Han aparecido diferentes noticias en
prensa sobre la polémica que se ha formado por la nueva construcción que corona
Tabakalera de San Sebastián, se trata de de un "prisma", el cual no
ha gustado a muchos ciudadanos que han mostrado su disconformidad por este
nuevo "elemento"
Fuente imagen http://www.diariovasco.com |
Noticias
aparecidas en prensa.
El
polémico prisma de Tabakalera
El prisma de Tabakalera estaba
llamado a convertirse en el emblema significativo del nuevo edificio. Sin
embargo, la estructura se ha convertido en objeto de polémica. Numerosos
ciudadanos se han dirigido en las últimas semanas a este periódico para mostrar
su disconformidad con esta intervención arquitectónica. Las dimensiones y el
aspecto exterior centran la mayoría de las críticas.
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La lectora Onintze Sánchez comentaba
el pasado 21 de octubre en la sección Sirimiri de la edición impresa de El
Diario Vasco que «Algo que, según el proyecto, era un atractivo prisma
acristalado, luminoso y futurista sobre la fachada de piedra, lo han cubierto
en su mayor parte con una especie de malla sólida e impactante, de estética
horrorosa, sin incorporar ninguna modernidad, lo que rompe con la belleza del
edificio de piedra de principios de siglo pasado. Tan solo han dejado
acristalado una pequeña parte baja del citado prisma sobre la fachada. ¿Cómo
han podido incorporar semejante cambio los arquitectos de la obra? Alguien
desde el Ayuntamiento debería de pedir explicaciones para que, por favor, den
una solución a ese levante, que en principio iba a ser acristalado, y que ha
quedado comprimido en esa estructura sólida enorme y de tan poco gusto que se
ve desde buena parte de la ciudad».
Por su parte, la lectora Mercedes
Fuentes Sagardia mostraba su disconformidad en su escrito en el Sirimiri del
día 18 de octubre. «La persona que haya autorizado el levante en el edificio de
la Tabakalera merece una denuncia en toda regla. Es un atentado contra la
estetica».
Gerardo por su parte consideraba en
la misma sección el día 16 de este mes que «el elegante edificio de la antigua
Tabacalera resultaba imponente contemplado desde el paseo del río o desde el
paseo del Duque de Mandas. Estas perspectivas desaparecieron para siempre con
el levante de cristal que alguien ideó. Con el posterior recubrimiento metálico
el efecto estético es aún peor. Pienso que este engendro, concebido en la etapa
Elorza y realizado en la etapa Izagirre, significa un paso más en la
vulgarización estética de nuestra ciudad.
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Opiniones estéticas aparte, que siempre son
subjetivas, no sé si el gasto energético necesario para calentar ese espacio en
invierno y enfriarlo en verano es muy ecológico, ahora que la ecología, al
menos en teoría, está tan de moda. Me pregunto si los actuales responsables del
Ayuntamiento permitirían una actuación semejante en un edificio privado».
Los
arquitectos de Tabakalera defienden el controvertido aspecto del nuevo prisma.
Elemento distintivo del proyecto de
rehabilitación de Tabakalera que ganó el concurso público y llamado a
convertirse en emblema identificativo del nuevo centro internacional de cultura
contemporánea, el prisma que corona la antigua fábrica de tabacos se ha
transformado en motivo de polémica. Han sido numerosos los ciudadanos que en
las últimas semanas se han dirigido a este periódico para mostrar su
disconformidad con esta intervención arquitectónica. Las críticas se han
centrado tanto en las dimensiones y la escala del levante como -sobre todo- en
su aspecto exterior. Los responsables aseguran que las medidas del levante son
las previstas y que la malla metálica es necesaria para proteger el interior de
los rayos solares.
«Algo
que, según el proyecto, era un atractivo prisma acristalado, luminoso y
futurista sobre la fachada de piedra, lo han cubierto en su mayor parte con una
especie de malla sólida e impactante, de estética horrorosa, sin incorporar
ninguna modernidad, lo que rompe con la belleza del edificio de piedra de
principios del siglo pasado», señalaba Onintze Sánchez en una carta publicada
el pasado día 21 en la sección Sirimiri de este periódico. El escrito de la
lectora se hace eco de otros del mismo tenor, cuyos autores lamentan el aspecto
exterior del prisma y, en especial, su posterior revestimiento metálico.
Respecto a la cuestión de las
dimensiones del prisma, tanto los responsables del proyecto, Jon y Naiara
Montero, como la arquitecta de Tabakalera, Amaia Elbusto, confirman que la
estructura responde a las medidas previstas en el proyecto. «Hay un archivo de
imágenes virtuales que se presentaron al concurso de arquitectura reflejaban
una volumetría similar a la que hay ahora», explica Elbusto. Con una superficie
de 23 por 58 metros sobre los 112 por 76 que tiene en total la cubierta de
Tabakalera, el prisma alcanza una altura de 9,5 metros en el centro y de trece
metros en sus extremos.
En cuanto a la malla metálica que
recubre el prisma de cristal, el objetivo es «controlar el asoleamiento»,
explica la arquitecta de Tabakalera. Tanto Elbusto como Jon Montero coinciden
en señalar que esta película de metal 'deployé' permitirá un ahorro energético
importante ya que de lo contrario el calentamiento que experimentaría este
espacio expuesto directamente a los rayos de sol redoblaría el gasto destinado
a mantener la temperatura idónea en el interior. En cualquier caso, no se trata
de ningún sistema innovador ya que el propio edificio de Onkologikoa está
también recubierto de una instalación similar, al igual que el New Museum de
Nueva York.
Además, los arquitectos destacan que
las vistas desde el interior de este levante, que acogerá un restaurante y una
terraza al aire libre, no se verán afectadas por la malla metálica. Por el
contrario, sí altera su aspecto exterior, pero en este punto, Montero considera
que «al ponerle al prisma el vestido de 'deployé' se consigue reducir la
presencia del vidrio tan agresivo, con una tonalidad suave que permite
adecuarse al color del edificio, a la vez que proporciona la protección solar».
El color elegido ha sido un tono dorado suave por decisión de la «dirección de
la obra», según aclara Elbusto, ya que los pliegos del concurso no
especificaban nada en lo que respecta a colores.
«Había libertad total para elegir»,
señala la arquitecta del centro, que rehúsa opinar sobre la elección final ya
que «no me corresponde». Jon Montero defiende la elección ya que considera que
la malla gris añade «un elemento cromático muy interesante» en contraste con el
resto del edificio, construido en piedra.
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«Responde a lo previsto»
Montero defiende su proyecto 'Tres
en raya' y asegura que el prisma «ha quedado tal y como estaba en el proyecto
que ganó el concurso y como consta en la licencia de obra», aunque reconoce que
originalmente «debería haberse convertido en una entrada de luz hasta los pisos
inferiores», cosa que finalmente no sucederá porque «se ha ido cerrando».
Montero sostiene que el resultado «responde a lo previsto». Los dos arquitectos
también creen que la creación de un cuerpo nuevo en lo alto en la antigua
fábrica de tabacos ha podido causar un cierto impacto en la ciudadanía, que se
difuminará con el tiempo y una vez que el restaurante entre en funcionamiento».
A juicio de Montero, «es evidente
que aparece un volumen nuevo que antes no estaba», pero que «armoniza con lo
previsto en el concurso. Otra cosa es debatir sobre si tenía que haber un
prisma o no», pero ése es un terreno en el que el arquitecto, como autor del
proyecto, entiende que no le corresponde entrar.
Aunque en un principio también se
contempló la posibilidad de que el prisma se iluminara por las noches e incluso
se barajó la idea de cambiara de colores -al estilo del Kursaal-, la primera
idea se desechó por motivos económicos y la segunda, por cuestiones estéticas,
lo que, en opinión del arquitecto del proyecto de rehabilitación, constituye un
acierto. «El prisma forma parte de un conjunto y quizás podría destacar
excesivamente». Montero considera que la apuesta por este nuevo elemento
arquitectónico «podría haber acabado mal, pero la resolución ha resultado
bastante equilibrada». La arquitecta del centro sostiene que el prisma «cumple
el objetivo de dar visibilidad a un edificio que siempre ha estado oculto desde
el resto de la ciudad».
En todo caso, los dos arquitectos
coinciden en manifestar su respeto por todas las opiniones y, en palabras de
Amaya Elbusto, consideran que «afortundamente, la gente está al tanto de la
obra, habla de lo que se está construyendo y eso está muy bien». La referencia
del Kursaal, que en un principio también generó rechazo en algunos sectores de
la ciudadanía, también está presente en algunos lectores, que piden esperar a que
la obra esté finalizada y el prisma en funcionamiento antes de emitir un
juicio.
El proyecto 'Tres en raya', firmado
por los arquitectos Jon y Naiara Montero, se proclamó ganador del concurso
público convocado por el Centro Internacional de Cultura Contemporánea en 2088
y al que se presentaron otros sesenta proyectos para la remodelación de la
antigua fábrica de tabacos. Así lo decidió un jurado presidido por el entonces
alcalde de Donostia, Odón Elorza, en calidad de presidente de turno del CICC, y
del que también formaron parte, entre otros, la entonces consejera de Cultura y
actual concejala, Miren Azkarate; el viceconsejero de Cultura, Joxean Muñoz
-entonces director del centro-, y la diputada foral de Cultura, María Jesús
Aranburu. En aquel momento, la fecha prevista para inauguración del centro era
2013.
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