Los molinos del parque del río
Guadaíra más próximos al casco urbano han sido objeto en los últimos años de
labores de restauración y periódicamente se someten a labores de limpieza y
mantenimiento. Pero más allá de ellos hay un conjunto molinero de gran valor y completamente olvidado por las
administraciones. La asociación ecologista Alwadi-ira ha asumido la
responsabilidad de salvar uno de ellos, el de la Boca, y cada año desde hace
cinco organiza una limpieza de la singular construcción.
Unas veinte personas de la entidad y
el grupo scout Qalat Chabir acometieron las últimas labores de mantenimiento. Se trata
sobre todo de eliminar las hierbas y la maleza que crece con fuerza en esta
zona y que deteriora su estructura. Se han eliminado arbustos e higueras
incrustados en sus paredes, se han cortado las malas hierbas y se ha liberado
de zarzas la atajea.
Ahora puede apreciarse mucho mejor
la estructura de este molino, uno de los más monumentales de la localidad. Este
molino, a diferencia de los que más conocidos del río Guadaíra, como los
de San Juan o Benarosa, no usa la fuerza de la corriente del río para moler,
sino que emplea el agua de un arroyo
que canaliza hasta el interior del molino mediante la atajea.
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El molino de la Boca, también
conocido como de la Fortuna, forma
parte de un conjunto de construcciones situadas junto al arroyo de Marchenilla que
constituyen una segunda unidad productiva distinta a la asociada al río
Guadaíra. Este arroyo, ahora muy mermado en su caudal servía históricamente de
conexión entre la zona de Gandul y el Castillo de Marchenilla y el río
Guadaíra, en las proximidades de otro molino, el de la Aceña. El conjunto
molinero de esta zona está formado por otras construcciones como Granadillo,
San José o Pared Alta. Existe constancia de que iniciaron su actividad en la
baja Edad Media, entre los siglos XIV y XV, si bien sufrieron transformaciones
y reedificaciones en la Edad Moderna (siglos XVI-XVIII).
La labor de Alwadi-ira en el molino
de la Boca tiene un efecto práctico, pero también quiere servir como denuncia
pública del «lamentable estado en que
se encuentra la gran mayoría del valiosísimo patrimonio que tiene como eje el
río Guadaíra», afirman.
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