Artículo
de Natalia Reigadas
Comprar harina hoy en día solo
supone acudir al supermercado, elegir el producto y volver a casa con un kilo
bien envuelto. Hace 400 años era muy distinto. Para cocinar con este producto o
hacer pan había que preparar la carreta, irse hasta la orilla del río y comprar
un saco en un molino harinero. La cercanía del Guadiana hizo que Badajoz
contase con numerosas instalaciones de este tipo, pero actualmente solo uno se
mantiene en pie, el de los Moscoso, junto a la antigua central hidroeléctrica.
El paso del tiempo ha deteriorado el edificio, pero pronto dará su última
vuelta, se renovará.
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El proyecto pertenece a la obra de
recuperación de las márgenes del río que está desarrollando la Confederación
Hidrográfica del Guadiana (CHG). Esta institución cuenta con 44,4 millones de
euros que irá recibiendo año a año para ejecutar la obra. Calculan que
terminará en 2015, por lo que ese año estaría rehabilitado el molino.
Este edificio de gran tamaño está
muy deteriorado, especialmente en el interior, aunque conserva su estructura
íntegra, sin derrumbes, a pesar del paso del tiempo. En su recuperación, por
tanto, deben limpiar los muros, los pilares y los arcos que lo sustentan y
construir la estructura interior, que tiene tres pisos y el techo. Es decir,
actualmente es una carcasa y necesita que le den contenido.
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Tras arreglarlo, la CHG ha indicado
que se lo cederá al Ayuntamiento de Badajoz para que el Consistorio le de la
utilidad que considere apropiada. En principio se planteó la posibilidad de que
se convirtiese en un museo, pero finalmente su uso no está cerrado, por lo que
en el futuro puede ser un servicio de cualquier tipo o incluso ser cedido a la
gestión privada.
Un hotel o un restaurante
Una de las posibilidades que se
barajan es que el molino de los Moscoso se transforme en un establecimiento de
hostelería, según reveló recientemente el director de obra e ingeniero de
Caminos de la Confederación, Fernando Aranda. El responsable del proyecto
indicó que han instalado dos pasarelas para llegar desde la Margen Derecha
hasta La Pesquera sobre el río Gévora. Una es peatonal y la otra es para
vehículos. El objetivo de la primera es servir de enlace para poder pasear
junto al molino y el de la segunda permitir el paso de coches y camiones.
«Nosotros vamos a rehabilitar el molino, pero es del Ayuntamiento y no sabemos
qué uso le dará. Por ejemplo puede decidir que sea un restaurante y sería
necesario que llegasen los camiones con suministros», indicó el ingeniero
responsable.
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Además de las pasarelas, que ya
están instaladas, el entorno de este edificio también ha sufrido cambios por la
obra en La Pesquera. Las máquinas están arreglando el terreno y diseñando los
caminos que servirán para que los peatones y las bicicletas recorran la zona.
Uno de estos viales pasa entre el molino y la central eléctrica. El objetivo final
es que los pacenses puedan recorrer todo el cauce del río a su paso por
Badajoz, desde las islas hasta pasado el azud.
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Dentro de este recorrido el entorno
del molino de los Moscoso puede ser una zona de descanso porque tiene un solar
amplio al lado y vistas de la Alcazaba. De hecho, los vecinos de la carretera
de Cáceres pasean por la zona, especialmente ahora que se ha instalado una
nueva pasarela, ya que la anterior estaba muy dañada.
La rehabilitación de este edificio
será un punto de inflexión tras una larga historia en la ciudad. No hay una
fecha exacta de inauguración para el molino de los Moscoso, pero aparece en los
mapas del siglo XVII que se conservan de la ciudad. Así mismo hay referencia a
este servicio de harinas en documentos del XVI, pero es posible que incluso sea
anterior y no se haya encontrado la documentación que lo demuestre. Así lo
explica el historiador pacense Álvaro Meléndez.
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Este experto también indica que el
molino recibió al menos dos nombres con el paso del tiempo. Uno de ellos fue
'el de los Moscoso', por una familia de Badajoz, pero también fue conocido como
el molino de Fuentenueva porque en la zona había una fuente que ya desapareció.
Por otra parte, este molino nunca
estuvo solo. Aguas abajo había otros como el de Ballesteros o el de Aceñas. Del
primero queda alguna estructura cerca del azud y el segundo desapareció
completamente, estaba cerca del puente de la Universidad. Hubo otro llamado de
la Tarasca, del que se conserva parte de la estructura en el Rivillas.
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Lo que destaca del de los Moscoso es
que la estructura está casi completa y eso que cuenta con al menos 400 años de
historia y lleva 100 abandonado. Esto se debe a que a principios del siglo XX
se desvió el curso del río para que pasase por la centra hidroeléctrica, por lo
que el molino perdió su función y fue sustituido por las panificadoras. Durante
unos años se usó como almacén y finalmente se cerró. Desde entonces se ha
mantenido en pie hasta ser rescatado.
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