El 22 de julio os hablé de la
solicitud de ayudas que habían realizado Paquita Canals, Caterina Garcias y
Bàrbara Suau para poder realizar el Proyecto “Fabricantes de Bunyola”.
Consiguieron llegar a su objetivo y
podrán hacer realidad el proyecto, desde aquí quiero darles mi enhorabuena, y
espero poder seguiros hablándoos de este trabajo y de la exposición que se va a
realizar.
Hoy os pongo una noticia aparecida
sobre el proyecto el 1 de septiembre de 2013
Artículo de Margalida Bonnes de
Arabalears
"Ahora pasan las fabricantes ",
dice alguien. Asoma por la ventana y una multitud de mujeres-en alguna
época eran más de ciento bajan la calle hacia una dirección común: la fábrica
de tejidos, el trabajo.Algunas de ellas protegidas con una sombrilla. Estamos
en Bunyola en algún año del siglo XX. Hoy, año 2013, la fábrica es un
bloque de pisos y una historia que sólo conocen, en trozos, los que la
vivieron. Dos de aquellos parasoles que protegían las trabajadoras del
calor, ahora desgastados y con algún descosido, se exhibirán en una exposición
que conmemorará el centenario de la inauguración del que todavía se conoce como
"sano Fábrica". Los muestran, orgullosas, las tres mujeres que
la han hecho posible y que se han propuesto rescatar del olvido la historia de
la fábrica que marcó la vida de Bunyola durante más de setenta años y
transformó su paisaje económico y social.
Bárbara Suave, Caterina Garcias y
Paquita Canals han trabajado durante cuatro años para reconstruir el relato de
las fabricantes . Lo que en un principio iba a ser la grabación
del testimonio oral de algunas antiguas trabajadoras, ha surgido un documental
y una exposición que darán luz a una parte esencial de la historia
contemporánea del pueblo.
"Nuestra inquietud, cuando
empezamos, era buscar la voz de las mujeres para recobrar la memoria, su
patrimonio intangible, y ponerlo en valor", dice Garcias. "Casi
todas las familias de Bunyola tienen alguien que ha trabajado en la
fábrica", explica Suave, pero eso no significa que hablen.Tampoco existe
ningún estudio histórico. Por este motivo, al principio se esperaban
encontrar tan sólo una docena de testigos, pero ahora tienen más de cien. Alguna
de las entrevistadas, desgraciadamente, no podrá ver el trabajo terminado
porque ha muerto durante estos años.
Imagen del artículo |
La tarea de tejer la historia de
estas mujeres ha sido laboriosa y llena de alegres coincidencias. Suave,
Garcias y Canales han realizado varios viajes a Barcelona, donde han
contactado con descendientes de los que fueron regentar la fábrica en su época
de máximo esplendor, como el empresario textil Manuel Perdigón y Cortés,
miembro de la burguesía catalana y aficionado a la fotografía. Algunas de
sus imágenes, inéditas, se podrán ver en la muestra.
La fábrica
La fábrica de tejidos de Bunyola se
inauguró el día de San Mateo de 1913.Hacía dos años que había llegado la
electricidad al pueblo y uno que se paraba el tren. Las buenas
comunicaciones, el acceso a una mano de obra barata y la "paz
social", explica Bárbara, fueron seguramente los motivos que empujaron
unos empresarios sollerenses a fundar esta fábrica en el pueblo vecino.
Sus trabajadores, un 80% de los
cuales eran mujeres, pasaron del campo, un trabajo duro, mal remunerado y
esclavo de la meteorología, en la fábrica, un puesto de trabajo a cobro, con un
sueldo seguro y hasta un contrato que les podía garantizar una pensión. Con
ellos, Bunyola entró en la época industrial y muchas familias lograron una
cierta estabilidad económica.
Siete generaciones
El telar dio trabajo a siete
generaciones de mujeres. La mayoría de ellas trabajaban hasta que se
casaban o tenían un hijo. Eran, por tanto, muy jóvenes. "Nos
cuentan aquella época como una etapa muy feliz de la vida", dice Suave. Seguramente,
el contraste con el trabajo en el campo, la juventud y el recuerdo lejano hace
que no tengan en cuenta las condiciones duras de trabajo que probablemente
debían soportar, según explican las investigadoras.
Cuando la fábrica cerró
definitivamente en 1984, se vació por completo.Nadie valoró el material como un
patrimonio que se tuviera que conservar y su historia quedó esparcida en
trocitos, en la memoria de los que habían trabajado y en los documentos y
utensilios que uno u otro podía guardar.Es por eso que no se sabe ni siquiera
qué cantidad de trabajadores exacta tenía. El testimonio oral de las fabricantes se
ha convertido, por tanto, el hilo conductor con el que se ha comenzado a
reconstruir la historia fabril de Bunyola.
*Texto original en catalán
Un
proyecto de búsqueda presente y activo en la red.
*Texto original en catalán
El
recuerdo es mejor que la realidad de la vida en la fábrica.
*Texto original en catalán
http://www.arabalears.cat
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