A principios del mes de noviembre apareció este reportaje-artículo sobre una bella central eléctrica ubicada en Cabra (Córdoba), la cual se encuentra en la actualidad en estado de abandono. En este artículo se habla sobre su creación y como se encuentra actualmente.
Queda mucho por hacer con este patrimonio, todos los días podemos encontrar casos en peligro de desaparición, abandonados, mutilados o tristemente ya derribados….
El edificio de Sevillana
Artículo de Lourdes Pérez Moral
Una empresa eléctrica temprana en nuestra ciudad fue la sociedad Alumbrado E. de Cabra en 1892 aunque sin expectativas de cambio que significaran un proceso de expansión y aumento de capital limitándose tan sólo a gestionar los servicios de alumbrado público. A partir de aquí, la evolución del sector siguió una acelerada expansión con la fundación de nuevas sociedades de gran tamaño destinadas a producir electricidad en gran escala por medio de grandes centrales y las imprescindibles líneas de transporte en alta tensión.
Fachada principal (antiguo acceso) de la central eléctrica egabrense. 1926. Imagen de la noticia |
Por aquel entonces, un grupo de empresarios foráneos fijaba su atención en tres provincias andaluzas: Córdoba, Granada y Jaén. Era 1899. Había nacido la sociedad anónima Electra Industrial Española. Su objeto social incluía, como no podía ser menos, los negocios relacionados con la producción, distribución y utilización de la electricidad pero más aún diferentes saltos, entre ellos, el de Iznájar y diferentes centrales, entre ellas, una de Cabra. Tras la guerra civil, Hidroeléctrica del Chorro se hacía con el control de esta empresa vasca. Décadas más tarde, se erigía un solo sistema industrial y financiero que fundía la práctica totalidad del sector eléctrico andaluz: Compañía Sevillana de Electricidad.
Plano de catastro, imagen de la noticia |
Aunque desconozco el emplazamiento original de la central a la que hace referencia los estatutos sociales de Electra Industrial Española, no creo que quedara muy lejos del cauce del Río Cabra donde hoy se alza este edificio, ejemplo, de arquitectura industrial. La obra, efectuada con mampostería y machones de ladrillo visto más pavimento de mosaicos hidráulicos y pisos de viguetas de hierro y cemento, se enmarcaba en el entonces denominado estilo regionalista. Era 1926.
Estado actual, imagen de la noticia (fotografia autora artículo) |
La dirección técnica estuvo a cargo del ingeniero Manuel Ricord y el perito Mariano Borrell quiénes proyectaron un edificio de planta rectangular organizado en torno a una sala de máquinas asentada en un solo piso mientras que el espacio destinado a transformadores, cuadro de distribución, aparatos de regulación, seguridad y protección ocupaba tres pisos. Contiguo, se hallaban los talleres y almacenes y, a distancia, los depósitos de hierro y trujales. Culminaban la central eléctrica egabrense otros tres edificios destinados a oficinas, laboratorio y viviendas para el personal. En la instalación de maquinaria habían trabajado los ingenieros alemanes Funk, Amrein y Beker procedentes de la Casa Siemens Schukert que años atrás habían suministrado la totalidad del material empleado por la Casa Pallarés para solventar el problema de suministrar luz y fuerza motriz a sus fábricas evitando así el tener que recurrir al fluido eléctrico de entidades ajenas.
Estado actual, imagen de la noticia (fotografia autora artículo) |
A diferencia de otros edificios análogos (El Carpio, Andújar y Linares) inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, la central eléctrica egabrense sólo aparece en el Catálogo de Elementos Protegidos de Cabra bajo el régimen de protección ambiental (nivel III) correspondiente a “edificios de arquitectura tradicional sin grandes valores en su tipología u organización en planta pero que por sus características volumétricas y la composición y resolución de sus fachadas constituyen la imagen de la ciudad de Cabra al informar su espacio urbano. En ellos se obligará al mantenimiento de la fachada y volumen de la primera crujía de edificación posibilitándose la demolición y reconstrucción del resto cuando sea necesario”.
Estado actual, imagen de la noticia (fotografia autora artículo) |
Si perspicaces fueron las palabras del malogrado arcipreste de Cabra, Tiburcio Galán, cuando visitó esta central (“muchos habían creído que la ciencia estaba separada de la religión, siendo errónea esta creencia, pues de su unión surgen las obras más admirables que en la humanidad se conocen”) también lo es que si no se ponen en marcha medidas (urgentes) de recuperación, la destrucción y desaparición de esta singular obra será sólo cuestión de tiempo.
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