Es el rastro más monumental que
queda de la industria gallega del hierro del siglo XIX y fue rehabilitada con
fondos públicos en 1999, pero solo es posible visitarla de vez en cuando y
además se está empezando a deteriorar. El edificio de la ferrería de Seoane do
Courel abrió ayer por la tarde a las visitas, con motivo de la celebración del
Filandón, el festival de música tradicional que organiza desde hace quince años
el gaiteiro Xosé Lois Foxo. Muchos visitantes esperaban ver su espectacular mazo
en funcionamiento, pero no pudieron. Uno de sus dos rodicios lleva varios meses
roto, así que ahora ya no es posible poner en marcha las instalaciones.
La ferrería de Seoane fue
rehabilitada por la Xunta a finales de los años noventa. La reconstrucción costó
230.000 euros, gastados sobre todo en la reconstrucción de la maquinaria que
tenía la fábrica hasta que cesó la producción de hierro en los años veinte del
siglo pasado. Las obras terminaron en la primavera de 1999 y la ferrería debía
abrir regularmente al público poco después, pero no pudo ser. Lo impidieron las
discrepancias que surgieron entre la Xunta y la familia Locay -la propietaria
de ese edificio, del molino, el aserradero, la fábrica de la luz y de algunas
viviendas anexas que también formaban parte de este conjunto industrial- a
cuenta de unas obras complementarias que los dueños reclamaban y la
administración no estaba dispuesta a hacer. En el 2005, la Xunta anunció un
acuerdo con los propietarios para comprarles el edificio. Pero el final del
gobierno Fraga llegó antes de que la operación se consumase. El bipartito no
quiso seguir adelante y la actual Xunta tampoco.
Así que los Locay han seguido
abriendo su ferrería solo de forma esporádica, generalmente en coincidencia con
fiestas o acontencimientos como el Filandón. La edición del 2011 de este
festival de música popular fue la última ocasión en la que fue posible verla
funcionar. Hace unos meses, intentaron ponerla en marcha para una visita y uno
de los rodicios se rompió.
Igual que el mazo, los dos enormes
fuelles que alimentaban el horno y el resto de la maquinaria fundamental de la
antigua ferrería, el rodicio estropeado fue construido en madera de roble
durante el proceso de rehabilitación que concluyó en 1999.
*Esta noticia tiene un video
La
familia Locay busca alternativas a la madera para reconstruir la pieza dañada.
Los Locay son reacios a contar
cuánto iba a pagar la Xunta para hacerse con el edificio. José Antonio Locay y
su hermano Ricardo son quienes se encargan de los asuntos de la ferrería. Ayer
contaba cómo se había roto el rodicio, pero evitaba aclarar cuánto iba a
suponer la operación que finalmente se frustró. «O Goberno vasco mercou hai
pouco unha ferrería por dous millóns de euros, unha cantidade que non é a que
se falou para este caso, nin se lle aproxima», dice. No quieren dar la
impresión de que tratan de sacar beneficio económico de una propiedad que está
en manos de su familia desde que su abuelo la compró en 1916, cuando la
industria vizcaína había obligado a cerrar a las anticuadas ferrerías gallegas.
«No País Vasco producían nun só día o que aquí podía levar un mes», cuenta José
Antonio Locay.
Esta ferrería fue construida en 1808
sobre otra más pequeña que al parecer sirvió para la fabricación clandestina de
armas en tiempos de las guerras napoleónicas. El abuelo de los Locay la
reconvirtió en aserradero y después le añadió una central eléctrica que vendió
luz a las aldeas cercanas hasta los años sesenta, cuando llegó Fenosa y se
quedó con todo el mercado.
La familia busca ahora una
alternativa para volver a poner la ferrería en marcha. Ya han contactado con
empresas que fabrican rodicios en materiales distintos a la madera, más
resistentes.
Imágenes
de la ferrería
http://bitacoradocaurel.blogspot.es |
Videos
sobre la ferrería
Información
sobre la ferrería
Nombre
completo: Ferrería
Locay
Situación: Seoane del Caurel, provincia de
Lugo
Historia
La ferrería de Seoane de
Caurel se empezó a construir sobre otra existente en el 1808, cuando
el el general Juan Manuel Munárriz, vio la necesidad de construir una
fabrica de armas, con las que combatir a los franceses, y el mejor y más
escondido lugar, lo localizó en el inaccesible (en aquellos tiempos) corazón
del Caurel, lugar resguardado del ejercito francés. Al lado de la ferrería se
encontraba el rico yacimiento de mineral de hierro del monte Formigueiros del
que alimentaban a esta importante ferreria.
En 1920 se transforma en central
eléctrica y aserradero que provee de electricidad a los pueblos del Caurel,
permaneciendo activa hasta una época muy reciente. También cuenta con un
molino.
Hoy, después de una restauración por
parte del estado gallego y del compromiso de compra por A Xunta de Galicia,
para poner en ella un museo etnográfico y hacer de ella junto con a devesa de A
Rogueira los mejores motores del desarrollo turístico sostenible del Caurel, se
encuentra a medio camino, ya que A Xunta no termina de cumplir su compromiso,
haciendo posible que un monumento tan importante esté cerrado al público, con
la importante perdida económica que para la zona está siendo, el que permanezca
cerrado al público.
La ferrería de Savane se abre al
público el día en que se celebra el Filandón de músicas del Caurel.
Fuente
texto http://www.jrcasan.com
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