dos más de las que tiene
ahora.
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Los dos niveles superiores contienen
actualmente espacios de trabajo “para fotógrafos, pintores o artesanos que
requieran muchos metros”, señala el anuncio que la selecta agencia
inmobiliaria Engel & Völkers ha colgado en varias webs inmobiliarias, donde
define el inmueble como “una pieza única” de aspecto “romántico y bohemio”,
“inspirado en los grandeslofts neoyorquinos pero respetando la historia
del local”. La propiedad no dispone de cédula de habitabilidad pero cuenta con
“dos magníficas suites, una gran cocina y dos jardines”, uno de ellos
consistente en una terraza de 160 metros cuadrados. Las fotografías del
interior, con decoración vanguardista y multicultural, contrastan con un
exterior parco y desaliñado, con casi una decena de ventanales tapiados.
Numerosos interesados en comprarla
Así las cosas, a la histórica casa
Marimon-Costa no le faltan novios a pesar de que adquirir este histórico lugar
en pleno corazón de Barcelona está al “alcance de unos pocos privilegiados”,
tal como reconoce la agencia, que publica un precio de venta de cuatro
millones de euros. La casa-fábrica entró en la cartera de la inmobiliaria en
mayo de 2015 y desde entonces “se han interesado una buena cantidad de
potenciales compradores”, informa un portavoz. Tras una selección, cerca de una
“veintena de clientes con el perfil idóneo” han visitado el inmueble. Los
compradores interesados, añaden, son sobre todo “el inversor que todos
conocemos o el profesional bohemio que busca una residencia donde también pueda
combinarla con el desarrollo de sus proyectos”.
Los actuales propietarios –el
diseñador Pere Torrent ‘Peret’ y la fotógrafa María Espeus– entraron como
inquilinos en 1986 y después de “tres años de reformas pausadas” la compraron.
Durante un tiempo la convirtieron en centro cultural a través de una fundación,
que organizaba conciertos de música clásica y jazz, exposiciones de arte, conferencias
y presentaciones de libros, actos en los que vecinos y público podían
adentrarse en este pequeño oasis. Además, en 2011 participaron en el festival
de arquitectura 48 H Open House con una jornada de puertas abiertas.
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Pese a todo, la historia de este edificio
no es muy conocida ni ha sido apenas divulgada. Sólo consta en el meritorio
inventario El legado fabril en el núcleo antiguo de Barcelona, realizado
por Jaume Artigues, Mercè Tatjer y Francesc Caballé y editado en 2003 por el
Museu d’Història de Barcelona (MUHBA), que dispone de una versión online
gratuita. “Merecen ser catalogados o al menos un reconocimiento, pero por
desgracia nuestro censo no implica protección legal alguna”, aclara la geógrafa
Mercè Tatjer. De hecho, la ficha de la casa-fábrica Costa o Marimón-Costa es un
extracto de un trabajo previo –más extenso y todavía inédito– del arquitecto
Jaume Artigues y de Francesc Mas Palahí, que rescataban los orígenes de esta
finca. El Distrito de Ciutat Vella, responde una portavoz, conoce el caso y
asegura que “valorará las características del inmueble para determinar su
relevancia”.
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Artículo
completo en http://www.lavanguardia.com
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de venta de la casa-fábrica Marimon-Costa
1 comentario:
No es "Malibrau" sino "Malibran". El libro de Artigues y Mas está lleno de perlas como ésta y aún peores.
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