Información extraçida del artículo
“Pedalear y pedalear la ría” de Josu García en El Correo
En este artículo proponen una ruta
urbana en bicicleta de una extensión aproximada de 15 kilómetros entre
Barakaldo y Bilbao, a través de vestigios industriales y otros interesantes
rincones.
Datos
de la ruta
Distancia en kilómetros: 15,5 (si la hacemos de ida y vuelta
serán unos 30).
Desnivel: 70 metros positivos.
Dificultad física: Muy baja.
Dificultad técnica: Muy baja.
Duración: Entre 2 y 3 horas.
Lugares de interés: Edificio Ilgner, cargadero de
mineral de la Franco-Belga, puente de hierro de Alzola, Museo Marítimo, entorno
de Zorrozaurre.
Observaciones: Ideal en verano. En invierno hay
barro cerca de Lutxana.
.
Precauciones: Hay que tener cautela en dos
puentes que se atraviesan por un paso inferior en Barakaldo. No tienen mucho
galibo y uno de ellos, especialmente, está en curva. Hay un espejo para
evitarnos sorpresas. El tramo entre Lutxana y Zorroza conviene hacerlo con
cuidado y con rapidez para no estar mucho tiempo expuesto a los coches. Cuidado
con los peatones. Por desgracia su presencia en los bidegorris, ocupando el
espacio reservado para las bicicletas, es constante. En algunos puntos
tocaremos aceras. Es conveniente bajarse.
La
jornada arranca en el BEC, a donde podremos arribar, como siempre, en
transporte público o en vehículo privado -hay un buen parking donde estacionar
el coche-. La mole de hormigón y cristal de la nueva feria de muestras de
Barakaldo contrasta con el resto de edificios y vestigios de la época más
fabril que vamos a contemplar a lo largo del día.
Tomamos
el bidegorri, que nos acompañará durante gran parte del trayecto. Atravesamos la
parte más moderna y puede que bonita de Barakaldo. Los barrios de
Arteagabeitia y Zuazo, con una distribución urbana cuadrada y surcada por una
gran avenida. También vemos el Megapark y, poco a poco, subimos hacia la zona
del cementerio, con las moles de las torres de San Vicente de fondo.
Tras
llegar al camposanto giraremos para abandonar durante unos pocos metros el
carril bici, con el objetivo de alcanzar la ribera del río Galindo, donde
volveremos a disfrutar del camino reservadoo a los ciclistas. Sin mayores
novedades y tras pasar por debajo de dos puentes (precaución porque la altura
de galibo es baja y están en curva) desembarcaremos ya en la zona Urban de
Barakaldo, el barrio residencial más moderno del municipio. Pero muy cerca
quedan dos hitos en los que merece la pena desviarse momentáneamente:
el edificio Ilgner y las antiguas oficinas de Altos Hornos de
Vizcaya (AHV).
Ambos
inmuebles conservan el sabor de la arquitectura racionalista. El primero fue
una central de transformación eléctrica de recios muros y elevados
contrafuertes. Hoy es la sede del Cedemi, entidad que trabaja para promover
proyectos empresariales en la zona. La otra construcción fue durante décadas el
cuartel general de una de las compañías más poderosas y pujantes de Bizkaia.
Poco
a poco llegamos a la desembocadura del Galindo, justo en el punto donde
confluye con la ría. Pedaleamos entre casas de nuevo cuño, en un espacio llano
por el que se avanza con facilidad. De frente vemos Erandio. También se puede
observar al gasolino que va y viene entre ambas poblaciones. Hoy sólo
queda uno de estos pequeños barcos, aunque no es difícil imaginar que hubo más
de media docena funcionando al mismo tiempo, cuando miles de obreros se
desplazaban entre ambas márgenes.
En
la dársena que queda muy cerca del puente Rontegi hubo hasta hace pocos años un
pecio muy conocido. Solía estar frecuentado por cormoranes. Y no muy lejos,
siguiendo el espigón, se encuentra un monumento conmemorativo en muy mal estado
de conservación. Se trata de una cruz que rinde homenaje a los presos del bando
franquista que fueron linchados hasta la muerte por una muchedumbre
enfervorecida en los barcos prisión ‘Altuna Mendi’ y ‘Cabo Quilates’, durante
la Guerra Civil española. Después de que Bilbao sufriera el primer bombardeo
masivo contra población civil. Sus nombres apenas son legibles.
Imagen de la noticia |
Continuamos
el paseo, que ahora nos lleva a pasar por debajo del puente Rontegi, una
de las obras más importantes y espectaculares ejecutada nunca en el territorio.
Pero antes podremos observar el viejo cargadero de mineral de la extinta
compañía Franco-Belga. Desde esta estructura, que fue víctima de un pavoroso
incendio en el año 2000 y que después fue restaurada, se vertía el hierro a las
bodegas de los barcos para su exportación.
La
ruta sale ahora del camino y se adentra en una zona de maleza. En otoño e
invierno suele haber mucho barro y fango. Nos separamos de la ría y pronto
llegamos al campo de fútbol de Lutxana. Su nombre: Serralta. Lo que
durante muchos años fue un terreno de arena hoy es un moderno campo de hierba
artificial, testigo de cómo cambian los tiempos.
En
este punto tenemos que atravesar la zona más peligrosa de la excursión.
Tendremos que arribar aZorroza a través de la carretera que baja desde
Burtzeña. Es momento de apretar el ritmo para estar lo menos expuesto posible a
los coches. Y entramos en Bilbao a través de un puente que se levanta muy cerca
de la vieja pasarela de hierro del ferrocarril de Pablo Alzola, que fue
declarada monumento en 2005.
Y
de una vieja pasarela a una totalmente moderna, que tiene apenas un par de
años. Nos referimos al ‘scalextric’ para peatones y bicicletas que permite a
ciclistas y viandantes descolgarse desde la carretera de la ría hasta la misma
ribera, en Zorroza. A partir de aquí afrontamos la parte final de la
singladura, a través de un bidegorri que nos llevará a conocer la zona
de Olabeaga, conocido como territorio noruego, con sus características
casas de colores.
Como
recomendación final invitamos a conocer el Museo Marítimo y, por
supuesto, darse una vuelta por Zorrozaurre para conocer el pasado, presente y
futuro de esta península de sabor industrial (y olor a galleta durante muchos
años porque allí se ubicaba la fábrica de Artiach) que pronto será convertida
en una isla.
Fuente
información
No hay comentarios:
Publicar un comentario