Autora artículo: Raquel Iglesias
Las
minas de San Finx, de las más ricas en extracción de estaño y wolframio,
dejaron de funcionar en mayo de 1990. El motivo por el que se procedió al
cierre eran las pérdidas que la explotación, esplendorosa en otros tiempos,
venía acumulando. Fue el 1 de agosto de ese mismo año cuando La Voz anunciaba
que el sindicato de trabajadores más representativo del centro minero, CC.?OO,
abría un proceso de negociación con la empresa. No prosperó. Hubo que esperar
hasta finales del año 2007 para que otra firma adquiriese el complejo y
comenzara de nuevo la explotación.
Los
trabajos de acondicionamiento de las minas causaron gran expectación no solo en
el ayuntamiento de Lousame, sino en toda la provincia. Y es que más de de seiscientas
personas presentaron sus currículos a la firma con el objetivo de conseguir un
empleo en un complejo que en su día llegó a dar de comer a muchas familias.
En
la actualidad, el complejo minero ya está en funcionamiento y en él se extrae
estaño. Esto ha dado esperanza tanto al Concello como a la población.
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Sin
embargo, su esplendor todavía no es el de antaño, cuando una empresa inglesa
dirigía las instalaciones y las convertía en un referente minero en Galicia.
Cabe recordar que el wolframio, considerado el oro negro, desató una gran
fiebre. Y es que por muy lejana que pueda parecer la fecha de 1939, la Guerra
Mundial tuvo una gran repercusión en la comarca de Barbanza, sobre todo en el
ámbito económico. Tal y como publicó La Voz, «la demanda de wolframio para la
demanda para la elaboración de material bélico propició el despegue definitivo
de las minas de San Finx».
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