El Centro de Investigación y
Conservación del Patrimonio Cultural, otorgará al Taller de Carretas Eloy
Alfaro, de Sarchí, el reconocimiento de Patrimonio Histórico-Arquitectónico, al
ser un sitio que representa un testimonio excepcional del desarrollo industrial
en la zona y, que conserva con integridad y autenticidad su función y operación
hasta la actualidad.
Según indica la declaratoria, la labor que se realiza en el Taller de Carretas Eloy Alfaro desde hace casi nueve décadas, forma parte de la cultura inmaterial de Sarchí, que da a conocer labores artesanales propias del lugar y constituye un legado para las futuras generaciones y ejemplo de las manifestaciones culturales de Costa Rica.
La firma del decreto se realizó este 28 de agosto de 2013, en el taller, ubicado en Sarchí de Valverde Vega, en Alajuela. El acto contó con presencia de Manuel Obregón, ministro de Cultura y Juventud; Ileana Vives, directora a.i. del Centro de Patrimonio; Luis Antonio Barrantes, alcalde municipal; Fred Alpízar, presidente municipal, así como familiares de Eloy Alfaro.
Manuel Obregón, ministro de Cultura y Juventud, afirmó que “este taller testimonia la preservación de la memoria del trabajo y el rescate de los sitios más significativos del pasado productivo en la comunidad de Sarchí, reconocida como cuna de la carreta y de la artesanía nacional”.
“Es importante que las labores de gestión del patrimonio industrial o acciones tendientes a lograr una conservación sustentable de este patrimonio, se fundamenten en el pleno conocimiento de la actividad industrial específica, su vinculación con el sitio a proteger y el diálogo con la comunidad laboral y social en general, de manera que su técnica de operación no pase al olvido y su significación siga generando elementos de identidad, orgullo y arraigo a la comunidad”, agregó el ministro.
Por su parte, Ileana Vives, directora a.i. del Centro de Patrimonio, explicó que el Taller de Carretas Eloy Alfaro, es “un documento histórico vivo, que actúa como ventana arqueológica de una fábrica que incorporó la energía cinética a partir del uso de un molino de agua o noria que hace funcionar un sistema de poleas y bandas que producen el movimiento necesario que hace trabajar las diferentes herramientas, así como el accionar de un sistema de tubería de aire que hace funcionar el “fuelle” con el cual se lleva a cabo el herraje de las ruedas de la carreta”.
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La carreta y el desarrollo industrial. El Centro de Investigación y
Conservación del Patrimonio Cultural, elaboró un informe técnico, con aportes
de la historiadora Sonia Gómez Vargas, y los arquitectos Ileana Vives Luque y
Carlos Laborda Cantisani, funcionarios de la institución.
Con base en este estudio, Vives afirmó que el Taller de Carretas Eloy Alfaro, es un vivo ejemplo del “desarrollo industrial y artesanal; un tejido histórico aun en uso que documenta un ingenioso sistema mecánico hidráulico que funciona hasta el presente y, que constituye un testimonio del desarrollo industrial de nuestro país en general y, de la técnica de fabricación de carretas en particular”.
Con base en este estudio, Vives afirmó que el Taller de Carretas Eloy Alfaro, es un vivo ejemplo del “desarrollo industrial y artesanal; un tejido histórico aun en uso que documenta un ingenioso sistema mecánico hidráulico que funciona hasta el presente y, que constituye un testimonio del desarrollo industrial de nuestro país en general y, de la técnica de fabricación de carretas en particular”.
“Todo este escenario de la producción de carretas, y ruedas para carretas, constituye un documento de un pasado productivo que hace un tratamiento integral de los recursos naturales y culturales, en un entorno preservado hasta la fecha”, agregó Vives.
“El taller de don Eloy Alfaro evidencia un proceso de producción, en el que se conservan los elementos fundamentales de este mismo proceso, siendo un testimonio de preservación de la memoria del trabajo y el rescate de los sitios más significativos del pasado fabril en la comunidad de Sarchí. El taller posee valor histórico, tecnológico y científico en el marco de la historia de la producción decarretas en Costa Rica, siendo la localidad de Sarchí reconocida como cuna de la carreta y de la artesanía nacional, constituye un testimonio de la ingeniería, la imaginería plástica y la construcción artesanal”, explicó la directora de Patrimonio.
“Este patrimonio industrial, incluyendo en él sus bases científicas, sus procedimientos y técnicas, relaciones medioambientales, contenidos simbólicos y paisajes, emergen como un yacimiento de recursos culturales de enorme significación, para actuar como un eje generador de acciones de investigación, creación, difusión y dinamización económica”, concluyó la directora.
Posterior a la firma del decreto por parte del Ministro de Cultura, se enviará a Casa Presidencial, para la firma de Laura Chichilla, Presidenta de la República.
El
patrimonio industrial tico viaja sobre ruedas de carreta
“La carreta puso a caminar a este
país”. En una oración de ocho palabras, Uriel Alfaro resumió el aporte de este
rústico vehículo de madera al transporte y al desarrollo económico de Costa
Rica.
Desde que era un chiquillo de 12
años, las carretas entraron en la vida de este sarchiseño por los cinco
sentidos: sus ojos se deslumbraron con los coloridos diseños; sus manos
trabajaron la madera y forjaron el hierro; su nariz aspiró las partículas de
polvo y sus oídos se deleitaron con el arrullador “canto”. Y hoy, a sus 74
años, él saborea el orgullo de ser parte de la fábrica de carretas que fundó su padre
Eloy Lolo Alfaro en 1923 y que será declarada patrimonio industrial
de Costa Rica.
Esta es la primera vez que se
designa esta categoría dentro de las declaratorias patrimoniales, según
confirmó la directora a.í del Centro de Patrimonio, Ileana Vives. “La fábrica de
carretas de Eloy Alfaro en Sarchí es un claro ejemplo de patrimonio industrial,
un enfoque más amplio que va más allá del valor arquitectónico e histórico del
edificio”, explicó Vives.
De acuerdo con la directora, esta
categoría reconoce varios aspectos: la maquinaria y herramientas, las técnicas
artesanales con las que se fabrican las carretas, la transmisión de
conocimientos de generación en generación, el valor simbólico para la comunidad
de Sarchí y, por su puesto, el significado que tiene la carreta para Costa
Rica.
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“Esta categoría rescata a la fábrica
como un documento vivo del desarrollo tecnológico de una época, pero también
reconoce la dimensión social, pues está asociado a la organización del
trabajo”, dijo.
Rueda el progreso. Una enorme
rueda hidráulica de 4,5 metros de diámetro y 12 caballos de fuerza, gira sin
cesar para mover el agua que genera la energía con la que operan todas las
máquinas. El agua proviene de una naciente del río Trojas.
La rueda fue colocada en 1965 y es
la tercera y la más grande que existido en la fábrica desde su fundación. Don
Fernando Alfaro, hermano mayor de Uriel, recuerda entre risas el día en que la
cambiaron. “Papá iba para San José y me encargó desarmar la rueda vieja para
colocar la nueva. Yo sabía que las muñoneras estaban muy gastadas porque eran
de palo. Las cosa es que no hubo necesidad de ‘apear’ la rueda’ porque se cayó
sola”, narró Alfaro, de 84 años.
Al igual que su hermano, don
Fernando recuerda dirigirse directo de la escuela a la fábrica a ayudar en lo
que fuera. “Uno empezaba pintando, porque era el oficio más sencillo, pero poco
a poco mi papá lo ponía a uno a hacer trabajos con la madera o el hierro. Yo me
dediqué más a la ebanistería”, declaró.
La historiadora del Centro de
Patrimonio Sonia Gómez subrayó que en la fábrica de Eloy Alfaro se realizan
todos los procesos para la fabricación de carretas desde el corte de la madera
hasta la decoración artística. Uno de los más llamativos es el herraje de la
rueda; es decir, el montaje de la estructura de madera dentro de un aro de
metal mediante un proceso totalmente artesanal. “Es un proceso que toma un par
de minutos, pero exige un una gran precisión y pericia, pues se maneja fuego”,
detalló.
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El primer paso es poner a calentar
–durante 45 minutos– un horno de leña colocado en el suelo. Este se enciende
con un soplete. Cuando el fuego está “al rojo vivo” se coloca el anillo de
hierro y, cuando este se pone incandescente, dos personas lo retiran del fuego
con ayuda de unas pinzas gigantes. El aro caliente se coloca alrededor del
armazón circular de madera, que a su vez está atornillado en otro espacio. Ahí
se termina de ajustar el anillo con ayuda de unos mazos y posteriormente se
echa agua para evitar que se queme la madera. Este es uno de los principales
atractivos de los cientos de visitantes que se acercan al lugar que hoy es
administrado por los hermanos Cruz Rojas.
La fábrica de Eloy Alfaro se ubica
150 metros al norte de la esquina noreste de la plaza de deportes en Sarchí
Norte.
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