Artículo
de Francisco Garcia Paños
Nadie
desde el siglo XVIII había visto los arcos invertidos que forman la cimentación
del 70 por ciento de la antigua Real Fábrica de Tabacos, sede del Rectorado de
la Universidad de Sevilla (US) y de algunas facultades, hasta comienzos de esta
década. Fue entonces cuando unas obras de mejora desvelaron el secreto en un
inmueble que se asienta sobre unos cimientos construidos de tal manera que, por
lo que se sabe hasta el momento, los convierte en únicos en España.
El
Plan Director de Remodelación del inmueble que acoge el Rectorado de la US se
planteó para adaptar el edificio a la normativa moderna y diseñar el futuro del
emblemático inmueble, en el que hay que actuar con todas las cautelas que marca
su condición de Bien de Interés Cultural. Ha servido también para obtener
información sobre su pasado.
Fuera
de España existe otro ejemplo conocido de una retícula de arcos invertidos como
cimiento de un edificio: el Trinity College de Cambridge. Sí se conocía el
sistema desde el Renacimiento, cuando León Battista Alberti y Andrea Palladio
lo mencionaron en sus tratados de construcción.
Miguel
González Vílchez, arquitecto ahora jubilado de la Universidad de Sevilla,
participaba en esos trabajos y fue de los primeros en disfrutar el hallazgo y
en asumir su importancia. Su reacción fue por dos vías. «Por un lado, surge una
sensación de asombro ante el conocimiento de una información que no existía
hasta entonces. Y por otro, pensamos de manera inmediata en la posibilidad de
enseñar lo que habíamos encontrado».
Imagen de la noticia |
El
terreno sobre el que asienta el edificio, que ocupa junto a su entorno
inmediato unos 30.000 metros cuadrados era en el siglo XVIII «un
territorio deprimido e inundable, entre los cauces del Guadalquivir y el arroyo
Tagarete», horizontal y homogéneo, según se lee en el artículo que el propio
González Vílchez publicó en la revista Informes de la Construcción, que
edita el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Los
problemas de cimentación surgieron desde el inicio de los trabajos. Pensaron
primero elevar el nivel de la rasante del edificio hasta una altura que lo
salvara de las avenidas del río. Comenzaron a excavar y vaciaron todo el
rectángulo sobre el que se iba a levantar la construcción. Dejaron toda la
tierra muy cerca, en la zona que hoy ocupa el Prado de San Sebastián. Su idea
era construir los cimientos y, posteriormente, enterrarlos con esa misma
tierra. Pero desde el principio encontraron «un sistema de baja capacidad de
carga», explica González Vílchez, como consecuencia del terreno fangoso en el
que trabajaban. Su idea inicial debía ser emplear el sistema de cimentación
habitual, con columnas sobre la base de zapatas, pero «no se atrevieron a dejar
el edificio apoyado en esas columnas, que son relativamente esbeltas». Llegó
entonces la solución ingeniosa de la que no dejaron constancia documental: «Decidieron
construir el sistema de arquerías invertidas, tan poco utilizado».
Como
el gigantesco agujero ya estaba abierto, aprovecharon para construir los arcos
de abajo hacia arriba, al contrario que la cimentación por zapatas, que se
construye desde arriba a través de pozos. De ahí que la zapata se pueda labrar
con fábrica de ladrillo. Además, y ahí está lo importante, con la arquería
invertida incrementan la superficie de contacto de la estructura de cimentación
con el terreno para que el reparto de carga sea el adecuado. «Y al mismo tiempo
suministran una fortaleza enorme porque en cada esquina del cuadrado que genera
una bóveda se cruzan arcos. Eso ha hecho que la Fábrica de Tabacos se mantenga
en un estado estructural magnífico después de dos siglos y soportando
incluso el terremoto de Lisboa», que en 1755 afectó a buena parte de la zona
occidental de la península ibérica. Fue, entonces, una solución, redonda:
ingeniosa, interesante y efectiva.
«La
intención de la universidad es mostrar los restos arqueológicos» que surjan en
los trabajos de remodelación de la antigua Fábrica de Tabacos, explica González
Vílchez. Hasta el momento barajan varias alternativas. «Hablando de una bóveda
única –lo excavado hasta ahora–, se podría sustituir el suelo del forjado por
un pavimento de cristal e iluminar indirectamente los restos arqueológicos, de
modo que desde la puerta de la antigua Facultad de Derecho habría una posible
visión en vertical de los espacios». Pero «estamos seguros de que existen más
bóvedas. Otra solución sería mostrarlas desde abajo haciendo un circuito
incorporado que permita reunir varias bóvedas, una alineación de varias bóvedas
que den una mayor concepción del espacio que a base de arquerías hay aquí
abajo».
Un
Plan Director frenado en seco
El
Plan Director de Remodelación de la antigua Real Fábrica de Tabacos culminará
con un gran campus de Humanidades en la sede la Universidad en la calle San
Fernando. «Está redactado con la idea de recuperar la autenticidad perdida, que
significa devolver su carácter valioso inicial a espacios que han sido
modificados o alterados por culpa de la presión demográfica docente que ha
tenido el edificio», resume González Vílchez. Por el momento, las obras están
paradas por falta de financiación y nada se sabe de su futuro desarrollo.
Fuente
de la noticia http://elcorreoweb.es
3 comentarios:
Ese tipo de cimentación se muestra en los Veintiuún Libros... para cimentar puentes y acueductos. Siento no poder enviar imágenes por este medio, pero ahora que lo pienso, las pego en FB.
Creo recordar que en Roma el puente Fabricio tiene una cimentación similar. Hay un grabado de Piranesi del siglo XVIII muy ilustrativo sobre dicha estructura. Aprovecho para felicitarte por este magnífico blog.
Gracias Carlos y Luis por vuestros comentarios.
La fábrica de Tabacos de Sevilla es un edificio magnífico digno de estudiar y recuperar de manera adecuada.
Un saludo
Diana
Publicar un comentario