La Ceramo lleva años esperando una rehabilitación y nuevo uso para volver a tener vida. Años en los que se iba prometiendo su recuperación y no llegaba, por fin, en 2021, se licitó la redacción del proyecto de rehabilitación de esta antigua fábrica de cerámica valenciana. Según las noticias aparecidas no parece que se tenga muy claro qué usos pretenden dar a este ejemplo emblemático de Patrimonio Industrial valenciano.
En demasiadas ocasiones se realizan proyectos y obras de rehabilitación de patrimonio sin tener claro el uso que se le va a dar. Y esto es un gran error, error que muchas veces se suma a errores previos como no haber estudiado la historia y configuración del edificio para plantear qué usos serían adecuados. En definitiva es “empezar la casa por el tejado”.
Con la redacción del proyecto de rehabilitación en
marcha, en Valencia Plaza se han entrevistado a diferentes profesionales sobre
qué usos se le podrían dar a La Ceramo.
Yo he querido realizar mi propia entrevista, buscando
profesionales, especialistas y asociaciones que conozcan la Ceramo, conozcan su
historia y entorno, y puedan darnos su opinión sobre qué usos se le podría dar
a la misma. Al final de la entrada he querido también dar mi opinión al
respecto.
Benicalap adolece de dotaciones municipales para la ciudadanía. En el distrito no existen ni centros juveniles ni centro cívicos para la juventud y las asociaciones del barrio. Sin embargo en un barrio de bajo nivel de renta como Benicalap es muy importante la presencia de espacios de ocio y cultura para los jóvenes porque aquí, jóvenes y asociaciones del barrio no se pueden permitirse alquilar espacios para utilizarlos de sede y realizar actividades.
Es por ello
que escuchamos con tristeza las numerosas propuestas que invitan a convertir La
Ceramo en un museo. Apenas a 500 metros de distancia se encuentra Bombas Gens,
un excelente centro de exposición artística que cuenta con restaurante de lujo
y cuya rehabilitación costó 6 millones de euros. Un excelente centro que sirve
a la ciudadanía valenciana y a los turistas para el consumo cultural
principalmente los fines de semana. Sin embargo, un museo no sirve para que 75
jóvenes scouts del barrio se reúnan semanalmente sin tener que pagar una cuota
para utilizar la sala. Los museos no sirven para que Carmen, mi vecina de
enfrente, vaya a realizar costura y salga de su casa en la que lleva 2 años
recluida por la pandemia y por la falta de actividades para mayores. Un museo
no sirve para que Umu y su asociación africana del barrio tengan su sede y se
reúnan semanalmente compartiendo espacio con otras asociaciones y generando así
espacios interculturales que tanto necesita el barrio.
La época de
los macroproyectos arquitectónicos, de los grandes museos y las edificaciones
impresionantes sin utilidad social pertenecen al siglo pasado. El macrocomplejo
de las Artes y las Ciencias sigue siendo el mayor exponente de una arquitectura
que buscaba generar iconos en el skyline de las ciudades pero no requería
necesariamente tener una utilidad práctica a la ciudadanía. La nueva
arquitectura y el urbanismo imponen actualmente un carácter social en la
creación de espacios. Tanto en su concepción, contando con procesos participativos,
como en su utilidad, persiguiendo el impacto social positivo en los barrios
donde se insertan. En paralelo, la pandemia de COVID ha llevado a la sociedad a
enfrentarse a graves problemas de sociabilización. Nuestros mayores han pasado
por una situación de soledad alarmante y se ha disparado los intentos de
suicidio juvenil en un 250%, pasando a ser la primera causa de muerte no
natural entre los jóvenes.
En este
contexto, ¿Queremos generar un museo que ponga en valor la cerámica valencia en
un barrio de baja renta donde los niños no puedan permitirse realizar
actividades extraescolares de cerámica? ¿Requerimos en un barrio como
Benicalap, con una alarmante carencia de espacios comunitarios de un museo? No
sería más interesante contar con un espacio de dinamización cultural donde se
impartan talleres de cerámica, música, costura o danza. Donde se ponga en valor
la artesanía valenciana no mediante la exhibición, sino mediante la realización
de talleres abiertos a la ciudadanía. Un espacio que sirva de manera práctica a
jóvenes y mayores del barrio y ayude a la sociabilidación. En un espacio
abierto al barrio para su disfrute y orgullo. En un espacio que sirva de
referencia intercultural para el barrio.
Sinceramente,
no sé si Valencia necesita un museo más. Pero sí estoy seguro que Benicalap
requiere de un espacio así.
JAUME COLL CONESA (Director del Museo Nacional de Cerámica y de las Artes Suntuarias González Martí)
El interés del Museo Nacional de Cerámica en la fábrica de La Ceramo parte desde la consideración del papel de esta institución como centro de referencia de la cerámica valenciana y española. La sede del Museo se encuentra en un palacio que en su día fue declarado Monumento Nacional, pero también debe tomarse en consideración el hecho de que la ciudad de Valencia fuera, desde sus orígenes, un importante centro productor de cerámica, papel que renovó especialmente desde el siglo XVIII con el auge de la azulejería. Más aún porque numerosas poblaciones de su jurisdicción histórica, entre ellas Manises o Paterna, fueran prestigiosos centros productores de loza dorada en el medievo. Es lógico pensar que contar con la posibilidad de gestionar desde el Museo Nacional de Cerámica una instalación industrial histórica, como es la antigua fábrica La Ceramo, ofrece una indudable oportunidad para completar el proyecto museológico permitiendo abarcar, desde la perspectiva del patrimonio material y también desde el inmaterial, un extraordinario bagaje que otorga mayor potencial a las funciones y responsabilidades que asume el principal museo especializado del país. El interés por la loza dorada medieval en el siglo XIX provocó el renacimiento de su técnica, que sin duda contribuyó a la fundación de La Ceramo en el valenciano barrio de Benicalap.
Hoy, tras más de 133 años desde la fundación de las sociedad mercantil que impulsó el edificio, es el único edificio industrial, por aquel entonces de nueva planta, dedicado a la cerámica hoy preservado en el término municipal de Valencia. Sabemos que sus terrenos fueron adquiridos en 1888 por Julián Urgell Pubill y que la construcción del edificio debió iniciarse desde ese año bajo los auspicios de la sociedad Ros y Urgell, constituida en 1889 por Julián Urgell junto al ebanista José Ros Surió. La sociedad asumió la propiedad del inmueble desde 1890 (Mas Zurita, 2015 y 2016). Probablemente, ya en la segunda mitad de ese año y una vez concluida la instalación fabril, se debió iniciar la producción de loza de inspiración medieval que ya en mayo de 1891 fue presentada en la Exposición de Industrias Cerámicas de Budapest, conservadas en su museo de Artes Decorativas y hace poco dadas a conocer (Kóvacs, 2019). El inmueble es singular, ya que su fachada se realizó en estilo neoárabe por autor aún desconocido, en quien debamos quizás ver al maestro Lucas García. Ese estilo les llevó a colocar en su frontón la inscripción, escrita en árabe cursivo, "En el nombre de Alá, el Clemente el Misericordioso", versículo del Corán de inicio del estudio y el trabajo (Coll Conesa, 2014) que encabeza sus capítulos. Tras la exposición Universal de Barcelona de 1888 se creó, en lo que había sido su cafetería que estaba inconclusa conocida como Castell dels Tres Dragons, un proyecto de renovación de las artes para completarlo. Fue impulsado por Antoni M. Gallissà y Lluís Domènech i Montaner (Domènech, 1903), ambos interesados en la utilización de elementos de reflejo metálico. Desde 1891 Ros y Urgell mantuvieron fructíferos contactos con ellos, realizando tejas y dorando materiales en esa especialidad que sería la más destacada de La Ceramo.
Cabe decir que, gracias a esos orígenes, La Ceramo se convirtió en suministradora ineludible de cerámica de aplicación arquitectónica que hoy vemos en numerosos edificios de Valencia. Por esta razón, un papel indiscutible que creemos que puede jugar La Ceramo es el de ser un privilegiado centro de interpretación de la cerámica aplicada del Eclecticismo y Modernismo arquitectónico en Valencia. Añade interés cultural el hecho de que una instalación fabril se haya mantenido íntegra, con escasas adaptaciones espaciales y técnicas hoy por demás aún perfectamente legibles, a lo largo de cuatro generaciones hasta las puertas del siglo XXI, sin duda un aspecto singular a valorar. Finalmente, nos parece relevante que su patrimonio industrial, aunque disperso, se conserve en gran parte. Todos estos hechos motivaron en su día que el Museo Nacional de Cerámica fijara su atención en el inmueble para su adquisición y para instalar en él, tras su rehabilitación, una subsede denominada Centro del Trabajo y de la Memoria de la Cerámica Valenciana, concebida como un lugar musealizado en el que se conservarían los principales elementos de la tecnología cerámica vinculados a la propia fábrica y a sus técnicas históricas de producción como parte de su bagaje cultural y específicamente con el relacionado con el Patrimonio Cultural Inmaterial, en especial en lo que respecta a la técnica de la loza dorada que motivó sus producciones más reconocidas y que, gracias a La Ceramo y a su trasmisión directa hasta finales del siglo XX, se ha conseguido que sus procedimientos hayan pervivido hasta hoy.
Los contextos materiales se reconstruirían volviendo a
instalar todo el equipamiento original de su propia historia que pudiera
conseguirse. Además, nos parece ineludible que sea la base de un centro de
interpretación de la arquitectura con aplicación cerámica de la ciudad de
Valencia, pero además se convertiría, por sus instalaciones, en el centro de
divulgación práctica del trabajo cerámico y de creación estética abierto a
actividades de formación, investigación o innovación, con exposiciones
temporales, talleres o workshops especializados con residencias de artistas
reconocidos españoles o del extranjero, abiertas a las escuelas de la red de
ISEACV, a alumnos universitarios, a creadores y también generando un espacio de
convivencia además de actividades dirigidas al tejido social no especializado
del entorno inmediato y al público general, siempre centradas en estas
directrices como ejes básicos. Para ello el Museo Nacional de Cerámica, que ya
programa actividades prácticas en estas líneas como los talleres para escolares
en torno al mercado de “La Escuradeta”, “La Cerámica, del taller a la fábrica”,
etc. empezaría por trasladar su realización a estas instalaciones. Las actuales
exposiciones temporales sobre plástica contemporánea en cerámica se podrían
completar con talleres participativos de forma simultánea. Los workshop o
actividades prácticas con artistas plásticos que hasta ahora hemos promocionado
fuera de nuestros muros y en localidades más o menos alejadas, como Boassas en
Portugal o Culla en Castellón, tendrían un nuevo espacio en la propia ciudad de
Valencia. Además, el barrio de Benicalap se beneficiaría directamente de ese
traslado de actividades que ya están funcionando y de la visita de parte del
público derivado de la propia sede del Palacio de Dos Aguas, que recibe
anualmente más de 180.000 visitantes y tendría la posibilidad de visitar con la
misma entrada la fábrica como espacio histórico de producción, revitalizando la
actividad económica del propio barrio. Jaume Coll Conesa.
Referencias
COLL CONESA,
Jaume (2014): "Los orígenes de La Ceramo y el programa de Investigación de
Patrimonio Inmaterial del Instituto del Patrimonio Cultural de España. Nota nº
1", La Gaceta de Folchi, nº 20, p. 15.
COLL CONESA,
Jaume (2017). "Presentación", en J. Moreno y T. Herrero (com.) 16
proyectos de fin de carrera en torno a La Ceramo, Museo Nacional de Cerámica,
Universidad Politécnica de Valencia, Valencia.
CASANOVA,
Rosend (2002): "Lluís Domènech i Montaner, a la recerca de la ceràmica
moderna", Millars: espai i història, vol. 25,
DOMENECH Y
MONTANER, Luis (1903): "A la memoria den Gallissá. L'Antoni Mª Gallissá en
l'intimitat", en La Veu de Catalunya, 21/05/1903.
MAS ZURITA,
Elvira (2015): Nótulas sobre el Sr. Urgell, socio de José Ros en la fábrica “La
Ceramo”, La Gaceta de Folchi, nº 24, p. 13.
MAS ZURITA,
Elvira (2016): "Nótulas sobre José Ros y los orígenes de La Ceramo",
La Gaceta de Folchi, nº 25, p. 19.
CÉSAR
GUARDEÑO (Historiador del Arte. Círculo por la Defensa y Difusión del
Patrimonio Cultural)
Desde
Círculo por la Defensa del Patrimonio siempre hemos sido partidarios de que una
parte de La Ceramo se dedique a un centro de interpretación de la fábrica. Es
importante dar a conocer la memoria histórica de los más de cien años de
funcionamiento, recuperando y exponiendo piezas, moldes, materiales, imágenes
de los trabajadores, del proceso artesanal y de los edificios en los que se
puede encontrar esta cerámica arquitectónica y decorativa. Un centro de
documentación que permita ir ampliando la memoria gráfica, social y material
que formaron parte de La Ceramo.
De la misma
manera, preguntaría a los colectivos sociales y vecinales de Benicalap, para
conocer las necesidades actuales del barrio y qué equipamientos hacen falta
allí. Creo que un espacio como La Ceramo, además de su uso museístico y
cultural, podría albergar otros usos acordes a la realidad social de este
barrio.
SARA SORIANO
GIMÉNEZ (Licenciada en Historia del Arte y especialista en patrimonio cultural)
La Ceramo es
un conjunto único e irrepetible, su singularidad radica en ser una de las
escasas muestras que se conservan completas y en las que se pueden comprender
todos y cada uno de los procesos implicados en el campo de la alfarería y la
cerámica arquitectónica. Cada una de sus estancias y de los componentes
asociados tiene importancia en si misma e indiscutiblemente formando parte del
conjunto, por ello, la reflexión en cuanto al uso no debe considerar la
separación de espacios, la compartimentación de los mismos o la prevalencia de
unos sobre otros. Por ser el caso que nos ocupa, el uso, debe guardar un
vínculo con la práctica y función para la que fue creada, el campo de la
cerámica, y además, debe tener un carácter global.
Considero
que no tiene por qué alarmarnos la palabra museo, en una propuesta de uso
cultural y museístico, el conjunto ya en si mismo convence. Sus instalaciones,
maquinaria y hornos por el hecho de serlo ya conforman un recurso cultural
indudable que debe ser visitable y accesible al conjunto de la sociedad. Por tanto,
los reconocidos valores etnológicos e históricos en el inmueble, hacen que el
uso futuro tampoco deba ir encaminado hacia el disfrute de un sector
determinado si no del total.
En mi
opinión, esta necesaria opción como recurso cultural, debe ir encauzada de un componente dinámico, de motores que la
impulsen y que hagan caminar de forma autónoma a La Ceramo, para ello, se
necesitan agentes que arranquen la propuesta de convertirla en un centro de
referencia en el campo de la cerámica
y en un lugar de sinergias que gire en torno a seis
grandes ejes: centros de cerámica decorativa y alfarera, centros de cerámica
arquitectónica, sociedad, patrimonio inmaterial y preservación de la técnica de
la alfarería, cerámica contemporánea, e investigación y desarrollo. La lista de
instituciones y agentes invitados es extensa.
JAVIER
SORIANO MORA (alfarero y antiguo trabajador de La Ceramo).
Cuando vimos
los trabajadores que La Ceramo estaba en crisis y posiblemente cerraría nos
preguntábamos si había alguna posibilidad de que se salvará. De la dirección
salió una propuesta de crear una cooperativa pero la inversión era muy elevada
y no estaba al alcance de nuestras economías.
Se consideró la idea de que la Generalitat, el Ayuntamiento o la
Diputación apadrinaran de alguna forma a La Ceramo, manteniendo la producción y
los puestos de trabajo. Creo que Alfonso Pastor, entonces gerente de la empresa
lo intentó. Pues en esta línea va mi idea de propuesta para La Ceramo un “Museo
Vivo” cuyo objetivo sea el estudio, conservación y difusión de la técnica del
reflejo metálico, creando talleres donde se aprenda este procedimiento como
patrimonio cultural inmaterial. Creo que se debería de recuperar el obrador con
sus tornos, las balsas de decantación, la sala de decoración, en definitiva,
todos los procesos de fabricación para crear un centro de interpretación. Y que
se incluyera una sala de utensilios y materiales empleados en la producción y
con piezas producidas en La Ceramo. También de forma paralela a estas
actividades crearía un centro de cerámica contemporánea que diera a conocer la
cerámica actual y en la que se celebraran conferencias y talleres con
ceramistas de reconocimiento internacional.
DIANA
SÁNCHEZ MUSTIELES (Dra. Arquitecto, Blog Patrimonio Industrial Arquitectónico)
La Ceramo es un impresionante ejemplo de Patrimonio
Industrial valenciano y se merecería una recuperación y puesta en valor al nivel
de lo que es, PATRIMONIO. Anterior al encargo de la redacción del proyecto se
realizó un estudio histórico sobre ella muy exhaustivo (encargo realizado por
el ayuntamiento), además de un preinventario arqueológico. Pero antes de
plantear la licitación de redacción de un proyecto de rehabilitación se
deberían haber tenido en cuenta dos consideraciones fundamentales:
- Su estado actual real, realizando un estudio sobre
ello, tanto a nivel físico de cómo se encuentra todo el conjunto para el
planteamiento de actuaciones de urgencia, como a nivel de arqueología,
realizando un estudio previo. Se está realizando un estudio arqueológico a la
vez que la redacción del proyecto, pero considero que están disponiendo de poco
tiempo.
- Plantear un estudio de los posibles usos que se pueden
hacer en un conjunto así, teniendo en cuenta las premisas siguientes:
o Las
necesidades reales del entorno cercano en el que se encuentra el conjunto (se
debería tener en cuenta la opinión de vecinos y asociaciones al respecto).
o Y plantear
usos que sean respetuosos con la configuración original del conjunto, no
dejando perder sus valores originales.
Una vez planteadas estas cuestiones, es cuando sería
el momento idóneo para plantear un proyecto de rehabilitación real. Un proyecto
que DEBERÍA ser respetuoso con su configuración e historia.
Con respecto a usos, como he dicho, considero que es
de importancia conocer las necesidades reales del entorno donde se encuentra.
El único uso que opino que se podría incluir (en un pequeño espacio) sería un
centro interpretativo de la historia de la fábrica y de la industria cerámica
valenciana. Pero como os digo, un pequeño espacio que fuera compatible con
otros muchos usos, para que cuando alguien visitara este gran conjunto pueda
saber qué era y qué significó para el barrio.
*Todas las fotografías que ilustran la entrada del blog las he realizado entre 2020 y 2021.
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